Luego de una semana convulsionada (la salida de Marcelo Gómez, la contratación de Lucas Bernardi y la repentina partida de Angileri a River), en el horizonte tombino había dos pruebas de fuego fundamentales: el derby cuyano como visitante y el debut en la Copa Libertadores ante Olimpia de Paraguay.
La situación requería ir paso a paso. Ni más ni menos. Sabiendo que la puesta en escena en el clásico podía fortalecer la autoestima de un equipo golpeado, el Tomba saltó al campo del Hilario Sánchez con la consigna de recuperar su esencia futbolística. ¿Y quién mejor que un ídolo como el Gato Oldrá para devolverle esos rasgos? En gran parte del desarrollo del primer tiempo, el Tomba lo pudo conseguir. Salvo esos primeros minutos en los que San Martín intentó llevárselo por delante, la paciencia y el criterio volvieron a ser la mejor consejera de Godoy Cruz.
El clásico que amagó para partidazo (intenso, vertiginoso, de ida y vuelta) con el correr de los minutos se transformó en un clasiquito. La efervescencia se diluyó entre la necesidad de uno y las urgencias del otro. Con la experiencia de sus hombres, el Tomba le bajó el ritmo al desarrollo y, aunque resignó posesión, se mostró más criterioso a la hora de atacar. Faltó profundidad, animarse a la individual en los últimos metros. Y es esa anemia ofensiva lo que más preocupa de un equipo que en lo que va de 2019 sólo convirtió tres goles.
Y si algo le faltaba al deslucido primer acto era el corte de luz en el estadio que dejó a todo el sector norte sin luz y demoró el inicio de la segunda etapa. Fueron más de treinta minutos de incertidumbre.
Como no había muchas luces, Forestello y Oldrá movieron los bancos. El DT sanjuanino mandó a la cancha a Osorio (por Palacios Alvarenga), pero el Gato se animó y metió a Merentiel y sacó a Bernardello (amonestado). Así, Gutiérrez se cerró de doble cinco junto a Andrada y el uruguayo se paró como volante por izquierda.
El Tomba se acomodó mejor y en dos jugadas de contra se mostró peligroso. ¿San Martín? Poco y nada. Sólo amenazó con alguna que otra jugada de pelota parada y nada más. Y, salvo alguna corrida de González o una finta de Merentiel, el partido se hizo ordinario.
Justo cuando Oldrá comenzaba a guardar soldados para el martes (Ángel González), Denning -el más peligroso del Verdinegro- giró en el área y Cardona lo tomó. Penal que el arquero Ardente remató por encima del ángulo izquierdo. Menos mal.
En la siguiente, el Morro tuvo en sus pies la victoria, pero su volea se fue por encima del travesaño. Aunque lejos de su mejor versión, el Tomba mejoró en el aspecto defensivo, salió indemne de un clásico muy caliente y llega al debut de la Copa con el envión que da una leve mejoría a un cuadro que hace una semana parecia una enfermedad terminal.
La figura
Emanuel Dening (SM): El "31" verdinegro fue el más punzante de su equipo. Le hicieron un penal que Ardente despilfarró.
Angileri vivió un viernes frenético
Las últimas horas de Fabrizio Angileri como jugador del Tomba fueron frenéticas. El viernes por la tarde viajó rumbo a San Juan con la delegación para afrontar el derby cuyano ya que, hasta ese momento, figuraba en el once inicial.
Cuando la operación se destrabó, durante la madrugada del sábado, el juninense abandonó la concentración a bordo de ¡un taxi! para volver a Mendoza. Es que el lateral debía hacerse la revisación médica hasta las 12 del mediodía de ayer, por lo que tomó el primer vuelo rumbo a Aeroparque. Una vez en Buenos Aires, acompañado de un colaborador de su representante, se dirigió a Clínica Rossi, donde le realizaron los estudios correspondientes.
Según confió José Mansur, "la opción obligatoria de compra que tiene River para diciembre es del 80%".
Por la noche, el jugador estuvo mirando el duelo de su nuevo equipo vs. Newell's y, se gún se conoció, podría debutar el miércoles ante Alianza Lima, en Perú.