Otra vez la violencia ganó un partido. Otra vez un papelón. No hay adjetivos para calificar algo semejante. Vergonzoso. Paupérrimo. No existe descripción.
Y en esta oportunidad los máximos responsables del escándalo (más allá de que nada justifica una agresión) fueron los integrantes de la terna arbitral compuesta por Alejandro Lescano (árbitro), Mario Jofré (juez de línea Nº 1) y David Espín (juez asistente Nº2), quienes debieron suspender el partido a los 15 minutos del primer tiempo cuando el jugador de Algarrobal, Carlos Díaz (número 6), le metió una piña en el rostro al capitán azulgrana, Gastón Acuña, quien quedó nocaut en el piso.
Esto provocó la reacción de sus compañeros y se armó una batahola en la mitad de la cancha que duró exactamente 15 minutos. Intervinieron para separar efectivos policiales (sólo eran 4) y ambos cuerpos técnicos.
El juez Lescano, expulsó al jugador ladrillero (agresor) y también al jugador de Talleres, golpeado. Primer error grave. Esto originó otra reacción de todo el plantel de Talleres.
El partido se reanudó y Algarrobal ganaba 1-0. El jugador de Talleres Gonzalo Mut recibió su segunda tarjeta amarilla pero no se fue expulsado, ya que el árbitro lo amonestó y se equivocó al marcarlo en su anotador. Ningún asistente colaboró tampoco. Esto desató las quejas del visitante. El partido estaba caliente. Descontrolado. Todos insultaban. Todos pegaban. Y llegaron más expulsiones al minuto 40.
Diego Mamaní de Algarrobal le pegó un codazo al juvenil local Renzo Salinas y ¿qué hizo Lescano? Expulsó nuevamente al agresor y al agredido. Otra vez, el mundo Talleres se le vino encima. Un desastre. Pitazo final y entretiempo.
En el segundo tiempo se fue expulsado Pralong del Matador por insultar a un rival y al árbitro. Cuando el reloj marcaba 45’ se desató otra vez la barbarie. Jugadores se manotearon y el árbitro fue el blanco de todos los insultos por parte de la delegación Azulgrana.
Se metió la Policía y en un segundo comenzó una pelea cuerpo a cuerpo entre los uniformados y jugadores locales. Los jueces se fueron corriendo al vestuario y cuando los futbolistas bajaron al túnel, efectivos policiales los apuntaron con sus revólveres reglamentarios y largaron gas pimienta. Absurdo.
De fútbol poco y nada
Era el partido más esperado de la 20ma. fecha del ascenso. Talleres tenía la obligación de ganar para descontarle puntos a Algarrobal y así pelear por el segundo ascenso. Antes de la barbarie y las expulsiones, el equipo de Cristian Villegas realizó los deberes a la perfección. En el inicio, aguantó los embates del local y en el primer contragolpe que sacó, infló la red Azulgrana. Golazo. Excelente maniobra individual de Eliseo Cruceño en el área. Dejó dos hombres en el camino y a festejar.
Luego llegaron las expulsiones y el juego se descontroló por completo. Con 9 hombres el Ladrillero terminó aguantando y no pasó sobresaltos. Es más, podría haber goleado, pero el portero de Talleres se lució y evitó más goles. El resto, un papelón.