A pesar de los últimos avances como el fenómeno de las “plus size models”, o la creación de tallas grandes por parte de retailers como Mango, en la Industria de la moda aún hay mucho que hacer por la concientización real, y la búsqueda de unos cánones estéticos saludables.
La alarma salta ahora porque J. Crew acaba de anunciar el lanzamiento de la talla “XXXS”. Para empezar, algo que sea extra- extra- extra “algo”, no puede ser bueno. Y si hablamos de un talle (diminuto) menos aún. Para que nos entendamos, en Estados Unidos la llaman la “size zero” y en España, su equivalente sería la talla 26.
Paradójicamente, mientras algunas (anti)modelos hacen políticas de #eatGirl o acuñamos el término #fashionista, las mujeres reales, en los probadores, se topan con un fenómeno conocido como “vanity sizing” que básicamente viene a decir que la relación numérica de las tallas ha perdido ya todo su sentido, y éstas no sirven de referente cuando una misma mujer puede tener una talla 36, 38 y una talla 40 en su armario.
Desde J.Crew, después de ver el bombardeo mediático, han declarado que la creación de la talla XXXS responde a una demanda por parte del mercado asiático (concretamente, a los clientes de Hong Kong), que exigían tallas más pequeñas de las que la marca diseñaba. Por ahora, estas declaraciones no han apaciguado los ánimos en la red y deberá esperarse para ver cómo sale parada la marca de este tema. No es la primera vez que una firma pierde el control de su imagen.
En las tiendas estos casos se hacen palpables, pero en realidad los puntos de venta son el último eslabón de la cadena. Las tallas de showroom, las de los desfiles y las sesiones de fotos, tampoco suelen corresponderse con las proporciones de una mujer saludable y, salvo aquellos casos en que la herencia genética ha obrado milagros, las modelos también tienen que hacer importantes esfuerzos para mantener su trabajo. Tal vez desde ahí debería de empezar a cambiar todo porque, si no, ¿qué cabe esperar después de la talla cero?