Ya lo sabíamos porque hemos merituado muchas veces el valor de los científicos argentinos en el país y en el mundo, pero en este momento de crisis mundial por la circulación de un peligroso patógeno, esa consideración de los compatriotas que investigan, hombres o mujeres, se ha jerarquizado mucho.
A pesar de las sucesivas crisis -económica, social, energética y de otras raíces- y a la en algunos momentos escasa inversión pública en los campos de la investigación y el desarrollo (ID), la inventiva y el talento de los argentinos no pierden vigencia y son muy bien considerados en los diferentes centros mundiales del desarrollo de la ciencia.
La pandemia, que ha puesto en jaque al mundo, encuentra a científicos y gobernantes en busca de respuestas a innumerables preguntas y requerimientos.
La solución de los problemas planteados por ahora es cuando menos esquiva, ya que no hay antecedentes históricos ni médicos a los que recurrir. La posibilidad de desplazarse en pocas horas de un lugar del planeta a otro que está en las antípodas, ha puesto un elemento más -tal vez el más importante- a considerar. Los científicos aconsejan los no desplazamientos y los gobiernos están estudiando y ensayando cómo hacen para lograrlo.
Investigadores de la estatal Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Doctor Carlos Malbrán, han logrado obtener la secuencia de las bases del ácido nucleico (ARN en este caso) que conforma la estructura del virus e inclusive fotografiarlo bajo un microscopio electrónico. Ambos aportes permitirán comparar estos hallazgos con los obtenidos por colegas de otros puntos del planeta acerca de similitudes y diferencias y así tener una idea más clara del comportamiento y rápidos cambios estructurales que muestran estos tipos de virus (mutaciones). Este aporte será un atajo directo para poder enfrentar el desarrollo de un tipo de vacuna que resulte eficaz. Éste es uno de los enfoques de este tipo de investigación.
La genetista mendocina, Norma Magnelli, fundadora del Laboratorio de ADN de la UNCuyo, es testimonio fehaciente de los grandes exponentes científicos de nuestro suelo. Ella también meritúa el avance obtenido en el Malbrán. “El hecho de que se haya acumulado una gran cantidad de casos en poco tiempo -sostiene-, permite advertir que hay personas en las que la enfermedad resulta ser benigna, mientras que en otras personas el mal las lleva a la muerte rápidamente, por supuesto comparando grupos etarios similares. Estas observaciones permiten sospechar que hay constituciones genéticas menos favorables al ataque del virus. Como en toda enfermedad en la que hay un ataque multiorgánico se han comprobado trastornos de la coagulación”.
Y hay muchos otros ejemplos de aportes de científicos en la lucha en que está empeñada la ciencia, a través de representantes mendocinos en distintos centros de investigación, como el Conicet, la Universidad Nacional de Cuyo, las universidades de gestión privada y otras instituciones.
Esperemos que para enfrentar desafíos como los actuales y no sólo para eso, sino también para acompañar el crecimiento y la mejor calidad de vida de los habitantes, el desarrollo científico sea una prioridad esencial, como creemos que lo está pensando la administración nacional al refundar el Ministerio correspondiente al área.
Es un enorme esfuerzo que habrá que dar oportunamente para que la juventud se consagre a los estudios y aplicaciones prácticas de las investigaciones técnicas, y se favorezcan –como lo sostiene el PhD Ricardo A. Ojeda- cuando pide que haya más apoyo “para lograr desarrollos tecnológicos diversos, en semillas, biodiversidad, cultivos, vacunas, tecnología satelital, campo nuclear, radares, robótica, nanotecnología… y la lista continúa”.
En síntesis, la ciencia es fundamental para el progreso humano y también para impedir que una pandemia vuelva atrás a la humanidad.