El Gobierno sabe que gran parte de su suerte en relación al resultado electoral está relacionado con lo que pase con el tipo de cambio. Los movimientos de la divisa tienen una correlación negativa muy alta con la confianza de los consumidores y con la confianza en el Gobierno. Es decir, cuando el dólar sube, cae la confianza y viceversa.
Desde que el FMI autorizó al BCRA a intervenir en el mercado para poder calmar el nerviosismo en el dólar, la volatilidad de la divisa se desplomó. Desde entonces, el tipo de cambio cayó un 9,4%, las acciones recuperaron mas de un 45% en moneda dura y el riesgo país cayó un 15%, alejándose de los 1000 puntos y acercándose a los 800 puntos.
Gran parte del futuro de Mauricio Macri está en las manos de Guido Sandleris, presidente del Banco Central. Mientras que el titular de la autoridad monetaria logre mantener el tipo de cambio a raya y estable, la confianza de la población mejora.
Esto se verifica en las primeras encuestas que circularon en los últimos días, y también con indicadores objetivos, y respetados en el mercado y en el ámbito político y económico. Entre ellos aparece la confianza del Consumidor elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella y la confianza en el Gobierno elaborado por la misma institución.
Se observa que mientras el dólar apuntaba al alza, el nerviosismo en el mercado cambiario se acrecentaba y, la confianza del consumidor (verde) y en el Gobierno (rojo), apuntaban a la baja. El mínimo de la confianza en la gestión macrista se tocó en abril, mientras que el mínimo en la confianza del consumidor tuvo su peor momento en diciembre pasado, realizando una especie de “doble piso” entre marzo y abril.
Desde que la estabilidad cambiaria se consolidó en las ultimas semanas, tanto la confianza del consumidor como en el Gobierno repuntaron. El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) actualmente mide 1,86 puntos. Con una suba estadísticamente significativa del 15% respecto a mayo, el índice experimenta la variación intermensual positiva más pronunciada desde el comienzo del gobierno de Macri.
De esta manera, el último resultado implica una mejora significativa, cambiando la tendencia de mediano plazo y regresando a niveles registrados de mediados de 2018. En aquel momento, la tendencia era a la baja. Hoy, más cerca de las Elecciones, la tendencia es al alza. Aun así, hay que resaltar que, en términos interanuales, sin embargo, el ICG cayó 9%.
Junto a la suba estadísticamente no significativa registrada en mayo (5,6%), la medición de junio sugiere que la paz cambiaria registrada en el último bimestre ha redundado en beneficio de la imagen del Gobierno. "A ello también puede haber ayudado el clima de campaña que empezó a gestarse con la definición de las principales candidaturas presidenciales en las últimas semanas”, explicaron en el informe de la UTDT.
En resumen, se nota un cambio en la tendencia de distintas variables que fueron muy negativas para la dinámica económica, financiera y política argentina. Mientras el dólar subía, caía la confianza en el consumidor, agravando la situación económica, haciendo que la inflación sea más alta por traspaso a precios de la suba del billete. Este escenario negativo agravaba la crisis política y generaba una mayor inestabilidad cambiaria. Así se potenciaba el escenario económico y financiero.
Con un dólar a la baja, la confianza al consumidor y al Gobierno están mejorando. De igual manera, la inflación muestra signos de desaceleración, permitiendo que el riesgo país corrija a la baja. Así, se cambia el humor en el mercado y en la sociedad. La clave, una vez más, es el dólar y por ello, gran parte del futuro del Gobierno hoy depende de Sandleris.