Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com
"Compañeros: hasta ahora la dirigencia política del peronismo no nos ha dado el lugar que nos corresponde. Nos llaman pero nos dejan en la tribuna y desde allí tenemos que ver cómo son ellos los que deciden. Ha llegado el momento de que nosotros también entremos a jugar".
Palabras más, palabras menos, ése fue el mensaje que bajó uno de los principales dirigentes de la central obrera provincial que lidera el colectivero Rodolfo Calcagni, durante un plenario que realizó el sector y donde se decidió participar directamente en la interna del justicialismo.
Se valió de la decisión del ex ministro de Salud de la provincia, Matías Roby, de insistir con su candidatura a gobernador y conformó una fórmula integrada también por otro ex funcionario de Francisco Pérez, el dirigente de los judiciales federales Ariel Pringles.
No le resultó fácil la jugada al grupo -importante- de gremios porque no eran demasiadas las alternativas. Debió sortear inclusive algunos planteos, como la afirmación de que se trataba de un sector que estaba directamente alineado en el orden nacional a Hugo Moyano, aspecto que surgía del acercamiento que siempre tuvo Calcagni con el camionero y del hecho de que Ariel Pringles es un hombre -inclusive integra la conducción nacional- de Julio Piumato.
De allí que decidieran aparecer en una fotografía junto al secretario adjunto de la CGT, Luis Márquez, un dirigente de la UOM, que responde a la central obrera que a nivel nacional lidera Antonio Caló, alineado a la Presidenta. "Lo hicimos para demostrar que no nos vamos del peronismo y que vamos a dar pelea desde adentro", sintetizó la fuente consultada.
Una vez alcanzado el acuerdo con Matías Roby, al sector se le presentaba el problema de insertarse en los departamentos. Aprovecharon algunos enojos individuales que se plantearon en las discusiones de la conformación de la lista provincial que encabeza Adolfo Bermejo junto a Martínez Palau, para llevar agua hacia su molino.
Pasó con el diputado nacional y ex intendente de Guaymallén, Alejandro Abraham y cerró un acuerdo, aunque el dirigente también va paralelamente con los otros dos candidatos. Logró evitar que el actual senador del Frente para la Victoria, Matías Stevanatto llegara a un acuerdo con el radical Alfredo Cornejo y lo ubicó como candidato a intendente de Maipú por el grupo sindical, también dentro del peronismo.
Llegó a un acuerdo con el intendente de Santa Rosa, Sergio Salgado, e hizo lo propio con el sector que los hermanos Félix conformaron en el Sur provincial, aunque también estos han decidido ir en más de una lista.
Los propios dirigentes reconocen que la patriada es difícil. "El aparato político lo tienen la Corriente y los Azules, pero nosotros, que no teníamos nada, porque no nos habían dado nada, ahora estamos peleando para lograr espacios", dijo un dirigente consultado, quien agregó que "vamos a trabajar para ganar, pero de todos modos, si logramos salir segundos y alcanzar la minoría, vamos a poder ubicar a muchos compañeros en las listas definitivas. Además, quedaremos muy bien posicionados para el futuro", sintetizó.
Cabría establecer entonces cómo queda "políticamente" conformado el espectro sindical local. Porque un grupo de gremios decidió continuar dentro de lo que dispusieron los sectores liderados por Juan Carlos Mazzón (Azules) y Carlos Ciurca (La Corriente) y apoyarán la fórmula Adolfo Bermejo-Martínez Palau.
Otro grupo, liderado por el petrolero del Estado, Jorge Córdova, mantiene su alineamiento histórico con Daniel Cassia y, como éste decidió quedarse dentro del peronismo y participar como candidato a intendente de Luján por la fórmula que encabeza Bermejo, directamente llevará el apoyo al actual senador nacional.
Algunos dirigentes, como es el caso de la estatal Raquel Blas, ya ha anunciado que apoyará a los partidos de izquierda, mientras el mercantil Guillermo Pereyra cerró un acuerdo con el radical Alfredo Cornejo, en representación del massismo en la provincia y es candidato a diputado por el primer distrito.
Otros sindicalistas, como es el caso del docente Gustavo Maure -aunque actualmente no se encuentra en la conducción del SUTE- mantienen su apoyo a Unidos y Organizados, que sostiene la candidatura de Guillermo Carmona y Alejandra Naman.
Lo señalado es la "fotografía" de lo que sucede en el sindicalismo local. Lejos, muy lejos quedaron aquellos tiempos en que el sindicalismo era el que tomaba las decisiones porque constituía la columna vertebral del Movimiento Nacional Justicialista y que se viera reflejada claramente con lo que sucedió cuando debieron conformarse las listas para las elecciones de 1983.
En aquella oportunidad, una CGT, la Brasil, dio su apoyo en Mendoza a la lista Blanca, que encabezaba Ernesto Corvalán Nanclares e inclusive puso como compañero de fórmula al ferroviario Florentino Cortez. La CGT Azopardo, liderada por la UOM, expresó su apoyo a la candidatura de Horacio Farmache y el problema se le planteaba a la lista Verde-Azul, porque, al no tener a dirigentes sindicales, no era considerada "movimientista".
Fue en ese momento en que se produjo una movida de ajedrez -que algunos aseguran que fue la primera que hizo Juan Carlos Mazzón- que decidió incorporar a Convocatoria Justicialista, que lideraba José Octavio Bordón, pero que venía acompañado por un sector del sindicalismo, encabezado por Antonio Cassia, que se denominaba Grupo del Este y que se había escindido, políticamente, de la CGT Brasil, después del plenario que designó a Florentino Cortez.
En aquella oportunidad, Cassia fue diputado nacional y en las bancas legislativas provinciales había, por lo menos, una decena de senadores y diputados de extracción sindical.
La derrota a manos de Alfonsín en el país y de Llaver en Mendoza, generó que el sector político cargara las culpas al sindicalismo de la debacle electoral, fundamentándose en aquella denuncia de Alfonsín sobre la posible existencia de un pacto militar-sindical durante el gobierno del Proceso.
El acercamiento del gremialismo a las decisiones de Carlos Saúl Menem y su política liberal también fue un golpe duro para el sector y a partir de allí se produjo un fenómeno extraño en la actividad sindical: los dirigentes, especialmente de los gremios poderosos y salvo algunas excepciones, prefirieron refugiarse en sus gremios, evitar demasiada exposición pública y por ende el desgaste.
Ahora, en Mendoza, muchos han decidido salir a jugar. El tiempo dirá cómo están de aceitados los mecanismos para que puedan alcanzar los objetivos.