La sede de la Unidad de Internación en Crisis del área de Salud Mental de Mendoza, donde se atendía y asistía a menores de 18 años con distintas crisis psiquiátricas y que permaneció abierta durante casi ocho años, finalmente cerró sus puertas el miércoles 19 “debido a la alta demanda y escasa disponibilidad de especialistas en psiquiatría”.
Sin embargo, y pese a que el establecimiento ubicado en Jesús Nazareno (Guaymallén) cerró, la UIC propiamente dicha continúa trabajando en los hospitales Notti y Carlos Pereyra; según las palabras del director de Hospitales, Roberto Correa, se trata de una “decisión acertada”, ya que los mencionados efectores cuentan con psiquiatras y personal más especializado para estos casos delicados.
Esta situación -descripta en un memorándum interno que se envió a los hospitales de la provincia el viernes 21- trajo como consecuencia la declaración de la emergencia en salud mental, que implica (entre otras cosas) que cada delegación de esta área en Mendoza deba atender los cuadros registrados en sus jurisdicciones en lugar de derivarlos a la UIC y a los dos hospitales provinciales del rubro (Carlos Pereyra y El Sauce).
Sin embargo, tanto desde el primero como desde el segundo de estos nosocomios -y en sintonía con Correa- resaltaron que la decisión de trasladar la UIC es más que buena, teniendo en cuenta que el órgano ubicado en Guaymallén no contaba con psiquiatras suficientes y sostuvieron que es necesario un cambio de paradigma a la hora de tratar a jóvenes con crisis agudas.
Si bien el memorándum habla de saturación en el sistema, los especialistas consultados indicaron que durante los últimos días “se acomodaron un poco las cosas”, aunque la semana pasada -apenas fueron derivados los jóvenes de la UIC-, seis pacientes que estaban en el Pereyra debieron ser trasladados a El Sauce y convulsionó un poco la actividad.
“Quiero dejar en claro que no se ha cerrado la UIC, sino que se la ha trasladado. Aquellos chicos que presentan crisis psiquiátricas y que tienen hasta 14 años y 11 meses son derivados y asistidos en el Notti, mientras que aquellos que tienen entre 15 y 17 años y 11 meses van al Pereyra. Y ahora, en esta situación, se pide a cada delegación de Salud Mental que atiendan a sus pacientes. No hay crisis, hay emergencia”, aclaró Correa a Los Andes.
Cambio de paradigma
“La UIC, como estaba funcionando, era un lugar destinado para la internación de los menores con crisis psiquiátricas y fue cerrada la semana pasada por falta de personal. El tema es que varios de nosotros la hubiésemos manejado y encarado de otra manera a la UIC desde un principio".
"Pero esto responde a todo un drama que hay a nivel nacional con la salud mental, área que está a cargo de un grupo muy dogmático que ve a la psiquiatría como una mala palabra y considera que los enfermos psiquiátricos son víctimas de la sociedad, por lo que creen que medicar está mal. Se desatendió todo lo que tiene que ver con la internación y la psiquiatría. Y si bien es cierto que en algunos lugares las cosas se simplifican y se quieren solucionar encerrando a los pacientes, también hay gente que realmente está mal y necesita estar contenida y medicada”.
La reflexión, contundente, es de un psiquiatra que vivencia desde adentro la realidad actual del sistema de salud mental no sólo en Mendoza, sino en el país. Y que está al tanto de cómo se trabaja tanto en el Pereyra y El Sauce como en la vieja UIC.
Con esta idea, el especialista se refirió ante Los Andes a la desatención que hubo hacia los psiquiatras durante los casi 8 años que funcionó el área que atendía a los jóvenes con cuadros psiquiátricos. Sin embargo, para esta fuente, la idea de trasladarla a los nuevos escenarios es un buen indicio.
“La emergencia implica que los hospitales tengamos que absorber a esos pacientes. Ahora en el Pereyra se está adaptando un lugar para recibir a estos pacientes, lo mismo que en el Notti. Aquí hay psiquiatras y el personal que estaba en la vieja UIC se va a redistribuir. Si esto se logra, va a ser bueno, ya que se va a dar una mejor atención a los chicos.
Eso sí, es probable que la transición sea complicada. Lo que me pregunto yo es: ¿por qué hubo que esperar ocho años para tomar esta decisión? Insisto en que el problema tuvo su inicio desde el momento en que se considera que aquellos pacientes tienen un problema social y no psiquiátrico”, resaltó el profesional, que prefirió no ser identificado. E hizo hincapié en que no se trata de una situación “trágica”, sino que -bien implementada- es una “buena solución”.
Por su parte, el director del Hospital Pereyra, Manuel Vilapriño, destacó que el punto es refuncionalizar la internación de la UIC con un abordaje más amplio.
“Nosotros estamos refuncionalizando un espacio especial para estos pacientes. Hasta tanto, se los va a contener en el servicio mixto de observación y evaluación, que es una guardia interdisciplinaria en la que trabajan psiquiatras, trabajadores sociales, médicos clínicos y enfermeros especializados. Dónde y cómo estaba funcionando la UIC no eran las mejores condiciones, ya que -por ejemplo- no tenía laboratorio. Es una buena decisión que nosotros y el Notti estén trabajando en el tema ya que a los chicos no podés abordarlos con adultos”, destacó Vilapriño.
Del mismo modo, el psiquiatra destacó que -con esta decisión- se hace imprescindible trabajar de forma integrada con El Sauce. De hecho, la semana pasada -cuando fueron derivados los primeros adolescentes al Pereyra-, seis pacientes de este hospital debieron ser derivados al centro de internación de Guaymallén.
Más allá de esta situación, desde el Gobierno se preocuparon por negar que los hospitales estén colapsados. “La demanda es cada vez mayor, pero el hospital está respondiendo”, sintetizó Vilapriño.
El doble de pacientes
En el último año se duplicó la atención de pacientes en el hospital psiquiátrico Carlos Pereyra. Mientras que en agosto de 2013 se atendió a 1.320 personas, en ese mismo mes de este año la cifra ascendió a 2.906.
En total cuenta con 91 camas (85 de internación y 6 de la guardia) y, por día, 150 personas pasan por el último de estos servicios. Sólo en el primer semestre de 2014 egresaron 500 personas de la internación. En total, 256 profesionales trabajan en ese centro de salud.
“En lo que se refiere a personal del hospital estamos bien. Obviamente, si me preguntás siempre va a faltar personal. Pero el hospital no está colapsado y se está haciendo cargo de demandas de pacientes que antes no teníamos”, indicó el director del nosocomio, Manuel Vilapriño.
El giro de cama (tiempo promedio de estadía de cada paciente en la internación) en el Pereyra es de 20 días y -según su director- es “bastante bueno”. “Actualmente estamos trabajando mucho más fluido con El Sauce, en equipo. Y siempre debería ser así”, indicó.
Asimismo, Vilapriño resaltó que hay una fuerte estigmatización de la sociedad hacia las instituciones psiquiátricas y a la problemática de la salud mental. “Las patologías cada vez aumentan más. Según la OMS, la depresión es la quinta causa de discapacidad. Y la próxima década está previsto que sea la segunda. También de acuerdo a la OMS, una de cada cuatro personas va a padecer depresión alguna vez en su vida. Y la prevalencia de trastornos como la ansiedad también es alta”. sostuvo.
En El Sauce, en tanto -y pese a que la semana pasada debió absorber a seis pacientes del Pereyra para que, a su vez, éste pueda recibir a los menores de 18-, dicen que se ha logrado normalizar bastante el tema de la internación. La capacidad es para 129 pacientes y también cuenta con su servicio ambulatorio.