“Me llama la atención que las personas digan que no tienen tiempo, como si todas fueran gerentes de multinacionales. Necesitamos, creo, una vuelta al origen, a un estado anterior. Eso es lo que busqué plantear en mi videoinstalación”, dice en un hotel de Palermo un día después de la inauguración de la 24° edición de arteBA, el artista uruguayo Martín Sastre, elegido por Chandon para intervenir el exclusivo espacio que la marca tuvo en La Rural, obra que dio la bienvenida al Barrio Joven Chandon.
“Time” fue la instalación multimedia presentada por el director de cine en la que reflexiona sobre el lugar del arte en nuestra vida e indaga en el “verdadero” valor del tiempo.
Rodado en enero de 2015 en Nueva York, durante la tormenta de nieve más intensa registrada desde 1935, el artista documentó el fenómeno en la zona de Times Square, donde visualizó en los copos blancos, aunque en un sentido ascendente, burbujas de champán.
De espaldas y en cámara lenta, para adelante y para atrás, hombres y mujeres dan cuenta del frío a medida que la música ahonda aún más en el clima de suspenso.
Poética, metafórica y conceptual, la obra de Sastre interpela al espectador y lo invita a vivir la experiencia intransferible del arte. “Siempre pienso en el receptor”, asegura el mayor de tres hermanos nacido en Montevideo que un buen día dejó la facultad de arquitectura con la condición de que en un año debía dar señales de que lo suyo con el arte iba en serio. Así lo propuso su madre y así lo demostró Martín, que desde entonces ha vuelto el tiempo un aliado para la libertad y la creación.
Ligado desde pequeño al cine, aprendió sobre el séptimo arte en un taller para niños, probó con la escultura y la fotografía, dirigió el largometraje “Miss Tacuarembó” -basado en la novela de Dani Umpi-, creó el perfume del presidente uruguayo Pepe Mujica con las flores de su jardín y contó entre los participantes de su última performance realizada en el balcón de la Casa Rosada con la mismísima Marina Abramovic.
-¿De dónde viene tu inclinación por el arte?
-Siempre estuvo. En mi casa siempre hubo una pulsión hacia el arte a pesar de que nadie se dedicara de manera profesional. También viene del cine… Ya de chiquito mi abuelo materno, que era ruso y tenía afinidad con la tecnología, me regaló un reproductor de videocasetes antes de que hubiese videoclubes.
Mis padres son muy jóvenes y yo crecí en la casa de mis abuelos, donde convivían un montón de generaciones; eso hizo que escuchara ya de niño y por mis tíos a Janis Joplin, Frank Zappa, Led Zeppelin o viera películas de Almodóvar. No fue algo que descubrí sino que siempre estuvo ahí.
-¿Qué proyectos artísticos te interesan; cómo nace una obra tuya?
-Generalmente hay una invitación o una propuesta que dispara un proyecto nuevo. Pocas veces hago una obra porque sí, sin saber en qué contexto se va a exponer. El tiempo ha sido un denominador común en mis obras, a pesar de que con Chandon sea la primera vez que lo materializo como tema central de una pieza.
En “Miss Tacuarembó”, por ejemplo, construí mi propia infancia en los ochenta; en el perfume de Pepe Mujica está el proceso de destilación, tiempo que lleva hacer una fragancia; en la performance en el balcón de Eva también busqué recrear un momento histórico. El tiempo siempre estuvo presente, sin embargo es la primera vez que le doy una entidad central.
-¿Dónde querés llegar con el arte y qué lugar ocupa la repercusión que buscan despertar tus obras?
-La repercusión sirve para que la gente se entere de lo que está pasando en el arte contemporáneo y en ese sentido me interesa que las cosas se conozcan y difundan y tengan más llegada. No creo en el éxito ni en el fracaso ni que haya que ir de A a B ni que haya que llegar a ningún lado.
Creo que se trata de ser mejor artista en el momento en el que estás, de mejorar el presente. No veo mi trayectoria ni mi profesión como una carrera: yo no tengo que correr atrás de nada, yo lo que tengo que hacer es ser mejor en mi oficio y nada más.
-¿En qué proyectos trabajás actualmente?
-En la posproducción de un documental que filmamos en diciembre en Rusia con Natalia Oreiro en su gira por 15 ciudades, donde estuvimos un mes y medio. En julio me voy a Nueva Zelanda por seis meses a trabajar en un proyecto del que no puedo hablar. Mi vida es muy cambiante, voy rotando de escenario y ningún día es igual a otro porque me muevo todo el tiempo.
Proyecto beneficiado
El tiempo que el público observó la obra “Time” en el Espacio Chandon fue traducido en dinero que la marca de champán destinó a un artista emergente sobre el cierre de la feria. Para medir la sumatoria de minutos se colocaron cuatro asientos con un dispositivo que activó el counter de un reloj central.
Los fondos fueron finalmente destinados a un proyecto del Barrio Joven, en este caso, “Amigo del Interior”, la propuesta colectiva de Ángeles Ascúa, Lucrecia Lionti, Mario Scorzelli y Belén Romero Gunset que indaga sobre los modos de circulación del arte contemporáneo a través de talleres y cursos que promueven la interrelación de los diversos agentes del campo artístico.
Mendoza en la feria
Esta vez no hubo representantes mendocinos en el Barrio Joven Chandon, a decir de los curadores, por “falta de propuestas”. Por su parte la provincia tuvo a sus embajadores en el stand del Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza (Mmamm), espacio que compartió con el Museo Universitario de Arte, que forma parte de la Secretaría de Extensión de la UNCuyo.
En el lugar, el artista y docente Chalo Tulián participó en cuerpo y obra con uno de los “vehículos infernales” que integró la muestra realizada en 2014 en la Nave Cultural.