Jean François Casanovas se vino de París a vivir a nuestro país. En 1981 fundó la compañía de teatro Grupo Caviar, sin advertir en ese momento que se convertiría en un tremendo fenómeno del music hall porteño.
Como coreógrafo, performer y transformista, ideó una cápsula artística única, a veces grotesca, desbordante y sensual en el que las alegorías y las fantasías se desplegaban en cuadros mínimos, vestuarios impecables, gags ingeniosos, tomando como fuentes el cine, el cabaret berlinés de entreguerras y el francés de las vanguardias, el vaudeville americano y la revista española.
En pleno ascenso, Walter Soares, entonces con apenas 18 años, entró a la compañía en 1985 como ayudante de vestuario y poco tiempo después pasó a integrar el elenco. Estuvo allí siete años y se desvinculó al formar su propia compañía, aunque permaneció asociado a los Caviar hasta 1998.
Su relación con Casanovas fue fluctuante pero siempre afectiva y sólida. Al cumplir la compañía tres décadas, ellos volvieron a trabajar juntos.
El 29 de abril de este año, Jean François falleció a causa de un cáncer de hígado. Tenía 65 años.
"Me cuesta mucho hablar del tema. Pero Jean François significó muchas cosas para mí. Fue mi mentor, mi profesor, mi compañero, mi hermano, mi padre, asumió muchos roles que me ayudaron a crecer tanto en lo profesional como en lo personal. Ahora se ha ido. Es muy duro".
Pero "el show debe continuar", diría el mismo Casanovas y la mítica formación se recompuso de la pérdida y ahora, de la mano de Soares como productor y director, de a poco fueron surgiendo nuevos espectáculos como estas "Noches de caviar" que se verán durante tres funciones en Mendoza (hoy, mañana y el sábado).
El legado artístico de Casanovas, con Soares, está resguardado. El creador de una nueva estética teatral, que sorprendió con sus desopilantes puestas en escena, no tuvo competencia ni comparación.
Quienes ya pasaron la cuarentena quizás recuerden a Casanovas como protagonista del videoclip de Virus "Loco Coco", de "Wadu-Wadu") y su colaboración en los recitales de presentación del álbum "Piano Bar", de Charly García, en el 85.
Dentro de las obras más recordadas de su trayectoria pueden citarse "Fénix" (1984); "Caviar" (1989); "Espíritu del éxtasis" (1998); "Hot Vudú" (1998) y "Konga" (2008).