La ex esposa del chimentero Jorge Rial, Silvia D´Auro, habló en exclusiva con Personajes.tv sobre la difícil situación que atraviesa con sus hijas Morena y Rocío, a las que no ve desde octubre de 2012.
Preocupada, la empresaria confesó que si bien no ve a la jóvenes porque decidieron irse con el padre, sigue de cerca la situación de cada una de ellas en el colegio: " No dejo de ir al colegio para ver el estado de mis hijas, que yo no me pueda acercar a ellas no quiere decir que no haya un control. De la manera que puedo, de la manera que me dejaron: a la distancia. Yo sé las faltas que tienen, sé las materias que deben. Sé que Morena el año pasado quedó libre por faltar y sé que también estuvo enferma. A mí, mis hijas no se me enfermaban, no se me quedaban libres... Yo lo que estoy pidiendo es que el tribunal arme una carpeta con el antes y el después. Antes, las chicas no tenían faltas, no tenían amonestaciones...", dijo.
Y agregó que tienen amonestaciones por varios motivos, entre ellos porque no van con el uniforme: "La directora del colegio me dijo: "Yo con vos nunca tuve problemas, en las últimas que me fijaba si estaban con el uniforme como corresponde era en las tuyas. Yo sabía que vos eras sumamente exigente". Para mí, las reglas están hechas para cumplirlas, no para romperlas. Y si vos vas a un colegio, tenés que ir con el uniforme que te pide ese colegio".
También comentó que ella siempre impuso límites y les exigió buen rendimiento escolar: "A ver, durante el tiempo que las chicas vivieron con nosotros, tuvieron límites. Yo las llevaba al pediatra, las llevaba al dentista, las llevaba a la psicóloga… Y los fines de semana las hacía estudiar. Y claro, a nadie le gusta estudiar el fin de semana. Pero si no lo hiciste antes, lo tenés que hacer en algún momento. Yo pagaba una maestra particular, que además era psicopedagoga, para poder entender la problemática de cada una de ellas", confesó la mujer.
Respecto a la relación con el "Intruso" dijo: "Nos separamos y nunca más nos reconciliamos. Él se fue de casa diciendo que yo era la mejor madre del mundo, que yo era la mejor empresaria, que yo era fantástica, divina y de repente pasé a ser la peor de todas. Hay una frase que él me dijo que no me la voy a olvidar nunca: "Lo único que te pido es que no me pongas en contra a las chicas". Y yo le dije: "Jamás podría hacer eso porque soy hija de padres separados y yo sé lo que duele y lo que se siente". De verdad te digo: yo sé lo que sufren los hijos cuando los padres se separan y yo sé cuando son tironeados. No sirve".
Y sobre la relación de los hijas adaptados con su padre comentó: "Ellas decidieron irse y a la edad de ellas no las podés tironear. Es lo peor que podés hacer. Tenían doce y trece años, si las obligás a hacer lo que no quieren, te las ponés más en contra. Cuando él me pide el poder para llevárselas a Aruba, yo dije: "Vos sabés que yo no estoy de acuerdo con que viajen, pero no porque te las lleves vos y porque te las llevás con tu novia, no estoy de acuerdo porque no están bien en el colegio. No las podés premiar con un viaje." Pero igual se fueron".
Con muchos dolor, la mujer se refirió al trato que sus hijas tenían con ella antes y la forma en que la tratan ahora: "Te voy a mostrar una carta que me escribió una de mis hijas. "Mami, te queremos mucho, aunque nos peleemos, igual te queremos mucho. Sos la mejor, ojalá que vuelvas a estar junto con papá". Esta es la letra de Morena, la misma que ahora pone en Facebook y en Twitter "Yo nunca tuve mamá".
Y también recordó el día en que las chicas se fueron de la casa para no volver: "El padre se había ido con su novia y unos amigos a Nueva York y a Miami, creo que se fueron diez días. Se fue sin avisarme, sin consultarme si yo podía quedarme con las chicas todo ese tiempo, si tenía otros planes… Nada. Pero bueno. Se fue y cuando volvió, ellas quisieron ir a verlo. Yo les dije: "Vayan, acuérdense que mañana tienen que ir al colegio, vuelvan temprano". A las nueve y media de la noche no habían vuelto y yo ya estaba nerviosa. Me llama mi abogado y me dice: "Las chicas no van a volver a tu casa a dormir hoy". "¡No pueden!", le digo. Entonces me dice: "No me cortes, andá sin cortarme a ver los closets de tus hijas". Cuando abro el placard de las chicas estaban vacíos. Se habían llevado todo y no volvieron nunca más".