Una frase expresada por Alberto Fernández ayer al mediodía en Córdoba cayó como un piano en el Banco Central: "Para que la economía vuelva a crecer tenemos que fulminar para siempre las actuales tasas de interés que privan a la pequeña y mediana empresa de créditos para poder producir", dijo el candidato presidencial del Frente de Todos, favorito a ganar las elecciones, sin explicar con precisión cómo piensa hacerlo (ver aparte).
A las 17 habló Guido Sandleris, jefe de la autoridad monetaria, en la Conferencia Anual de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) en la Bolsa de Comercio porteña. Si bien el tono del banquero no fue confrontativo, sí hubo una divergencia conceptual con Fernández. Sandleris defendió el actual esquema de tasas reales positivas.
Ayer, la entidad pagó por la renovación de Letras de Liquidez 79,994% anual, el valor más bajo desde el 29 de agosto cuando cerró a 78,21%. Se trata de una tasa que está unos 25 puntos por encima de la inflación anual.
"Es imprescindible proteger los recursos de quienes ahorran en pesos. Para ello, las tasas de interés reales tienen que ser positivas", afirmó Sandleris ante un auditorio que asintió con la cabeza de forma unánime.
El banquero explicó que el peso es muy inestable y el sistema financiero es muy chico, incapaz de atender adecuadamente las necesidades de financiamiento de empresas y ciudadanos que quieren invertir o adelantar consumo.
"Ambos problemas son reflejo de cómo han sido perjudicados por años quienes depositaron en pesos", agregó, en clara alusión a los años en los que el kirchnerismo convalidó tasas de interés por debajo de la inflación.
A pesar de que tampoco la tasa de interés real positiva sirvió como herramienta central para reducir la inflación en lo que va del gobierno de Mauricio Macri, Sandleris defendió esta idea y llamó a "edificar consensos" políticos para continuar por esta senda.
Consensos necesarios
El titular del Central reflexionó que sin consensos políticos básicos sobre tasas de interés, equilibrio fiscal y una política de comercio exterior que otorgue superávit para generar divisas genuinas, no habrá salida definitiva para la crisis del país ni estabilidad posible de mediano o largo plazo.
Consideró también que al margen de la incertidumbre electoral que generó el resultado de las elecciones primarias, la economía estaba débil como para poder contener una estampida como la registrada. "Una economía más sólida hubiera sufrido mucho menos el impacto de la incertidumbre electoral", afirmó.
Si bien reconoció que había problemas irresueltos, dijo que estos son una consecuencia del arrastre de desequilibrios desde 2008, año en el que se registró la crisis financiera internacional.
En su reflexión, el jefe de la autoridad monetaria mostró algo de optimismo. "He notado en esta campaña electoral cierto consenso en relación al tema del equilibrio fiscal. Este consenso es valioso", dijo Sandleris. Pero instó a plasmarlos en políticas de Estado que sean indiscutibles, asuma quien asuma el 10 de diciembre próximo.
Tensiones renovadas
Mientras tanto, el precio del dólar volvió a dar otro pasito ayer. Pasó de $ 59,51 a $ 59,34 ante una tensión renovada. Hubiera subido un poco más, acercándose a los $ 60, si no fuera porque bancos públicos salieron a vender divisas sobre el final del día, dado que la oferta privada no alcanzó.
En el mercado mayorista, el tipo de cambio subió dieciséis centavos a $ 57,21. "La divisa norteamericana operó con tendencia algo dispar pero siempre ubicada en un rango superior al alcanzado el día anterior", explicó Gustavo Quintana, de PR Operaciones de Cambio.
En la Bolsa hubo cierta apatía inversora: el S&P Merval cerró con baja del 0,2%. El riesgo país, en tanto, subió 1,1% hasta los 2.234 puntos básicos. Los bonos y las acciones argentinas en Wall Street operaron dispares
La volatilidad se reinstaló en el mercado después de que el Fondo Monetario Internacional confirmara que optará por esperar a que se defina el nuevo Gobierno antes de autorizar la continuidad del plan financiero y enviar más dinero al país.
La escasez de dólares le mete ruido a los inversores. Y el Gobierno avisó que avanzará con la aplicación del Régimen Penal Cambiario contra quien busque artilugios financieros para acceder a más de 10.000 dólares por mes violando el "cepo", tras detectar que hubo maniobras que permitieron violar el techo oficial para la adquisición de divisas.
Deuda: Fernández quiere más plazo pero sin quita
El candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, habló ayer ante 500 empresarios y dirigentes políticos en la Fundación Mediterránea en Córdoba, donde anticipó lo que piensa hacer con la deuda soberana si gana las elecciones.
"La deuda es un condicionante enorme para lo que viene", avisó. Y enseguida agregó que la salida puede ser diferir las obligaciones, ganar tiempo, pero no hacer una quita. Destacó en ese sentido la estrategia que desarrolló Uruguay con su pasivo externo.
De esa manera, la curva de exigencias de 2022 y 2023 suba seguirá para arriba pero de un modo más amesetado, lo cual permitiría a la Argentina crecer, sostuvo el candidato.
Se mostró confiado en que podrá renegociar con el Fondo Monetario Internacional y apelar al reperfilamiento para oxigenar la caja. "El Gobierno tiene dificultades porque los acreedores sienten que les mintieron y que Macri ha perdido el poder", disparó.
"Los acreedores aspiran a, en otro tiempo, poder discutir con quien gobierne la Argentina en el futuro. El problema de la deuda vamos a poder discutirlo y resolverlo en los términos del reperfilamiento y de una renegociación con el Fondo", sostuvo.
Porque, aclaró, lo que es evidente es que en estas condiciones la Argentina no puede pagar la deuda, lo que explica el nuevo "deafult" en el que se cayó hace un mes.