Hay veces que una crónica debe comenzar por el final. Es inevitable en este caso.
Porque Godoy Cruz hizo sobrados méritos para llevarse a Mendoza la séptima victoria consecutiva que lo hubiese dejado a tiro (un punto) de Boca, respirándole en la nuca.
Parte de la ilusión del título del Tomba se esfumó en esa última pelota, en esa jugada en la que por primera vez en toda la noche Banfield quedó mal parado, Ramis dejó mano a mano al Morro con el bueno de Arboleda (achicó rápido), el uruguayo la picó un tanto débil y cuando el balón entraba pidiendo permiso, Sporle barrió en la línea de manera increíble lo que hubiese sido el 2-1 de Godoy Cruz.
Si bien todavía falta que Boca juegue su partido de la fecha, está claro que gran parte del sueño tombino se quedó en el Sur del Gran Buenos Aires. Godoy Cruz jugó un primer tiempo discreto y recién supo reaccionar tras el tanto de Kalinski. Le tuvieron que mojar la oreja para reaccionar…
Salió a esperar Godoy Cruz y debió resistir el asedio de Banfield en los primeros cinco minutos. Obligado por la localía, el equipo de Falcioni presionó en campo mendocino.
La apuesta del Tomba estaba clara: esperar ordenado y salir de contragolpe. Y con esa fórmula, generó la primera aproximación en una réplica bien comandada por Elías y Fernández, quien abrió el balón para Abecasis, que apareció por derecha y mandó un centro que contuvo bien el arquero Mauricio Arboleda. Un minuto después, Pol abrió con Ángel González, quien tiró un centro y otra vez estuvo atento el "1" colombiano.
Con Ramis de extremo por derecha (mucho más preocupado por las subidas de Sporle que por atacar), Angelito se movió por la izquierda y Pol Fernández, demasiado libre, manejaba los hilos de un Taladro que dejaba huecos a espaldas de Eric Remedi. Godoy Cruz emparejó las cosas y si bien no tenía la pelota, presionaba en mitad de cancha para recuperarla y tenía una estrategia clara: aceleración y ataque directo por las bandas.
El Morro García extrañó demasiado a su socio Juanfi Garro y por eso debió pivotear saliendo de la zona de acción de los muy seguros centrales albiverdes: Civelli y Ortiz.
Fue un lapso (entre los 5' y los 20') en el que el Expreso intentó hacerse rengo para atacar por el sector de Jorge Rodríguez, ahí por donde González no encontraba un socio en Angileri para desequilibrar en el 2-1 y donde Pol Fernández apareció en un par de oportunidades con pelota dominada (adentro del área), pero no resolvió de manera acertada. Sucede que el juninense estaba contenido y con razón, ya que por su sector atacaba Juan Álvarez y eventualmente se asomaba Cvitanich para desbordar.
Sin ser dominador ni jugar bien, Banfield fue levemente superior en los últimos veinte minutos. Con más empuje que ideas, el equipo ayer dirigido por Omar Piccoli (ayudante de Falcioni) se hizo ancho para ir por los costados y tuvo dos veces en los pies de Jesús Dátolo la apertura del marcador, pero primero salvó Cardona y luego Burián se mostró muy seguro ante el remate un tanto débil del zurdo ex Boca.
Banfield, plagado de jugadores que pasaron por Boca (Mouche, Cvitanich, Dátolo), salió con todo en el complemento para darle una mano a los del Mellizo. El propio Mouche encaró por izquierda y recibió un foul de Viera. El centro de zurda del '7', con rosca, cayó en la zona de dolor para cualquier defensa y Kalinski metió un frentazo que dejó sin reacción a Burián.
Pero este Godoy Cruz sigue dando muestras de su fútbol y su gran carácter. Y sin tener demasiado recambio como para torcer el rumbo del destino, demostró que nunca hay que darlo por muerto. Ramis metió bomba y el 1-1 envalentonó a todos.
Allá fue, con su alma, a buscar una victoria que mereció. Lo tuvo Abecasis tres veces y el Morro (justo él) tuvo en sus pies la victoria. Pero Sporle se vistió de héroe y salvó milagrosamente en la línea.
Poco para reprocharle a este inconmensurable Godoy Cruz, que mereció más de lo que se llevó y que promete seguir dando batalla hasta el final. Sí, como ayer, como siempre, con el corazón en la boca.