A pocos días de las elecciones legislativas para la renovación de bancas en el Congreso de la Nación, en las legislaturas y también en los concejos deliberantes, surgen distintos debates entre candidatos que permiten que, en general, la gente tome conocimiento de quiénes son los postulantes a representarla.
En Mendoza, como ya ocurre desde hace varios años, las últimas semanas han incluido una interesante agenda para la convocatoria a la discusión de ideas y propuestas. Entre los encuentros programados estuvo el que se realizó por iniciativa de la Asociación Cristina de Dirigentes de Empresas, Diario Los Andes y un importante número de organizaciones empresarias y sociales. Como en otras convocatorias también realizadas en la provincia, la cita se desarrolló en un marco de corrección y respeto por parte de los participantes, más allá de las lógicas diferencias políticas que inevitablemente se producen entre los participantes por las diferencias con respecto a una gestión de gobierno o la particular mirada sobre los temas que deben ser objeto de debate legislativo.
Distintas entidades han insistido durante años para que quienes se postulan a cargos electivos se comprometan con la sana discusión de ideas y propuestas con quienes son sus contendientes. En el caso puntual de los futuros legisladores, la práctica es más que importante porque, justamente, están destinados a participar institucionalmente desde las bancas parlamentarias, el ámbito natural para discutir.
Hace dos años, cuando se lanzó la campaña presidencial para la sucesión de Cristina Fernández de Kirchner, surgió con fuerza la iniciativa conocida como Argentina Debate, que planteó una nueva alternativa para la política argentina en base a la necesidad de la sociedad de conocer propuestas de boca de quienes serían los depositarios del voto popular. Este intercambio de ideas no sólo representa un signo de madurez de nuestra democracia, sino que nos da la libertad de elegir a conciencia y con verdadero conocimiento y convencimiento.
Como fruto de la insistencia de quienes propiciaron ese ámbito de discusión democrática, fue posible el histórico cara a cara entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, los contendientes que debieron definir en segunda vuelta quién sería el nuevo presidente a partir del 10 de diciembre de 2015. Más allá de la conclusión que cada espectador televisivo del evento haya obtenido, el debate enriqueció a la vida democrática de los argentinos por la decisión de los dos políticos de someterse a la discusión. Muchos países con sólida raíz democrática y republicana han logrado del hábito de debatir prácticamente una obligación.
Pensadores y organizaciones sociales dedicadas a fomentar la participación ciudadana y a estrechar vínculos entre los electores y los candidatos a representarlos, coinciden que en sociedades democráticas el debate es una herramienta fundamental, tanto de identificación de disensos como de construcción de consensos. La generación de un debate crea una oportunidad para que las distintas posiciones puedan escucharse y dialogar.
Así como la participación ciudadana pasa por involucrarse con el voto y con la presencia en otros ámbitos que el funcionamiento democrático viabilice, que los candidatos a representar al pueblo se reúnan a debatir ideas y propuestas es otra forma de demostrar la aceptación de las reglas de juego democráticas.