En un año plagado de Superclásicos, River y Boca juegan la última edición de 2015 en el Mario Alberto Kempes de Córdoba. Si bien se trató de un amistoso con figuras que no están disponibles, tanto los de Gallardo, que no vienen bien en el campeonato pero que apuntan a la Sudamericana y ya piensan en el Mundial de Clubes; y los de Arruabarrena, que quieren abrochar el título local y también van por la Copa Argentina, buscaban darles una alegría a sus hinchas.
Lo ocurrido este año potenciaba esa sensación de que sería a cara de perro, al igual que en los seis encuentros anteriores que animaron en 2015. Boca ganó los dos partidos de verano, el segundo con un histórico 5 a 0 en Mendoza, y también los dos del campeonato local.
Pero River se quedó con la polémica y violenta serie de los octavos de final de la Copa Libertadores, un contrapeso que sus hinchas dicen no cambiar por nada del mundo. Habían quedado cuentas pendientes, en especial después de aquellos duelos coperos, al punto de que la rivalidad -históricamente extrema- pareció potenciarse en los últimos meses. Lo demuestra el interés de la gente, que llenó las tribunas del Kempes.
Boca empezó acelerado: intentó presionar bien arriba, pero los delanteros Chávez y Pavón corrían mucho e incomodaban poco a los jugadores de River que manejaban la pelota con criterio y precisión. Todavía no se habían cumplido los primeros siete minutos del partido cuando los de Marcelo Gallardo se pusieron en ventaja con un golazo de Lucho González.
Vega salió jugando desde el fondo con un lujo y ubicó adelante a Mora. El uruguayo pivoteó y de primera descargó para Pisculichi, que recibió con la cancha de frente y tocó entre líneas para Lucho, que definió con toda su jerarquía y tres dedos para ubicar la pelota entre el primer palo y el arquero Guillermo Sara.
Después, el partido cayó en un pozo. River administraba la ventaja y empezaba a jugar con la desesperación de Boca. Pero los de Arruabarrena pudieron conseguir el empate tras una mano de Ponzio que le otorgó un tiro libre cerca del área. Monzón envió el centro al segundo palo para la cabeza de Magallán.
El defensor llegó primero y su frentazo pegó en el travesaño, aunque Beligoy debió cobrar penal de Chiarini, que le pegó con el puño en la nuca al jugador de Boca.
Enseguida, el partido se calentó. En la jugada siguiente, en un córner para River, Beligoy amonestó a Magallán por un empujón sobre Mercado (y también a Sara por protestar). Tras el tiro de esquina, Monzón lo bajó a Mora sobre la izquierda con una patada descalificadora y Boca se quedó con diez. Fue fiesta para el Millo que se quedó con el último clásico del año y que ahora se apresta a mejorar con vistas al Mundial de Clubes.