Si se leen minuciosamente las 60 páginas de la declaración del arrepentido Víctor Manzanares, se pueden confirmar definitivamente los mecanismos y los cómplices del mayor robo de la historia de la democracia argentina, liderado por Cristina Fernández de Kirchner.
Los delincuentes la llaman despectivamente “la causa de las fotocopias”. Pero hay más de 30 arrepentidos que confiesan haber pagado y recibido millones de dólares de coimas. Entre esos personajes que “cantaron”, diría Guillermo Moreno, hay varios que son íntimos e históricos colaboradores del matrimonio Kirchner. No son “perejiles”.
Por eso la fortuna robada es colosal. Por eso necesitaron bolsos, valijas, billetes de 500 euros, cajas fuertes, aviones, entretechos, inversiones. Porque en un momento el dinero sucio y físico era tan voluminoso que ocupaba el espacio de una pileta de natación.
Delincuentes del riñón del matrimonio Kirchner, como José López y Claudio Uberti, ya contaron su verdad con pelos y señales. Pero lo de Víctor Manzanares supera todo lo conocido. Porque era el contador. El que dibujaba y firmaba balances de empresas y declaraciones juradas. De la información que aportó hay partes que merecen destacarse. L
a más importante es la que involucra a un integrante clave de la banda delictiva que hasta ahora no tuvo grandes titulares: Osvaldo Sanfelice (a) “El Bochi”. No tengo información calificada, pero del análisis de los expedientes se desprende que uno de los próximos detenidos será precisamente Sanfelice.
No solo porque es el histórico socio de Néstor en la inmobiliaria familiar. No solo porque figura en varias empresas como directivo o como dueño del hotel Waldorf. También porque fue el que recibía y escondía el botín.
Una de las rutas más transitadas por el dinero robado al pueblo era la siguiente: Le llevaban los bolsos repletos de billetes a Daniel Muñoz al departamento de la calle Uruguay donde vivían Néstor y Cristina. Solo con lo certificado en los cuadernos de Centeno fueron 87 entregas por más de 70 millones de dólares.
Pero después los llevaban a Santa Cruz en el Tango 01 y en aviones privados. Aterrizaban y esa carga de plata negra se colocaba en camionetas que ingresaban directamente a la pista y no eran revisadas por nadie. ¿Quién recibía esa montaña de dólares y euros? Osvaldo Sanfelice (a) “El Bochi”. Manzanares lo calificó como “El López Rega de los Kirchner”.
“El Bochi” la llevaba a la casa de María Ostic, la madre de Néstor y allí la escondían. No solo ensuciaron a sus hijos, también a la madre de Néstor y otros familiares. Sanfelice es una pieza clave que todavía está suelta. Es vecino de Julio de Vido y Fabián de Sousa con su lujosa chacra de Puerto Panal que tiene embarcadero propio sobre el Paraná de las Palmas. Manzanares contó que hasta el lugarteniente de la corrupción masiva, Daniel Muñoz se indignó el día que murió Néstor.
Llegó tarde porque tuvo que darle a Cristina lo que llamó “las llaves del tesoro escondido” y después le comentó a Manzanares que pocas veces había visto una cara de tanta codicia y desesperación como la de Sanfelice para recibir las llaves de la felicidad.
Hay otros que van a ser citados a declarar nuevamente. Manzanares contó cómo se operó el sobreseimiento que el ex juez Norberto Oyarbide le dio al matrimonio Kirchner a la velocidad de la luz pese a que estaban acusados por enriquecimiento ilícito. Las órdenes las dio Néstor en persona.
Manzanares recogió a Javier Fernández en la SIDE y de allí a ver a Oyarbide, quien dijo que lo habían agarrado del cogote y que lloró pero Manzanares aseguró que se lo veía sin presión alguna. Javier Fernández, insólitamente es integrante de la Auditoria General de la Nación.
Es uno de los organismos que debe controlar la ética y la transparencia de los actos de gobierno. Daniel Muñoz, como todas las personas cercanas al matrimonio fue muy maltratado física y sicológicamente por sus patrones. Según el contador, Cristina le dijo algo terrible cuando falleció Muñoz: “Menos mal que se murió: uno menos”. Parece una novela policial de la mafia pero es la cruda realidad. Para ellos son apenas fotocopias y un invento y una persecución de Macri, Trump, Bonadio y los medios hegemónicos.
Se confirmó que Muñoz no fue preso porque le dio una coima al juez Luis Rodríguez de 10 millones de dólares y que le llegaron 8 porque el que la trasladó, el abogado Miguel Plo, se quedó con dos palos y ahora también está preso.
Era bastante común que se robaran entre ellos. Manzanares rechazó al doctor Carlos Beraldi como su abogado pese a que no le cobraba un peso. Fue porque escuchó en la cárcel, que Fabián de Sousa, el socio de Cristóbal le había adelantado 7 millones de dólares como parte de sus honorarios y sacó como conclusión que Beraldi no trabajaba para él, que solo defendía a Cristina.
Por eso ahora se apoya en los defensores oficiales. Hay un tesoro escondido. Cristina tiene las llaves. La inmensa mayoría de los argentinos quiere que ese dinero vuelva a sus dueños: el pueblo argentino. Víctor Manzanares está arrepentido de verdad. Le pidió perdón a los santacruceños, a su familia y a Dios. El contador contó todo y le dio el último empujón a Cristina rumbo al abismo judicial que la lleva derechito a la cárcel.