“Es aquí, la entrada del túnel estaba aquí y el tren está oculto”, cuenta Andrzej Gaik, un guía turístico y antiguo buscador de tesoros mostrando una parte del terraplén que bordea la vía férrea.
En tan sólo unos días, la noticia de la imagen de radar de un supuesto tren blindado nazi oculto en un túnel secreto causó un revuelo en la ciudad de Walbrzych (Waldenburgo en la época alemana).
Los equipos de televisión polacos y extranjeros acuden al lugar conocido como “kilómetro 65” de la línea Wroclaw-Walbrzych.
Desde hace unos 15 años, Gaik ya buscaba el “tren de oro nazi” junto con otros aficionados, siguiendo las indicaciones de un minero jubilado, Tadeusz Slowikowski. Cavaron el talud y encontraron hormigón y ladrillos pero tuvieron que abandonar la aventura por falta de medios financieros y técnicos.
Hoy en día el guía saborea las revelaciones de dos buscadores de tesoros, que utilizaron un georradar para sondear el suelo, que son dignas de fe, según el conservador general de los monumentos polacos.
El guía está convencido de que su hipótesis se confirmará. “Hay una gran brecha en la roca oculta en el talud y está llena de piedras diferentes, traídas seguramente por los alemanes para que no se viera la entrada del túnel”, afirma. Se observa menos vegetación en unos 15 metros, como si el suelo fuera menos fértil.
Otro elemento significativo, según él, es el pequeño trozo de muro de contención levantado con piedras grandes, enterrado en el talud en ángulo agudo.
Confirma -dice- que un desvío secreto construido por los nazis permitía enviar convoyes que circulaban entre Wroclaw (Breslau) y Walbrzych hacia un túnel bajo tierra para llevarlos al inmenso complejo de subterráneos nazis llamado Riese (Gigante), escondido en una pequeña cadena montañosa, los Montes Sowie (las Montañas Búho).
Decenas de personas acudieron el viernes al lugar, supuestamente mantenido en secreto.
La mayoría de ellas bromeaban sobre los “lingotes de oro” pero una pareja con dos niños que afirma vivir cerca teme que esté minado y que una explosión pueda afectar a su casa.
El descubrimiento del tren, si se confirma, podría convertirse en un maná turístico, opinan en cambio en el cercano castillo de Ksiaz, otrora Fürstenstein.
“No dispongo de ninguna información concreta para decir que el tren existe, pero personas fidedignas me lo afirmaron y me gustaría mucho que se confirmase”, afirmó el presidente de la sociedad dueña del castillo, Krzysztof Urbanski, encantado con esta publicidad indirecta.
Camiseta "tren de oro"
El inmenso castillo de 400 salas "ya se beneficia de un efecto al estilo del lago Ness: nadie ha visto al monstruo, pero esto no impide atraer a gente", dijo Urbanski.
Como buen previsor, Urbanski se adelanta a los acontecimientos y la semana que viene los turistas podrán comprar camisetas “tren de oro”.
El castillo cuenta con una red de galerías subterráneas construidas por los nazis para albergar a Hitler y sus colaboradores que todavía guardan secretos.
“Hemos encontrado un documento que precisa el volumen de los materiales de construcción traídos aquí para las remodelaciones destinadas a la recepción del Führer. Pero, según los expertos, en las partes conocidas del castillo sólo hay la mitad”, asegura Urbanski.
En su garaje de Walbrzych, el minero jubilado Tadeusz Slowikowski muestra exultante su maqueta de los túneles secretos por los que circula un modelo en miniatura del convoy que busca desde hace 30 años.
“Estoy seguro al cien por ciento que el tren existe, pero no se sabe lo que transportaba. Ahora hay que sacarlo de allí”, dice.