Apenas veinticuatro horas después del anuncio, el Tratado de Libre Comercio del Mercosur con la Unión Europea se convirtió en un tema central de la discusión electoral y abonó a la estrategia que comparten el macrismo y el kirchnerismo: la polarización.
Así es como un acuerdo que se desplegará por las próximas décadas ya ha comenzado a tener un tratamiento exprés al calor de la coyuntura proselitista y sin que se conozcan los detalles de lo firmado, con un horizonte que no excede octubre o, en caso de balotaje, noviembre.
El presidente del Partido Justicialista, José Luis Gioja, dijo ayer que hay dudas sobre el acuerdo porque el peronismo cree que afectará a sectores productivos, poniendo en jaque a pequeñas y medianas empresas argentinas y economías regionales.
“El apuro es de Macri, acorralado por la crisis, y de la dirección europea liberal, que se va y llegan los nacionalistas. No nos apuremos, lo debatiremos en el Congreso”, dijo el dirigente, primer candidato a diputado nacional por el Frente de Todos en San Juan.
Para el politólogo y analista Andrés Malamud, el Gobierno sabía que era ahora o, quizás, nunca. Es que la actual Comisión Europea termina su mandato en pocos meses, y la próxima será más nacionalista y menos proacuerdo. Según dijo, la letra chica se negociará en los próximos meses para redactar el tratado definitivo. Por lo tanto, por ahora, el acuerdo carece de vinculación jurídica y "cualquier análisis sustantivo es tarot".
Jorge Taiana, excanciller del kirchenrismo, también cuestionó el entendimiento. "Se alcanzó un acuerdo que es buenísimo para Europa pero muy malo para nosotros. Van a destruir la industria automotriz argentina. Y afectarán las economías regionales", dijo.
El PJ -columna partidaria del Frente de Todos- emitió un comunicado en el que aclaró que ese espacio podría votar en contra del TLC en el Congreso. Dijo que se trata de una negociación que se ha desarrollado "en el mayor de los hermetismos y opacidad".
Para entrar en vigencia, el acuerdo Mercosur-UE deberá obtener la aprobación del parlamento europeo, de cada uno de los 28 estados miembro y de los cuatro países socios del bloque sudamericano. En total, 33 procesos legislativos. Es decir que al convenio, negociado durante dos décadas y cerrado el viernes, aún le queda un largo camino por andar.
Para el justicialismo, el Gobierno de Macri aceleró el "acuerdo político" del TLC "a cualquier precio, con el único objetivo de llegar a las elecciones con supuestos éxitos diplomáticos sin importarle los costos internos en materia de trabajo y producción".
“Recordamos al gobierno de Macri que esta vez no podrá eludir la revisión parlamentaria de lo que firmó, y aseguramos al pueblo que revisaremos cuidadosamente los compromisos asumidos irresponsablemente por los funcionarios a espaldas de todos”, dijo el PJ en un comunicado.
Defensa de oficialismo
Al cruce del kirchnerismo salió el precandidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, Miguel Pichetto. Sostuvo que las críticas de la oposición solo demuestran su “carencia de visión” de largo plazo y disparó contra sus excompañeros de partido.
"Cuando uno analiza declaraciones como las de (Axel) Kicillof o las del propio Alberto Fernández se ve la carencia de visión de los sectores de la izquierda o populistas", disparo el candidato oficialista.
Y mandó a los kirchneristas a leer el mensaje que el presidente de Bolivia, Evo Morales, publicó en sus redes sociales para felicitar el acuerdo logrado en pos de “trabajar juntos en la complementariedad de nuestros pueblos”.
Morales se había desmarcado el viernes a última hora de las críticas que el TLC estaba recibiendo de quienes apoyan su gestión en la Argentina, el kirchenrismo. Saludó el anuncio y recordó que Bolivia está en proceso de adhesión plena al Mercosur.
Pichetto remarcó que "la elección está totalmente polarizada" entre el oficialismo y el Frente de Todos, a la vez que afirmó que tiene "confianza de que la gente va a ratificar este rumbo, no va a volver atrás".
María Eugenia Vidal, gobernadora de Buenos Aires, también consideró que el acuerdo comercial sellado en Bruselas es "histórico" y significa "más crecimiento y empleo" para los bonaerenses, por lo que felicitó al presidente Mauricio Macri.
La grieta entre los economistas por los efectos
Los economistas que analizan el TLC lo hacen parados sobre distintas bibliotecas, pero principalmente sobre las diferentes boletas electorales que apoyan de cara a la próxima contienda electoral.
Mariano Kestelboim, un economista que milita en las filas del kirchnerismo, consideró que la "oferta superadora" de la UE por carne de vaca que permitió cerrar el acuerdo fue "mísera" y se aceptó.
“Compran 99.000 toneladas en lugar de las actuales 70.000. ¿Cuánto exporta el Mercosur por año? 1,8 millones de toneladas. Su proteccionismo es bestial y los liberales acá no dicen nada”, se quejó.
En la otra vereda, Carlos Melconian expresó que el acuerdo va a ser "beneficioso" para la Argentina. Y se quejó de las críticas de la oposición al sostener que "si se hubiese firmado en 2014" se hubiera visto como "una apertura inteligente".
“Si queremos crecer para afuera, hay que tratar de vender al mundo”, indicó el expresidente del Banco Nación y destacó que “este tipo de acuerdos está probado en el mundo”.
Para la consultora Abeceb, de la que es dueño Dante Sica, los sectores que más chances tienen de aprovechar el acuerdo son aquellos en los que Argentina se muestra competitivo actualmente. En el corto plazo, el sector agroindustrial y la pesca, según Abeceb. Además, tienen posibilidades de incrementar ventas productos agrícolas, molienda y carne bovina.
A contramano de la preocupación del kirchnerismo por las economías regionales, para Abeceb también se abre una oportunidad para diversos sectores como frutas, miel y algunas variedades de vinos.
No obstante, la consultora sí deja entrever que las pymes pueden llegar a sufrir en el futuro. "En general un acuerdo de estas características tiene más chances de ser aprovechado por grandes empresas". Para las pymes, la integración con la UE puede significar un desafío dado que cuentan con menores recursos para insertarse en los mercados globales y hacer frente a la competencia.
Cinco claves del acuerdo Mercosur-UE
Aranceles. El acuerdo acaba con el 91% de los que el Mercosur imponía a los productos que llegaban desde Europa. A la vez, la UE eliminará el 92% de sus aranceles a productos de Mercosur.
Denominaciones geográficas. El acuerdo establece que el Mercosur respetará 357 denominaciones de origen europeas. Desde el "Vino de Rioja" o el "Queso Manchego" español hasta el "Jamón de Parma" italiano, el "Champagne" francés, el "Porto" portugués o los whiskies escocés o irlandés. Europa a la vez tendrá que respetar denominaciones geográficas del Mercosur como los "Vinos de Mendoza" o la "Cachaça" brasileña.
Mercados públicos. Por primera vez los países de Mercosur abren sus mercados públicos a empresas europeas. Es decir, una firma italiana podrá competir en igualdad de condiciones con una empresa argentina por el concurso para construir una ruta. La potencia de algunas multinacionales europeas, principalmente de sectores como infraestructura o energía, hacen de este un capítulo clave para Bruselas.
Seguridad fitosanitaria. Los ganaderos y agricultores europeos siempre criticaron el supuesto menor nivel de control del Mercosur sobre la seguridad sanitaria y fitosanitaria. Bruselas asegura que el acuerdo "no modifica en nada la manera en que la UE adopta y aplica sus reglas de seguridad alimentarias" que los productos que llegan del Mercosur ya tienen que cumplir.
Comercio electrónico. El acuerdo incluye normas sobre comercio electrónico con el objetivo de eliminar todas las barreras posibles para que aumente el comercio que se basa por ejemplo en pedidos online por parte de los ciudadanos, para que a Buenos Aires o a Mendoza llegue con más facilidad un libro comprado por internet a una librería francesa.