Que Tunuyán fuera sede de la 4ta fecha del Campeonato Argentino de Parapente tejió lazos de gratitud en dos sentidos. Los valletanos agradecieron el espectáculo que puso una nota de color en su cielo, particularmente gris y lluvioso desde hace semanas. Y los más de 50 pilotos destacaron el buen trato y la acogida que recibieron en los puestos, fincas y propiedades, donde aterrizaron sin más compañía que sus velas y equipos.
Con semejante saldo a favor, el comité del torneo ya decidió que el Manzano Histórico -y la región en consecuencia- será nuevamente sede del Argentino el año que viene. "Será también para la cuarta fecha y en la misma época del año", comentaron entusiasmados los organizadores locales.
Sucede que los parapentistas han tenido algunas malas experiencias con aterrizajes forzados en ciudades donde competían.
En el Valle de Uco, en cambio, se encontraron con una recepción que no esperaban. Si bien los fuertes vientos y las lluvias los obligaron a reformular las mangas (y hasta suspender la del día jueves), el aspecto climático fue contrarrestado con una gran dosis de hospitalidad.
A la mesa de los nuevos amigos
Sin poder sostener la altura, un piloto porteño tuvo que descender en una estancia de El Cepillo, en San Carlos. La soledad del campo y el no saber dónde estaba lo atemorizaron un poco, sobre todo cuando vio que un grupo de personas corría hacia él. Eran el puestero y su familia, que le daban la bienvenida. Enseguida le convidaron agua y unos mates con sopaipillas.
Este gesto se repitió en la mayoría de los casos. Los competidores volvían con miles de anécdotas... Que los convidaban con asado, con tortas con chicharrones. Que los invitaban a su mesa. Que se ofrecían a llevarlos en sus tractores hasta la ruta. Incluso, más de uno regresó al Manzano con sus equipos en algún auto destartalado o en el lomo de una motocicleta, conversando vivamente con sus nuevos amigos.
Las inmediaciones de la escuela Furlotti, en La Consulta, se convirtió -el viernes- en una pista de aterrizaje de emergencia para un piloto. Los niños salieron a recibirlo, los docentes lo invitaron a improvisar una charla sobre el deporte, los celadores le prepararon una merienda y los directivos se ofrecieron a devolverlo al punto de partida.
Ese afecto, el paisaje de montaña y los buenos vinos fueron las cosas que rescataron los parapentistas al terminar el campeonato. El domingo estaba planeada la entrega de premios a los pies del monumento Retorno a la Patria, en el Manzano. Sin embargo, el zonda obligó a suspender el acto final.
El conteo de puntos tampoco pudo realizarse esa noche, en las cabañas donde se alojaban los competidores y donde se efectuó el asado de cierre. Un temporal y corte generalizado de luz, impidió medir los puntajes que marcaban los GPS de los deportistas. Así fue que recién el lunes se supo quién había ganado el torneo 2015.
En cuanto a las pruebas, el clima impidió seguir el camino marcado. La manga del jueves fue suspendida por decisión del comité de pilotos. Las tres restantes se rediagramaron desde el Manzano hacia el sur, porque era el único punto donde el viento les permitía volar: el viernes fue hasta Pareditas, el sábado hasta Paso de las Carretas y el domingo hasta la entrada a la Laguna del Diamante.
“La gente lo disfrutó mucho. El domingo el Manzano estaba lleno de turistas y pudieron ver casi una hora de vuelo, desde que despegaron del cerro San Pedro, pasada las 13, hasta que se abrió el Star point, a las 14”, marcó Oscar Ganem, uno de los coordinadores y presidente del club tunuyanino Cal-hue (lugar de los pájaros).