A lo largo de los años, desde esta columna hemos impulsado la necesidad de establecer un servicio público de pasajeros que cubra con eficiencia las necesidades de la población, de modo tal que la gente prefiera viajar en colectivo hacia y desde el centro en lugar de hacerlo en automóviles.
Sin embargo, también hemos advertido que en muchas oportunidades la gente prioriza el auto -con todos los problemas que ello significa, especialmente por las calles colapsadas- en lugar de hacerlo en micro porque en este viaja incómodo y demora más.
Las distintas gestiones gubernamentales han intentado modificar la situación pero no han logrado sus objetivos y ahora se presenta una nueva oportunidad, en razón de que oficialmente se está trabajando y analizando las bases de un nuevo sistema de transporte público, que comenzará a implementarse, por etapas, a partir de los próximos meses.
No podemos, en este tipo de situación, calificar de desidia de las anteriores gestiones, sino que los hechos permiten establecer que no han dado con la fórmula necesaria para solucionar los inconvenientes.
Es sabido que una ciudad enmarcada por canales entre dos de los principales departamentos e ingresos a la ciudad con rutas que terminan en un embudo, como sucede en el nudo vial Costanera hacen muy difícil ordenar el tránsito y en ello están incluidos los medios de transporte.
Se improvisaron circuitos radiales para suplir aquellos que permitían viajar desde Las Heras hasta Godoy Cruz en una misma unidad, pero la situación no ha cambiado.
Lo que sí se ha logrado, en un verdadero acierto, es aliviar la tarea del conductor, que sólo se debe dedicar a manejar entre calles colapsadas, con toda la responsabilidad que ello significa.
Todo lleva a indicar que el actual gobierno está advertido de lo que está ocurriendo y tiene previsto implementar modificaciones. Pero también es necesario establecer que se encuentra con un panorama que le advierte que se ha casi duplicado (un 92 por ciento) la cantidad de actas por distintas faltas a las líneas de servicio regular de colectivos.
Con un hecho no menos importante como por ejemplo que la causa principal de las multas es el incumplimiento de frecuencias, las que resultan fundamentales para aquellos trabajadores que deben llegar a horario a sus lugares de trabajo.
En este aspecto también cabría consignar que en muchos de los casos esas demoras en las frecuencias responden a los desvíos que deben realizar los colectivos, lo que también representa un desafío para las autoridades a los efectos de que las comunas coordinen sus tareas en lugar de trabajar individualmente y también que los trabajos se distribuyan a lo largo del año en lugar de concentrarlos en determinados meses, especialmente en épocas de elecciones.
Pero no todo pasa por las frecuencias, sino que hay otros aspectos que deben ser considerados, esencialmente aquellos relacionados con las faltas de seguridad (no hay extintores o unidades que circulan con cubiertas en mal estado; carencia de rampas para personas con discapacidad o fallas de higiene o limpieza en las unidades), que también resultan fundamentales si queremos que el servicio resulte eficiente.
El desafío es complicado porque son muchas las variables que hay que concatenar, pero el objetivo es superior, lo que alienta a continuar trabajando. Un servicio de colectivos eficiente determinará que naturalmente la gente priorice viajar en micro antes que hacerlo en autos particulares y evitará también que se deban tomar medidas extremas, como sucede en algunas ciudades, en las que sólo pueden circular alternativamente los automóviles con determinado número final de patentes.
