No aparece como un crecimiento impactante, pero sí puede llegar a constituir la punta del ovillo para un avance futuro muy importante para Mendoza.
Se trata del incremento del 11 por ciento interanual en la utilización del tren de cargas hacia Buenos Aires, situación que, sumada al arribo al puerto de ocho locomotoras y 21 vagones para la renovación del ferrocarril San Martín, que une los puertos de Buenos Aires y Rosario con nuestra provincia, abre perspectivas interesantes.
La información señalaba que esas ocho máquinas se suman a las 22 que ya llegaron, de un total de 67 locomotoras que se esperan para esta línea.
Desde hace mucho tiempo, desde estas columnas, hemos impulsado la necesidad de recuperar el ferrocarril, al menos el de cargas, para el transporte de mercaderías desde la provincia hacia el mayor mercado consumidor y también hacia el puerto, en el caso de las exportaciones.
Sucede que la modificación en la política ferroviaria de los años 90 dejó sus huellas no sólo en lo referido al mantenimiento de la red y equipos, como el caso de Palmira, sino también a zonas que se habían convertido en centros de concentración y distribución de frutas y verduras, como el sur provincial.
Ese vacío dejado por el ferrocarril fue ocupado por los camiones que, si bien constituyen un sistema más ágil, también son más caros, en lo que a costos se refiere.
En un mundo globalizado, unos centavos de dólar de diferencia pueden significar serios problemas de competitividad en los mercados internacionales.
No debemos olvidar en este aspecto que los propios industriales locales han manifestado que resulta más caro transportar mercaderías desde Mendoza a Buenos Aires, que desde este último destino hasta el puerto de Hamburgo.
En ese esquema de situación se concatenan algunas informaciones que pueden llegar a modificar el panorama.
En primer lugar la incorporación de material rodante, a que hicimos alusión en un párrafo anterior, a lo que puede sumarse el compromiso público asumido por el ministro de Transportes, Guillermo Dietrich, al asegurar que el tren "es una política de Estado" y que "estamos avanzando en infraestructura para volver a hacer del tren una alternativa de transporte".
En forma paralela a esos aspectos, debemos agregar los datos que señalan que el sector privado se está volcando a utilizar el tren como medio de carga, en un avance lento por el momento, pero avance al fin, con perspectivas interesantes.
Se indica que los despachos de áridos, productos para el consumo como agua, conservas y vino, "son parte de una segunda vida del tren como opción para bajar los costos logísticos" lo que ha generado un aumento del 11 por ciento interanual en el transporte ferroviario.
Desde la propia empresa ferroviaria se admite que, en gran medida, ese incremento se debe a la renovación del material rodante y a la recuperación de algunos ramales.
Pero también debe advertirse que hay algunas empresas, especialmente del vidrio y del vino, que siguen manteniéndose al margen de su utilización, que basan su actitud en el hecho de que los problemas generados en las vías, que necesitan reparaciones, provocan roturas en la carga o demoras en la llegada de la mercadería a puerto.
Esta situación resulta de fácil solución aunque de difícil implementación en razón de que hacen falta los recursos financieros necesarios para la recuperación de las vías.
Mendoza debe insistir ante el titular de la cartera de Transportes para que la recuperación del ferrocarril San Martín se ubique entre las prioridades de la política a desarrollar en materia ferroviaria.
Será de vital importancia para la economía local.