El gobernante Partido Popular será el partido más votado de las elecciones generales en España con un 28,69 de los sufragios, que le concederá 122 escaños en la cámara de 350 puestos, con el 91,94% de los votos escrutados.
Por detrás quedará el socialista PSOE con 91 escaños, el nuevo partido de izquierda radical Podemos con 42 escaños y Ciudadanos, otro recién llegado a la cámara, con 40 diputados.
Los datos proporcionados por el gobierno indicaban que el PP no lograría una mayoría absoluta - la mitad más uno de los puestos del Parlamento- en la cámara de 350 diputados aunque se aliara con Ciudadanos, lo que abriría la puerta a una posible alianza entre partidos de oposición para arrebatar la presidencia al PP.
Además, los resultados suponen una transformación radical de la escena política española, dominada por PP y PSOE durante las últimas tres décadas, con la irrupción de Podemos y Ciudadanos en el Parlamento.
Regeneración democrática
La crisis con las dolorosas políticas de austeridad, un alto desempleo (hasta el 27% a principios del 2013), y los escándalos de corrupción que alcanzaron incluso a la hermana del rey Felipe VI, indignaron a los españoles.
Podemos y Ciudadanos irrumpieron entonces con la bandera de la regeneración democrática y la honestidad, que guiarán sus exigencias a la hora negociar su eventual participación en gobiernos.
Aunque el desempleo se ha reducido, sigue afectando a uno de cada cinco activos y los nuevos empleos son muy precarios. El crecimiento, que se ha reactivado, tampoco llega todavía a todos.
"Llevamos muchísimos años de bipartidismo y hay que renovar la política, PP y PSOE se han acomodado y olvidado de nosotros. Hay que darles una oportunidad a los nuevos", afirma a la AFP Francisco Pérez, un transportista autonómo, de 53 años, que confiesa haber votado a Podemos.
Este partido anti austeridad, fundado a principios de 2014, canalizó la indignación de los miles de manifestantes que salieron a las calles en 2011 y 2012. Ciudadanos también irrumpió a nivel nacional a finales de 2014.
Ante los partidos emergentes, Rajoy, de 60 años, abogó por la "seguridad" y la continuación de una gestión sana de las finanzas públicas que garantice las pensiones, advirtiendo contra los "experimentos".