El símbolo del resurgimiento

Federico Grabich ganó su segunda medalla en Canadá: fue plata en los 200 metros libre. Con la llegada de Bill Sweetenham empezó un trabajo que permitió recuperar una disciplina que había tocado fondo y ahora se ilusiona por su futuro.

Jugar al básquetbol o nadar. Esa fue la decisión que Federico Grabich se vio obligado a tomar a los 16 años. Nació de un programa de detección de talentos de la provincia de Santa Fe y a los 10 años se inició en el deporte. Por entonces, Mónica Gerardi, que continúa siendo su entrenadora hoy, le insistió a la familia para que Federico practique natación.Y así fue.

Grabich, de 25 años, ya es la gran sensación de actuación argentina en Toronto 2015. A la medalla de oro que había ganado en los 100 metros libre, le sumó la de plata de los 200 metros. Si ayer fue sorpresa, hoy es confirmación. Y mañana, pura ilusión.

Pero, después de un punto tan bajo como el que llegó la natación en Londres 2012, ¿cómo se explica semejante crecimiento? Lo primero es el talento del nadador. Grabich lo tiene: quebró el récord nacional de los 100 m (48”26) e hizo caer el de 200 m (1’47”62, a 1”20 del vencedor, el brasileño Joao De Lucca).

Pero otra parte del crecimiento general se debe a una nueva estrategia de trabajo y a la llegada como asesor de Bill Sweetenham, entrenador australiano, de 65 años, que contrató el Enard para intentar la recuperación.

“Sweetenham le dio confianza a los nadadores y entrenadores en una nueva etapa. Lo más importante es que los llevó a descubrir su propio talento. Alguien tiene talento y no lo sabe, está ante la peor de las frustraciones”, comentó Osvaldo Arsenio, una de las principales referencias de la natación argentina.

Sweetenham, entrenador clave  
Entre los pupilos de este formador de renombre internacional hay campeones olímpicos como Ian Thorpe y Grant Hackett. Su foja de servicios es abrumadora: condujo selecciones en cinco Juegos Olímpicos y nueve Mundiales; además, sus nadadores suman 27 medallas entre esas dos competencias.

El crecimiento de Grabich es producto de un plan estratégico. No sólo porque formó parte de un programa de detección de talentos cuando sólo tenía 10 años, sino también porque cuestiones relacionadas a su técnica fueron mejoradas desde los Juegos Panamericanos de Guadalajara hasta hoy.

El santafesino pulió su vuelta americana y la entrada al agua: “La mejor manera de entrenar una carrera, aún cuando es tan corta como una de velocidad, es segmentándola. Se puede dividir en la partida, la parte subacuática (los primeros 15 metros), la zona de nado (los siguientes 25 metros) y los últimos 10 metros para llegar al vuelta en la pared. Grabich desde hace años es un nadador top en zona de nado. Sólo tenía que corregir detalles en la partida, tiempo de reacción, entrada al agua y la vuelta”, explicó Arsenio.

Desde el otro lado del planeta, Sweetenham habló del crecimiento de Grabich: “Federico es una buena persona y un gran atleta. Continuó progresando significativamente desde que se enfocó en los 100 y 200 metros libres. Si bien le ha llevado algo de tiempo, él se empieza a sentir como en casa en esta clase de eventos. Dada su limitada experiencia en estos certámenes, creo que seguirá haciendo un gran progreso. Todavía no vimos lo mejor de él", se ilusionó.

Hace cuatro años, en los Panamericanos de Guadalajara, la Argentina sólo logró dos medallas: los bronces de Juan Martín Pereyra en los 1500m libre y el de la posta 4x100 estilos (con Grabich).

Tres años después, la historia es otra. La Argentina ya consiguió una medalla de oro y una de plata. Los logros de Grabich relucen, pero en hay una realidad global que indica un crecimiento. Andrea Berrino, que ayer quedó séptima en los 200m espalda, viene de terminar entre las 10 mejores en el último Mundial de piscina corta. Tiene un enorme potencial. Enfocándose y ajustando pequeños detalles, podría dar otra sorpresa como Grabich en cualquier momento. Si traslada su marca de piscina corta a la larga, podría ser finalista olímpica.

El récord nacional de la posta 4x100 (3’17”41/100), es una marca que posicionará a la Argentina entre los 20 mejores del mundo. Tal vez pase inadvertida porque el equipo fue 4° y no se llevó una medalla. Pero el equipo que integran Matías Aguilera, Guido Buscaglia, Federico Grabich y Lautaro Rodríguez también puede seguir perfeccionándose.

Argentina y su realidad diferente
Sobre la actualidad general de la Selección, Sweetenham puntualizó: "A pesar de que falta un largo camino por recorrer, cada competición y entrenamiento lleva al equipo argentino mucho más cerca de la escena mundial. Debemos recordar que el presupuesto del equipo argentino todavía es menor que el de sus oponentes. La Argentina debería hacer más campos de entrenamientos y más competiciones. Este equipo tiene potencial ilimitado para el éxito futuro. Tengo confianza no sólo en Federico y Mónica [su entrenadora] sino también en todo el equipo argentino. Es apasionante ser parte de este equipo y de su crecimiento".

José Meolans, ex campeón mundial, también es optimista: “Veo mayor calidad y cantidad de nadadores. Hay que ver cómo se traduce en el medallero. Se está trabajando mejor, hay más recursos, y el Enard le posibilitó a los deportistas tener más chances para planificar competencias y entrenamientos en el exterior. Si se hace bien, debería demostrarse con resultados”, le dijo el cordobés a Mundo D.

Sweetenham trabaja part time y ayuda a otros seleccionados en el mundo. Está previsto que cumpla el ciclo olímpico completo hasta después de Río 2016. Por el momento rechazó ofertas para volver a dirigir en Australia. La Argentina puede tener fe en sí misma. El talento está. Y ahora el equipo volvió a creer en sí mismo. Tiene que terminar de convencerse de que puede ser protagonista en las grandes citas mundiales.

Fuente: Canchallena.com

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