El ascensor se detiene en el sexto piso y basta subir unos pocos escalones para encontrarse con el maravilloso mundo del doctor Casares. Mientras en la parrilla Sergio Versaci hace de las suyas, Fernando Giménez maneja el mouse como un director de cámaras para proyectar en las pantallas led que rodean el interior “quincho” los videos de proezas, goles, atajadas o jugadas de la figura en cuestión. Todo está perfecta y armoniosamente alineado. Los individuales temáticos decoran la fastuosa mesa en la que los invitados compartirán no sólo el banquete sino, también, anécdotas, historias, reflexiones, cuentos, poemas.
Afuera, los flashes ya se posan en el ícono de ocasión proyectado en el mural de piedra y los invitados degustan de la “entrada en calor”. Al anfitrión, Oscar Ramón Casares, al que Osvaldo Lizzola definió como el Walt Disney del Fútbol, se le dibuja una sonrisa llena de placer. Y no es para menos. Su templo, su lugar en el mundo, pasó a ser algo así como uno de los parques de atracciones que el animador infantil posee en Orlando. Bienvenidos al maravilloso mundo del doctor Casares, un hombre común que se autodefine como “un revisionista que acumula datos de partidos, campeonatos y goleadores relacionados preferentemente al fútbol”.
Un coleccionista del merchandising del fútbol (pelotas, camisetas, llaveros, estadios), y un recopilador de libros, diarios y revistas que un día decidió tomar la decisión de comenzar a organizar agasajos a apellidos ilustres del deporte y hacer partícipes a sus amigos. Casi sin darse cuenta, de alguna manera, también comenzó a compilar afectos.
“Por amor al deporte, especialmente al fútbol y a la historia, me gusta homenajear a todas las figuras que nos han brindado tantas alegrías a los argentinos y mendocinos. Mi circunstancia de vida, el hecho de ser soltero y no tener mujer ni hijos, me permite homenajearlos en vida como una forma de compensación hacia ellos. También es una forma de cumplir mis sueños”, relata Oscar, con entusiasmo.
Agrega: “Mi primer deporte es el fútbol; el segundo es el boxeo y el tercero es el ciclismo, algo que tal vez coincide con los tres grandes ídolos del deporte mendocino: Víctor Legrotaglie, Nicolino Locche y Ernesto Contreras. No hay dudas de que uno aprendió a amar esos deportes a través de esos tres grandes emblemas”.
Casares recuerda que el primer agasajo fue a Leopoldo Jacinto Luque hace como tres años. Eso sí, “lamentablemente no conservo ningún registro de esa velada”, agrega.
Posteriormente fueron desfilando figuras de la talla de Víctor Legrotaglie, Tomás Carlovich, Darío Felman, Amadeo Carrizo, Ricardo Bochini, Ubaldo Fillol, José Pekerman, Claudio García, Ernesto Contreras, Juan Domingo Martillo Roldán, Pablo Chacón, Balbino Soria...
-¿Cuál fue el mejor obsequio que le hicieron?
-Los obsequios más importantes que conservo son los morales. Por ejemplo que Amadeo Carrizo cantara un tango y que después del evento subiera a mi departamento y atajara una pelota en el sillón del living. Pero más que nada, la satisfacción pasa por la presencia de ellos y también por el hecho de dar la alegría a los amigos de poder compartir un momento con personalidades admiradas del mundo del deporte. Jamás olvidaré el año pasado cuando Coqui Martínez, Jorge Atencio y mi sobrino Maxi Falcioni, organizaron mi cumpleaños sorpresa en el predio de ATSA y me encontré con todos mis amigos. Fue una noche inolvidable porque, además, Orlando Abraham me obsequió la camiseta de River que Juan Gilberto Funes usó en la primera final Interamericana de 1987 y el libro de Nicolino Locche, que me obsequió su hijo Lolo.
-¿Qué figura sueña con tener en breve en su templo?
-He hablado para traer a Francescoli y Alonso, pero mi sueño es traer a Kempes. Tengo una gran admiración por él.
Su amor por el Lobo mendocino
Además de coleccionista y revisionista de la historia del fútbol y el deporte en general, Oscar Ramón Casares es abogado y contador público nacional. Y, por si fuera poco, también existe otra faceta por la que es reconocido: es ferviente hincha de Gimnasia y Esgrima e integrante de la Comisión Directiva actual del Lobo. Es revisor de cuentas y durante la temporada pasada se puso al hombro la organización de los homenajes que el club realizó a referentes de la historia de Gimnasia. “Fue muy lindo, lo disfruté mucho. Así como también disfruto cada partido en el que me junto con ellos (por los ex jugadores) en la platea. Además, cuando el Lobo juega de visitante nos reunimos en casa a ver los partidos”, contó.
Los equipos del doctor
El Lobo de los últimos 55 años. "Está armado desde 1963, que es lo que vi. Si bien muchos futbolistas prefieren al 'Chalo', me quedo con el Gringo, un arquero extraordinario. Opté por el mejor, puesto por puesto. Tengo que dejar afuera a Rojas, Sosa, Torres, Vicino, Guayama, Zolorza, Herrera, Aceituno, Ojeda y Fornari."
Constelación de estrellas. "Ubico a 'Pipo' Rossi que indiscutiblemente fue el mejor en su puesto en la historia del fútbol argentino y era el ídolo de Rattín. He tomado el criterio de los jugadores que tuvieron más relieve internacional. El mediocampo es indiscutido y en el arco para mí Carrizo está un escalón por encima de Fillol."
Los 5 fantásticos. "Un equipo con un esquema netamente ofensivo en el que confluyen los cinco mejores futbolistas de la historia sumados a un '5' (Zidane) que, si bien está por debajo del resto, viene a ser el ensamble justo para todas las figuras que lo rodean. Al banco, Ronaldo, Garrincha, Eusebio, Puskas y Platini."