El último discurso de Pérez ante la Legislatura

El gobernador Francisco Pérez dio el viernes su último discurso de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura, con la particularidad de que lo que manifestó quedó inmerso en la campaña electoral, entre las PASO ya realizadas y las generales pre

El último discurso de Pérez ante la Legislatura

Si bien la convocatoria del 1 de mayo siempre es propicia para que se expliciten los ejes de gestión del año legislativo que se habilita, en este caso también tenía la oportunidad el mandatario provincial de colocarse por encima de las circunstancias y expresarse sobre los logros de su gobernación y la proyección de dichos logros a través de las futuras administraciones.

Sin embargo, Pérez expresó en su larguísima participación un pensamiento moderado, con un detalle minucioso de lo que fueron estos tres años y medio al frente de la Provincia pero sin especificar, en la mayoría de los casos, los resultados obtenidos en las distintas áreas.

Nuevamente, Pérez no pudo contener su ímpetu y de ese modo reiteró responsabilidades de la oposición en algunos asuntos en los que también hubiera sido correcto que reconociera bastante impericia de parte de sus colaboradores del Gabinete y de sus legisladores.

Por ejemplo, en el caso puntual del Presupuesto hay indudables culpas compartidas con la oposición, especialmente porque la demora en su abordaje de este año en gran medida se debe atribuir al desinterés de tratamiento por parte del oficialismo por la disputa que generó el financiamiento de las campañas electorales con el radicalismo y otros partidos.

Se debe tener en cuenta la luz de alerta que encendieron, luego de la Asamblea Legislativa del viernes, sectores productivos y empresariales generalmente solidarios con las políticas del justicialismo, que criticaron sin dudar la falta de autocrítica que tuvo el mensaje y el énfasis que puso Pérez en acciones cuyas concreciones son de muy difícil comprobación.

La vitivinicultura y grandes sectores del agro local también tienen realidades insatisfechas en las que el gobierno de Pérez no pudo atenuar los efectos de una política económica nacional invasiva, para muchos partícipes, de la industria local y de las economías regionales en general.

Al contrario, su necesaria lealtad actual con la Casa Rosada, para intentar fortalecer las posibilidades de respaldo electoral de la Nación a la fórmula que encabeza Adolfo Bermejo, llevó a Pérez a avalar insistentemente, en su extensa exposición, las políticas kirchneristas.

La honrosa excepción es la intención expresada por Pérez de que los mendocinos profundicen en adelante el debate de asuntos estratégicos para la provincia, como la administración del recurso hídrico y el ordenamiento territorial, entre otros asuntos, que de una vez por todas deberían quedar enmarcadas en decisiones de Estado sobre los intereses sectoriales y partidarios.

La carencia de autocrítica, en especial cuando se ingresa en el tramo final de una gestión, por lo general demuestra de parte del gobernante un grado de falta de humildad.

No es el propósito de este artículo discernir al respecto sobre el gobernador Francisco Pérez, pero sí es bueno precisar que el no reconocimiento de fallas de gobierno es una falencia que deberían revisar en adelante quienes son llamados a conducir los intereses de todos los mendocinos.

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