El tenis vuelve a pecar de machista

Se resaltan las enormes diferencias en el tratamiento que reciben los hombres y las mujeres, tanto en lo organizativo como en lo económico.

El tenis vuelve a pecar de machista
El tenis vuelve a pecar de machista

El tenis es un deporte que ha sido acusado de sexista desde hace mucho tiempo. El reparto de los premios en los grandes torneos fue la primera causa de lucha para las chicas que terminaron consiguiendo que se les pagara igual que a los caballeros. Y es muy común escuchar en el ambiente que el tenis femenino es muy aburrido y hay algunos profesores que aseguran que el masculino y el femenino son dos deportes distintos.

El premio mínimo por entrar a un torneo femenino apenas roza los 2.000 dólares -algo que en ocasiones no cubre los gastos que nos supone el ir al torneo-. En un torneo  ATP250, el mínimo por acceder asciende a 5.000. 

"¿A qué se debe tanta diferencia? Al fin y al cabo, nuestros gastos en entrenadores, viajes y dietas son idénticos a los de los hombres. Las horas invertidas en entrenar, los esfuerzos que tenemos que realizar para estar en la élite de nuestro deporte, son equivalentes en hombres y mujeres", dicen las chicas.

También hay otros detalles como que los fisioterapeutas no puedan acompañarlas en los vestuarios ni siendo mujeres, mientras que a los hombres si se les permite.

Esta semana hubo dos episodios que abonan la teoría de la discriminación que sufren las damas. Es que Serena Williams fue criticada públicamente por haber usado un enterito en Roland Garros. "Creo que a veces hemos ido demasiado lejos", dijo el presidente de la Federación Francesa de Tenis, Bernard Giudicelli, y agregó que el traje de Williams "ya no será aceptado. Hay que respetar el juego y el lugar".

Serena contestó: "Puedes quitarle al superhéroe su disfraz, pero nunca podrás quitarle sus superpoderes". Y sus fans la apoyaron, así como las marcas. Además comentó que la vestimenta tenía que ver con problemas de salud que había sufrido tras el embarazo de su hija y que ese enterito le permitía tener una mejor circulación en las piernas.

Ahora, se presentó a jugar (aunque fuera de Francia) con otro polémico vestuario: lució un tutú de su nueva colección, realizada en colaboración con Nike y Virgil Abloh, en el US Open. Se trata de la colección Nike x Off White Queen, que la deportista combinó con medias de red y una campera de cuero (que se sacó para jugar, obviamente).

Virgil Abloh explicaba el diseño del tutú en un comunicado de prensa "el vestido es femenino, pero combina con su agresividad. Es parcialmente revelador. Es asimétrico. Tiene un toque de bailarina que simboliza su gracia. No va sobre campanas y silbatos y trucos. Es sólo sobre vivir en el cuerpo y expresar el espíritu de Serena con cada movimiento de la raqueta".

Claro que el uso de falda es lo que quieren los hombres y entonces ya no le dirán nada. Muchos vieron que la prohibición del enterito tenía que ver con que Williams es negra, porque recordaron que, en 1985, Anne White, una jugadora blanca, usó un catsuit blanco brillante para Wimbledon y nadie dijo nada. 

Cuando todavía esa polémica no se acallaba, apareció la suspensión a Alize Cornet por sacarse la remera en pleno partido, lo que supuestamente no está permitido para las damas, pero sí para los caballeros y las denuncias feministas no tardaron en retumbar por todos lados al punto que la organización del Abierto de los Estados Unidos tuvo que salir a aclarar las políticas sobre los cambios de vestimenta de los jugadores durante los partidos y consideró que la francesa no debió haber sido advertida por dar vuelta su camiseta.

"Lamentamos que se considerara una violación del código a la Sra. Cornet. Hemos aclarado la política para asegurarnos de que esto no vuelva a ocurrir. Afortunadamente, sólo se le impuso una amonestación sin ninguna penalización ni multa", indicaron los organizadores.

El US Open indicó además que, si las jugadoras así lo desean, pueden cambiarse de ropa en un sitio más privado, sin que ello se considere un descanso para ir al baño. Al mismo tiempo, los organizadores reiteraron que los tenistas pueden cambiarse la camiseta cuando estén sentados en las sillas de jugadores, sin que ellos se considere una violación del código. 

La polémica se generó a partir de lo que sucedió con Cornet en el partido que perdió en la primera ronda ante la sueca Johanna Larsson. Después de la pausa de diez minutos entre el segundo y tercer set que ambas jugadoras se tomaron por el intenso calor, la francesa regresó a la pista sin notar que tenía puesta al revés su remera.

Cuando Cornet lo advirtió mientras estaba por reanudarse el partido, se la quitó de inmediato y se la volvió a poner de manera correcta en unos pocos segundos. Sin embargo, en ese momento el árbitro del partido le aplicó un "warning" (una advertencia) por conducta indebida. En caso de recibir otro, el jugador sancionado pierde automáticamente un punto.

La francesa, ubicada en el puesto 31 del ranking, protestó por la sanción, pero el umpire Christian Rask se mantuvo en su fallo y explicó que el reglamento no lo permitía.

La WTA, el ente que regula al tenis femenino, respaldó el accionar de Cornet y aclaró que no violó ninguna regla del organismo. "La violación del código que le aplicaron a Alize Cornet durante su primer partido en el US Open fue injusta y no se basó en una regla de la WTA", dice el comunicado que publicó el organismo.

"La WTA no tiene ninguna regla contra un cambio de atuendo en la cancha. La WTA siempre ha sido y siempre será pionera en los derechos de las mujeres y los deportes femeninos. La violación de este código se hizo bajo las reglas de Grand Slam y nos complace ver que la USTA (la Asociación de tenis de Estados Unidos) ahora ha cambiado esta política. Alize no hizo nada mal", completó la WTA.

"Alize Cornet tenía la camiseta al revés. Se cambió en el fondo de la pista y recibió una violación del código por conducta antideportiva... Pero los hombres pueden cambiarse las camisetas en la cancha", criticó Judy Murray la madre de Andy en su cuenta de Twitter. 

En tanto, durante sus respectivos comentarios televisivos, la ex jugadora Casey Dellacqua calificó el hecho como "ridículo" en la televisión australiana, mientras que la estadounidense Bethanie Mattek-Sands lo consideró "flojo" en la cadena ESPN.

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