En el invierno, el frío, la lluvia, la caída temprana del sol y los días nublados ocasionan que la gente se mueva mucho más en auto; acción que se potencia cuando se planea un viaje. Muchos buscan destinos en los que el clima y las bajas temperaturas no son un problema; otros, en cambio, vienen hacia a la cordillera en busca de la nieve. Y son esos lugares, esos caminos, los que exigen mucho más a los conductores y también a sus vehículos.
Una encuesta realizada por el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI) demuestra que el nivel de aptitud de los conductores, para tomar decisiones acertadas ante situaciones difíciles, suele ser bastante bajo; arriesgando, por lo general, sin medir las consecuencias.
Los resultados arrojaron que sólo un 22% de los conductores prefiere retrasar el tiempo de arribo a un lugar de placer en caso de una condición climática severa, un 61% pide mayor información pero va de todas formas y un 17% parte más allá de la condición climática.
Otro punto importante para resaltar es que el vehículo se exige en exceso, y no solamente por las bajas temperaturas; sino porque que se carga a pleno (es la época donde más ropa se lleva), y durante muchas más horas y kilómetros, en comparación con la conducción en ciudad.
Otro aspecto fundamental es revisar el vehículo antes de salir a la ruta. Por ello resulta importante, más allá de quienes tengan la Verificación Técnica Vehicular, hacer un chequeo completo para evitar sorpresas desagradables.
¿Qué hay que revisar?
Niveles de aceite. Su estado de limpieza es una garantía para que el motor no sufra o se deteriore prematuramente, en especial cuando existen bajas temperaturas. Lo común es que se reemplace cada 7.500 kilómetros, pero es conveniente ver cuál es la recomendación del fabricante en base al tipo de aceite con el que cuenta el vehículo.
Batería. Es el corazón eléctrico del automóvil y en invierno se pone a prueba. La mayoría de las baterías son de mantenimiento bajo, pero es importante verificar si cuentan con el nivel de carga óptimo para soportar sin problemas las exigencias de los arranques en frío. Esto se puede realizar en los locales de venta de baterías.
Líquido refrigerante. No llevarlo en buen estado, o tenerlo a muy bajo nivel, puede ocasionarle problemas si las temperaturas bajan bruscamente ya que será más propenso a congelarse por su alto contenido de agua. Es conveniente completar el nivel y cambiar el líquido como máximo cada 50.000 kilómetros.
Luneta térmica. Los cristales del coche se van a empañar en varias circunstancias dificultando la conducción. Chequear que funcione correctamente y especial atención de que no permanezca conectada de forma permanente.
Limpiaparabrisas. Muchos usuarios suelen abandonar las escobillas sin brindarles mantenimiento o reponerlas cuando culminan con su vida útil. Entonces, a la hora de utilizarlas, puede que no limpien bien o, mucho peor, que lo hagan muy deficientemente. En esta época, en días de lluvia más o menos intensa, unas escobillas deterioradas restan mucha visibilidad. Deberían reemplazarse una vez al año. Antes de un viaje puede ser un buen momento para hacerlo.
Luces. El buen estado de las luces siempre es importante para nuestra seguridad, pero mucho más en invierno cuando las horas de día se reducen. Unas luces en buen estado permitirán ver más y ser vistos por los demás conductores. Las ópticas deben estar limpias para que la altura del haz de luz sea la correcta. Antes de salir a una travesía no está de más pasarle un paño húmedo.
Neumáticos. Si los neumáticos son fundamentales por ser el elemento del coche que nos agarra al suelo, mucho más lo son cuando las condiciones climatológicas son adversas. El buen estado del dibujo, con la profundidad adecuada que permita evacuar el agua correctamente, evitará muchos problemas y proporcionará un agarre perfecto evitando el aquaplaning.
Uso de cadenas. Hay que tenerlas (son obligatorias) cuando el viaje es a un centro de ski, o a una ruta como el paso a Chile. Si el auto tiene tracción delantera, con las cadenas para dos neumáticos es suficiente. Y no sólo es preciso que las cadenas tengan un buen calce con el neumático sino también saber el modelo, marca, tamaño y peso del vehículo, pues estos datos inciden en el hecho de que las cadenas quepan entre la llanta y el chasis.