Siempre que hablamos sobre el Combate o Batalla de la Vuelta de Obligado, nuestro pensamiento remite a Juan Manuel de Rosas. En realidad Rosas no estuvo allí. Si bien instruyó la defensa del río Paraná, permaneció en la ciudad de Buenos Aires durante el conflicto. Fue su cuñado Lucio Norberto Mansilla (no confundirlo con Lucio V. Mansilla, su hijo, autor de una "Excursión a los Indios Ranqueles" que con entusiasmo leímos en época escolar) el encargado de entrar en acción y "oler la pólvora".
Mansilla había nacido en Buenos Aires el 1º de Marzo de 1792. Su padre Andrés Ximénez de Mansilla, de origen español, fue uno de los más valerosos defensores de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, perdiendo la vida en 1807 durante la segunda incursión.
Lucio también participó, con sólo 14 años de la Defensa de la ciudad y formó parte del Tercio de Gallegos. En 1807 luchó en Miserere y en los combates callejeros del 5 y 6 de julio. En 1809 obtuvo su título de Agrimensor y abrió una escuela de Matemáticas.
En 1810 se puso a disposición de la noble causa de Mayo. Según sus propias palabras: "...al grito de Libertad, ceñí la espada, abandonando el halagüeño porvenir, y la posición social obtenida, y me puse al servicio de mi patria."
En 1812, como teniente luchó junto a Artigas contra los portugueses. Participó del sitio de Montevideo bajo órdenes de Rondeau. Durante 1813 en el ataque a la fortaleza de "El Quilombo" a orillas del río Yaguarón una bala de fusil lo atravesó hiriéndolo de gravedad. Fue recomendado por el Gobierno por su valor y publicado en la Gazeta su heroísmo.
Se destacó en la organización del Ejército de los Andes como reclutador e instructor en Jáchal (San Juan), fue nombrado por San Martín "Comandante General de las Cordilleras del Sur de los Andes"; combatió en Chacabuco y Maipú a cargo de una división, obteniendo honores y la "Legión de Chile". En 1821 lo encontramos en Entre Ríos junto a Ramírez enfrentado con Artigas que había invadido la provincia. Cuando Ramírez murió, Mansilla, único jefe de fuerzas regulares fue nombrado entonces Gobernador de Entre Ríos. Su actuación fue meritoria, firmó la paz con López en Santa Fe presentándosele solo y desarmado en su campamento; devolvió las autonomías a Corrientes y Misiones y firmó el tratado del Cuadrilátero en 1824. Fue además combatiente en la Guerra contra el Brasil en Camacuá, Ombú e Ituzaingó con honores y con el grado de General de División. Retirado del servicio activo en 1827 se casó en segundas nupcias con Agustina Ortiz de Rosas, hermana menor de Juan Manuel. En 1839 fue designado Jefe del Ejército de Reserva de la ciudad y Comandante de la Costa del Paraná. Entre 1840 y 1844 fue legislador provincial.
A mediados de agosto de 1845 a sus 53 años, se le dieron instrucciones al general Lucio Norberto Mansilla, ante la inminente llegada de la escuadra anglofrancesa que pretendía remontar el río Paraná. El heroísmo demostrado (una vez más) por Mansilla está fuera de discusión. Vale como ejemplo la arenga a sus tropas aquél 20 de noviembre de 1845:
"¡Vedlos, camaradas, allí los tenéis! Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos. ¡Pero se engañan esos miserables, aquí no lo serán! Tremole el pabellón azul y blanco y muramos todos antes que verlo bajar de donde flamea".
Herido gravemente, sus ganas de seguir luchando aceleraron su recuperación. Enfrentó nuevamente a la flota anglofrancesa que volvía de su incursión en los combates de Acevedo, Quebracho y San Lorenzo el 4 de junio de 1846 produciéndole pérdidas materiales y de vida a la escuadra invasora.
Retirado de las armas hacia 1852 como Comandante de Reserva de Buenos Aires contuvo a los dispersos fugitivos de Caseros que pretendían saquear la ciudad, licenció a las tropas y entregó el fuerte al enviado de Urquiza.
Embarcado junto a Rosas se estableció en Francia y fue asiduo concurrente al Palacio del Emperador Nicolás III quien lo recibió con honores y trato preferencial.
De regreso a Buenos Aires falleció el 10 de abril de 1871 víctima de la fiebre amarilla a los 79 años. Sus restos descansan el sueño eterno en el Cementerio de la Recoleta en el panteón familiar.