En el proceso interesan, sobre todo, dos momentos. El previo a las elecciones, de especial importancia para la adecuación de las campañas electorales, lo que ha llevado a la aparición de la técnica de los sondeos preelectorales, que ha alcanzado un trascendente desarrollo, tanto en lo que se refiere a las estadísticas de intención de voto como a su uso con fines propagandísticos.
El segundo momento surge a posteriori de las elecciones. Cuando llega la "hora de la verdad", dando paso al análisis de los resultados, interpretando y valorando lo que la realidad sin tapujos nos muestra.
En general se da a la geopolítica electoral un enfoque estructuralista, poniendo énfasis en los procesos que inciden sobre los votantes. La decisión del voto se ve entonces como el punto final de un proceso, resultado de las múltiples influencias que cada individuo recibe de los factores socio-ambientales.
Otro camino por el que lo geográfico sienta presencia en el proceso, es el que se deriva del ámbito territorial del estudio.
El territorio electoral
A los fines electorales, los Estados se dividen en circunscripciones, distritos, etc. Debemos reparar entonces que las características espaciales de estas divisiones tienen un elevado interés geográfico.
En el hecho territorial se debe distinguir dos aspectos, uno es la comunidad humana que lo habita y otro, son los aspectos físicos y materiales del propio territorio. Es decir, si por un lado se quiere actuar en y sobre el territorio y por el otro, consultar a quienes lo ocupan, su opinión y opción , respecto al programa social y territorial que se propone efectuar en él.
En el primero de los casos, lamentablemente, es común, que se manipulen los límites de una circunscripción electoral con el propósito de beneficiar a un partido y obviamente perjudicar a otros.
Esta espuria maniobra presenta diversos modos de implementación:
a) concentración activa: consiste en delimitar aquella forma de aglutinar en ese distrito, a los correligionarios, de manera de obtener la mayoría;
b) dispersión reductiva: disgregar el voto de un sector antagónico en diferentes distritos electorales para impedir que obtenga mayoría en ninguno de ellos;
c) concentración reductiva, si un grupo político adverso tiene capacidad como para triunfar en varios distritos, los reunimos a todos en una misma circunscripción evitando que triunfe en varias;
d) dispersión activa, en caso de con contar con una amplia y cómoda mayoría en uno, se los distribuye en varios distritos, de manera de obtener mayor número de representantes.
A estas manipulaciones se las denomina"Gerrymandering". El origen del término deriva de una caricatura política dibujada por Gilbert Stuart en 1812. Para ello utilizó parte del nombre del gobernador de Massachusetts, Elbridge Gerry-mander porque el dibujo de esa antojadiza circunscripción tenía la forma de una salamandra (estufa). La famosa caricatura, se publicó por primera vez en el Boston Gazette en marzo de 1812.
En cuanto a su aplicación concreta, con posterioridad a su "feliz creación", son numerosos los ejemplos: Europa del Este, Venezuela, Estados Unidos, Irlanda del Norte, Argentina (usada por el presidente Perón para las elecciones de 1951 y 1954 en la Capital Federal), Sudáfrica. Chile, etc.
Así, por ejemplo, en nuestro país, el voto de un ciudadano de Catamarca o de la Rioja, tiene mayor peso que el emitido por otro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo.
Esto sucede en provincias, departamentos, o bien por las dificultades materiales de división territorial, lo cierto es que ciertas circunscripciones tienen una representación superior a la que le correspondería por su número de electores.
Esta sobre representación suele corresponder a las áreas rurales o territoriales más despobladas. En su favor se argumenta la necesidad de otorgarles un trato de favor en la defensa de sus intereses, la búsqueda de un tamaño equilibrado de los distritos, etc. (en nuestro país, el número de representantes es de uno por cada 33.000 habitantes o fracción que no baje de l6.500).
Las variables espaciales del voto
Existen tres enfoques posibles para interpretar el hecho electoral dentro de su contexto geográfico:
Enfoque estructural. Este examina el marco espacial y la estructura de las opciones electorales reveladas por el escrutinio. Como crítica se puede señalar que este enfoque ignora el vínculo real existente entre las elecciones y otros aspectos de la sociedad y de la cultura.
Enfoque ecológico. Responde a una larga tradición en geografía electoral, analiza los resultados electorales según las características socioeconómicas y demográficas de la circunscripción estudiada.
Enfoque behaviorista. Pone el acento sobre el estudio de los flujos de información: cada elector construye su propia imagen de los partidos y de los candidatos que se disputan su voto. En Francia, el índice de precios al consumidor tiene una mayor connotación política que el transporte escolar o las dietas recibidas por los parlamentarios, dos hechos que sin embargo en los EEUU producen un impacto importante sobre la opinión pública.
Argentina: de los colegios electorales al balotaje
La reforma constitucional de 1994, entre otros importantes cambios, modifica las reglas para la elección presidencial, aboliendo el viejo sistema indirecto de colegios electorales, copiado de la Constitución norteamericana y establece un nuevo sistema de elección nacional directa. La fórmula electoral usada para esta elección no es mayoritaria ni proporcional.
El ganador llega a ser presidente si, él o ella, obtiene más del 45% de los votos, o si obtiene más del 40% de los votos y este porcentaje es, al menos, superior en diez puntos al de cualquier rival.
Sistema electrónico
Frente al vergonzoso hecho de Tucumán, muchos piensan que la solución radica en los sistemas electrónicos. En primer lugar cabe mencionar que existe una variedad enorme de sistemas. Sobre el particular, me permito una triple reflexión:
Primera, todo sistema no es intrínsecamente bueno ni malo, depende de la honestidad de quien lo aplique.
Segunda, países de una probada democracia y pioneros en su uso -como Holanda cuyo Superior Tribunal Constitucional- lo prohibieron en sus países, porque su manipulación y control queda en manos de una elite de expertos y no del ciudadano común.
Tercera, con un sistema electrónico centralizado, quizá, en Tucumán no hubieran tenido necesidad de quemar 40 urnas. Con un clic hubiera sido suficiente.
(Todos estos temas, y otros de particular interés, se pueden consultar en el ensayo del autor cuyo título es “El voto, expresión del poder ciudadano”.)