El tránsito, de mal en peor

El año que apenas recorre el comienzo de su tercer mes, viene muy mal en Mendoza en cuanto a accidentes de tránsito. Sólo en cinco días de marzo se produjeron ocho víctimas. Las autoridades deben reforzar los controles y los conductores tenemos much

El tránsito, de mal en peor

El primer bimestre del año no podría haber sido más trágico para las rutas mendocinas.

En el tercer sábado de febrero se produjo la mayor tragedia vial ocurrida en Mendoza en mucho tiempo, cuando un ómnibus de la empresa TurBus volcó en una curva de la ruta nacional 7, cerca de Los Horcones, que atravesaba a 100 kilómetros por hora, cuando la máxima permitida para el lugar es de 40. Como resultado, fallecieron 19 pasajeros, resultando ilesos los choferes.

El impacto emocional por este caso persistía en la comunidad, cuando otro siniestro en el mismo camino, en plena montaña, causó nuevas zozobras al impactar un camión de carga internacional y un automóvil, en el que viajaban dos hermanas y las hijas de una de ellas. Todas fallecieron a consecuencia de las heridas sufridas.

Marcamos estos dos siniestros porque fueron los más graves del recién inaugurado año, pero no fueron los únicos en los dos meses iniciales de 2017, ya que calles y rutas de la extensa geografía agregaron decesos y heridos graves en diferentes percances.

Marzo no trajo sosiego. La crónica de la sección Policiales del lunes 6 de este diario revela que en apenas cinco días ya se han producido ocho muertes en incidentes viales, ocurridos en diversos lugares de la geografía provincial, como Costa de Araujo (Lavalle), Chilecito (San Carlos) o la céntrica ubicación de la calle Colón, a pocos metros de su intersección con España.

La situación entonces no podría ser peor en este capítulo en la realidad local, que no difiere de la nacional, lamentablemente, porque según las estadísticas mueren alrededor de veinte personas por día en incidentes de tránsito en todo el país.

Hemos referido ya que la imprudencia y la desatención a elementales normas viales son dos de las causas de tantos siniestros y tantas muertes, y cuando se sobrevive a los choques y vuelcos, son muchas la víctimas que quedan con lesiones invalidantes de por vida.

Los controles por parte de las policías viales no los vamos a negar pero son escasos y casi todos estáticos; aunque fueran dinámicos y más reiterados, nunca alcanzarán a cubrir los desplazamientos que se producen en caminos y arterias de la geografía local. El estado ideal sería que el conductor apreciara en forma continua la presencia de efectivos a los costados de la calzada; la emergencia vial lo exige; debería destinarse más efectivos en las calles con el fin de controlar el principal elemento desencadenante de estas tragedias: la velocidad, la excesiva velocidad.

Además, nuestras vías de comunicación son todavía pobres y no disponemos de suficientes autopistas, estructuras que brindan un poco más de seguridad al tránsito.

También propiciamos que obtener el carnet habilitante para manejar un automotor sea algo más que un simple trámite administrativo, lo que tal vez se pueda lograr con la implementación en el territorio de más centros de emisión de licencias nacionales de conducir.

Mientras las autoridades reaccionan y logran ser más efectivas en los controles, mientras esperamos mejores y más modernas vías de comunicación y que las penas por cometer delitos viales sean más severas, cada uno de nosotros debe experimentar una reacción para frenar tantas muertes y lesiones incapacitantes, una situación que se lleva o malogra más vidas que la inseguridad delictiva.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA