Sobre todo si son en la playa, estos paseos mejoran el sistema cardiovascular.
- Al contactar la piel con la arena, se produce un suave masaje que estimula el flujo sanguíneo, evitando que la falta de retorno venoso edematice los tobillos.
- Caminar por la arena requiere de un mayor esfuerzo, consumiendo más calorías, al mismo tiempo que se tonifican más nuestras piernas.
- Se reduce el riesgo de sufrir osteoporosis, ya que al producir más esfuerzo para caminar al sol sobre la arena de la playa, se estimulan los metabolismos muscular y óseo y se activa la vitamina D de la piel por acción de los rayos ultravioletas, que ayuda a que nuestros huesos absorban el calcio.
- Caminar por la arena tiene propiedades relajantes al masajear la arena los pies y la brisa marina también ayuda a esta sensación.
- La arena de la playa actúa como un exfoliante natural: al andar sobre ella se provoca un ligero pulido sobre la piel de nuestros pies, que estarán mucho más suaves.
- Al andar por la arena seca, el esfuerzo a realizar será mayor, por lo tanto haremos doble ejercicio.
- Debido a la textura de la arena y a las olas de la orilla, caminar por la arena tiene el efecto de un masaje para los pies y los tobillos.
El iodo y la sal del mar actúan en el bronceado
El agua de mar posee zinc, yodo, potasio y oligoelementos que la convierten en una aliada para nuestra piel y el cuerpo en general, aunque suele resecarla si no se hidrata a diario con productos oleosos.
La sal del mar y del aire marino aumentan la velocidad del bronceado de la piel, por lo cual debemos protegerla más frecuentemente con protector solar adecuado a cada tipo y color de piel, se debe renovar cada hora y media a dos horas, o antes si se ha mojado o transpirado en exceso.
Algunos coinciden en afirmar que el agua marina tendría un efecto antibiótico y curativo, ideal para mejorar los procesos de cicatrización de heridas.
Consejos y tips para tener en cuenta ante de exponerte al sol:
Durante las vacaciones y en verano hay una mayor exposición al sol, las radiaciones ultravioletas de la atmósfera son más elevadas, las temperaturas son más altas y algunas sustancias como el cloro de las piscinas también alteran la superficie cutánea.
Es de mucha ayuda, trazar un plan de cuidados y de vida saludable para contrarrestar dichos efectos nocivos durante todo el año. Es conveniente mantener una adecuada hidratación, no exponerse en horas de mayor irradiación solar (de 11 a 17), aplicar protector solar aún en días lluviosos o nublados, que contenga filtros para UV A y UV B, renovándolo cada 2 horas, si se está al aire libre.