La celebración del 207º aniversario de la constitución del Primer Gobierno Patrio, es propicia para reflexionar sobre cuestiones que hacen a nuestra identidad, de dónde venimos.
Del latín patriam, la patria es la tierra natal o adoptiva que está ligada a una persona por vínculos afectivos, jurídicos y/o históricos. La patria puede ser, por lo tanto, el lugar de nacimiento, el pueblo de los ancestros o el país de radicación.
No nació de un día para otro; se fue construyendo lenta y dificultosamente. Con momentos de entusiasmo, otros de desaliento, fue siempre la voluntad de lograrla de hombres decididos, convencidos y mayormente desprendidos de intereses personales. Fue un proceso que se inició, si se quiere, al calor del rechazo de las invasiones inglesas, que se fue construyendo un Ejército, con el coraje de hombres y mujeres que defendieron el suelo donde habían nacido o adoptado como suyo. Un proceso que sorprende por los sacrificios que implicó, hasta culminar con la hazaña, que aún asombra al mundo, la gesta libertadora de América, guiada por el ejemplar José de San Martín. Pero había muchos otros ejemplos de coraje y honradez generando el patriotismo naciente, conocidos unos, anónimos los otros.
Unos pudieron volver, luego de incontables sacrificios a su tierra, a su Patria; otros fueron desterrados por las luchas facciosas y muchos quedaron en los campos de batalla.
Mirando hacia el siglo XIX y al inicio del XX, rescatamos el esfuerzo notable realizado por los gobiernos por medio de la educación pública, las instituciones políticas y las Fuerzas Armadas (en particular el Ejército argentino) para integrar y asimilar, convertir en argentinos, a millones de inmigrantes y sus descendencias. Para infundirles el amor a esta tierra, el orgullo de pertenecer a ella. Quizá hoy la tarea esencial sea recuperar un sentimiento de patria, debilitado o, en algunos casos, inexistente.
Recuperar el respeto y la significación de las fechas patrias, de sus símbolos y significados. Éstas deben ser propicias para que pensemos serenamente, dispongamos el espíritu para una convivencia más armónica y bajemos los niveles de encono que existen entre nosotros.
La patria es de todos lo que aman esta tierra, no caben exclusiones y sectarismos. Es inculcar el respeto por el pasado común, conocer y defender el territorio; recordar que la reconciliación y el perdón recorren nuestra historia patria. Nadie mejor que el poeta lo ha expresado. "Nadie es la patria. Ni siquiera el tiempo/ cargado de batallas, de espadas y de éxodos/ y de la lenta población de regiones/ que lindan con la aurora y el ocaso,/ y de rostros que van envejeciendo/ en los espejos que se empañan/ y de sufridas agonías anónimas/ que duran hasta el alba/ y de la telaraña de la lluvia/ sobre negros jardines/. La patria, amigos, es un acto perpetuo/ como el perpetuo mundo. (Si el Eterno/ Espectador dejara de soñarnos/ un solo instante, nos fulminaría,/ blanco y brusco relámpago, Su olvido./ Nadie es la patria, pero todos debemos/ ser dignos del antiguo juramento/ que prestaron aquellos caballeros/ de ser lo que ignoraban, argentinos,/ de ser lo que serían por el hecho/ de haber jurado en esa vieja casa./ Somos el porvenir de esos varones,/ la justificación de aquellos muertos;/ nuestro deber es la gloriosa carga/ que a nuestra sombra legan esas sombras/ que debemos salvar./ Nadie es la patria, pero todos lo somos./Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante,/ ese límpido fuego misterioso. (Jorge Luis Borges, oda escrita en 1966 -fragmento).
