El vicepresidente brasileño Michel Temer trataba ayer de convencer a su partido, el PMDB, de romper de forma absoluta con el gobierno de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, quien necesita salvar la coalición para evitar su eventual destitución por el Congreso.
El centrista PMDB, la mayor fuerza política del país, decidirá hoy si abandona su alianza de años con el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff, quien es objeto de un procedimiento de impeachment por presunta manipulación de las cuentas públicas.
“La de mañana (por hoy) será una reunión de salida, de despedida del gobierno. Estamos calculando que más del 80% votará por abandonarlo”, dijo Osmar Terra, diputado del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y miembro de la mesa directiva que definirá la moción.
El destino de Rousseff, de 68 años, podría quedar sellado si el PMDB -que cuenta con 69 diputados, 18 senadores y siete ministros- arrastra a otras fuerzas de la coalición.
Los debates sobre el impeachment avanzan rápidamente y podrían concluir hacia mediados de abril, si la Cámara lo aprueba por una mayoría de dos tercios (342 de los 513 diputados) y luego el Senado por más de la mitad de sus 82 escaños.
"Onda expansiva"
Rousseff sería apartada en ese caso de su cargo por un período máximo de 180 días, hasta que la Cámara alta dé su veredicto final, esta vez por una mayoría de dos tercios.
“Se creó una onda expansiva que no tiene vuelta. El gobierno lo está intentando, ofrece cargos, pero ya nadie le cree”, señaló el legislador, que también integra la comisión de impeachment de la Cámara de Diputados.
Temer, un discreto abogado constitucionalista de 75 años, asumiría la jefatura de Estado hasta 2018 si Rousseff fuera destituida. Actual presidente del PMDB, el vicepresidente no hizo una sola declaración a favor de su compañera de fórmula en las elecciones de 2010 y 2014.
Escribió, en cambio, en noviembre pasado, una agria carta cargada de recriminaciones contra la presidenta. Y presentó en noviembre un programa económico liberal, que contempla recortes del gasto público y la revisión de programas sociales y del sistema de pensiones.
La asesoría de prensa de Temer anticipó el lunes que el PMDB romperá la coalición e indicó que dará plazo hasta el 12 de abril para que los ministros del partido dejen sus cargos.
Impedir la estampida
Rousseff y su mentor y predecesor Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), que denuncian el impeachment como una tentativa de "golpe de Estado", se esforzaban por neutralizar, aunque sea parcialmente, el divorcio con la fuerza política que puede tener en sus manos el destino del país.
Rousseff mantenía por su lado consultas con ministros del partido centrista. Por la mañana recibió al ministro de Minas y Energía, Eduardo Braga, una de las pocas figuras del PMDB que defiende públicamente la idea de permanecer en el gobierno.
La estatal Agencia Brasil informó que otros cinco ministros afiliados al PMDB también fueron recibidos por la mandataria. La crisis brasileña entró en una espiral vertiginosa en las últimas semanas, alimentada por los escándalos de corrupción de la estatal Petrobras, y por una recesión económica de escala histórica.
En una jugada arriesgada, Rousseff nombró este mes jefe de gabinete a Lula, investigado en causas ligadas a la corrupción en Petrobras, pero sin acusaciones formales.
Decisión sobre Lula
Por otra parte, el pleno de la corte suprema de Brasil se reunirá la semana próxima para ratificar o dejar sin efecto la decisión de uno de sus magistrados de bloquear el nombramiento del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva como jefe de gabinete del gobierno.
El juez Gilmar Mendes suspendió el 18 de marzo la designación de Lula como ministro por considerar que los fueros que recibiría con el cargo obstruir la investigación en la justicia ordinaria en su contra por sospechas de corrupción y lavado de dinero en el caso Petrobras.
Se esperaba que el plenario del Supremo Tribunal Federal (STF) se reuniera esta semana para abordar el asunto, pero Mendes se encuentra en Portugal y volverá a Brasil la semana próxima. Sólo entonces, se podrá deliberar para ratificar o no su decisión, explicó un asesor de prensa del organismo.
Para Lula la presidenta puede evitar la destitución
El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva considera que la mandataria Dilma Rousseff puede sobrevivir la creciente presión en el Congreso para destituirla.
Lula le dijo ayer a la prensa extranjera en San Pablo que Rousseff puede resistir incluso si el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), un partido menor aliado, deja el gabinete en una reunión el martes.
Si Rousseff es destituida por violar leyes fiscales, Michel Temer, líder del PMDB y el vicepresidente del país, se hará cargo.
Lula dijo que hablará con Temer y otros políticos en Brasilia para ayudar a que la ahora impopular Rousseff mantenga el puesto.
El ex presidente insistió que no quiere ser “un intruso”en el gobierno y negó las acusaciones de que se unió al gobierno para evitar ser arrestado por cargos de corrupción.
Lula también dijo que la democracia de Brasil estará en riesgo si se aprueba la destitución.