En 2015 hay elecciones en la regional Mendoza de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y si bien hasta hace un tiempo la armonía primaba entre sus principales miembros, hoy esa situación ha cambiado radicalmente, para dar lugar a una fuerte disputa interna entre dos sectores que se muestran cada vez más antagónicos.
En parte, uno de los responsables de que esa armonía se haya disipado es el actual secretario gremial, Carlos Simón, un militante sindical de 39 años que ha sabido posicionarse internamente en uno de los gremios más combativos de la provincia e incomodar a la histórica secretaria general, Raquel Blas.
Ese fastidio llegó a tal punto que ella impulsó acciones para restarle protagonismo, como tramitar la baja de su licencia gremial (se efectivizará el próximo 16 de octubre), o alejarlo de cualquier negociación paritaria.
“Me sacaron hasta el celular corporativo y ya no tengo acceso ni al placard que utilizaba en la sede gremial”, resaltó este ingeniero agrónomo egresado de la Universidad Nacional de Cuyo que ahora deberá volver a su puesto en alguna de las barreras sanitarias que administra el Iscamen en la provincia.
Simón no es un improvisado. Además de su título profesional posee una diplomatura en Sociología Latinoamericana y hoy está a punto de finalizar una maestría en Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo.
Si bien no tiene militancia política en ningún partido, en su época de alumno universitario participó activamente en la agrupación de su facultad Martín Fierro (independientes y justicialistas) y hasta llegó a presidir el Centro de Estudiantes en 1998, además de haber integrado la Federación Argentina de Estudiantes de Agronomía.
Como profesional agrónomo Simón ingresó al Iscamen en 2003 y en poco tiempo se convirtió en jefe de Barreras Sanitarias, cargo que ocupaba cuando resultó electo delegado de esa sección, en 2005, ya afiliado a ATE.
“Desde ese cargo generamos el primer paro de las barreras sanitarias y también logramos el primer pase a planta de un grupo de trabajadores”, recuerda.
En 2007, Blas lo invitó a integrarse al área de “formación” del gremio, dada su preparación académica, lo que también le sirvió para comenzar a crecer en el sindicato. “Hice de todo, desde el sitio web hasta la prensa”, destaca ahora.
En la última elección sindical, realizada en 2011, se transformó en el secretario gremial de ATE, accediendo así a la mesa chica del organismo, y logrando también participar como miembro paritario, generalmente en representación de los trabajadores de la Administración Central, de los municipales y de los de organismos descentralizados, como el propio Iscamen.
Simón tuvo días atrás un hecho que marcó la tensión interna del gremio, al denunciar (en la fiscalía N° 2) una agresión sufrida de parte del congresal ante ATE nacional Fernando González, quien le advirtió, según sus palabras, “que no se metiera con su sector”, en el cual también está el secretario adjunto, Roberto Macho, quien se dice sería el postulante a suceder a Blas desde el sector “oficialista”.
Si bien Simón aún no se considera candidato a la secretaría general de ATE (las elecciones no tienen fecha aún, pero pueden realizarse entre mayo y octubre de 2015), él no niega esa intención.
“A lo mejor algunos me postulan”, dice y asume poseer un estilo que “tiene modos diferentes” al de la actual conducción, la cual, según su visión, “es catalogada por las bases como autoritaria”.
También reconoce que “hay un quiebre” interno del gremio con posiciones encontradas, que comenzó el 1 de mayo pasado “cuando Raquel, sin avisar, anunció su incorporación al FIT”.
Es por eso que asegura que su idea es “no dejar de militar, permanecer activo en la lucha gremial” y así esperar el año que viene, seguramente instalado como el líder de un sector que buscará darle pelea a Blas y a toda la actual conducción de ATE.