He leído con interés la nota firmada por la profesora Elia Ana Bianchi de Zizzias, que apareciera en Los Andes el pasado 17 de abril.
La autora no cree que la comunidad universitaria sea lo suficientemente consciente para expresar un voto responsable en el marco del sistema de elección directa para elección de autoridades.
En su opinión es demasiado avanzado para la actual madurez política de los claustros.
En una nota del 1 de agosto de 2014 ("La reforma electoral universitaria: un análisis político") expliqué que contrariamente al entusiasmo generalizado, el nuevo sistema tenía el funesto efecto de introducir definitivamente la elección del rector en la agenda de los partidos políticos, eliminando la posibilidad de que la puja se planteara en términos de la naturaleza y dinámica de la propia institución.
La autora lamenta la nueva temporada de negociación y reclutamiento que han iniciado los operadores partidarios con vistas a la elección del 7 de junio. Pero al parecer sólo le molesta la actividad de la parcialidad peronista.
Sólo la particularidad de que representan a la conducción actual disimula el hecho de que los operadores radicales hacen exactamente lo mismo.
Fue así en la elección anterior. Basta recordar el tristísimo espectáculo del escrutinio de la segunda vuelta, en la que el festejo de la actual fórmula se convirtió en un acto partidario de la UCR.
Sería ingenuo pensar que recién ahora los partidos políticos se inmiscuyen en el Gobierno universitario. Durante casi tres décadas la UNCuyo fue gobernada sin interrupción y sin oposición por la coalición de peronistas y radicales, que componían el bloque llamado "progresista". La ruptura de esa coalición tuvo el triste beneficio de poner de manifiesto la verdadera lógica del poder en la universidad.
Con ánimo confrontativo la autora afirma que unos son herederos de la Reforma del '18 y los otros no. Al parecer esa distinción no fue relevante en los tiempos de "bloque progresista".
Resulta impostergable para la universidad argentina suspender la conmemoración celebratoria y autocomplaciente de la Reforma y aprovechar su centenario para analizar críticamente sus postulados. La universidad de la burocracia y el espíritu de facción es, indiscutiblemente, su heredera.
Héctor Ghiretti
Profesor universitario