Quizás el curso de teatro que tomó con Rubén Szuchmacher, sumado a su facilidad para escribir, le dio un poco de cintura en los primeros años que se lanzó a los escenario. Dueño de una simpatía bien porteña y de barrio, Martín Rocco hace 20 años decidió dejar su trabajo de creativo publicitario y volcarse de lleno a su gran pasión: el stand up. Arriesgado como pocos, a los 36 años dio un vuelco en su vida y no le fue nada mal.
Con dos décadas en las tablas, se convirtió en un referente del género y maestro de Sebastián Wainraich, Fabiana García Lago y Cecilia Dopazo, entre otros actores. Hoy llega a Mendoza para presentar su espectáculo “Martín Rocco: 20 años de stand up” y dictar un seminario gratuito sobre stand up y humor para teatro y televisión.
Preocupado por el clima y las distancias que recorrerá en su estadía en Mendoza, Rocco no puede esconder su personalidad seductora, que despierta carcajadas a través del teléfono.
“Ahora estoy haciendo un show que se llama “Apaguen los celulares”, en el que hablo de las diferencias de la carnalidad a la virtualidad, la falta de contacto. Si uno habla por teléfono, mensaje de texto o vía Skype falta la parte principal que es el sexo. Eso no se puede tener... yo no creo en el sexo telefónico en el que hablás con una mina y dice que le gusta algo, mientras revuelve un guiso en la casa; es una gran mentira. Lo que funciona es el cara a cara. Aparte hay una cosa real. Cuando vos hablás por teléfono falta la gestualidad, la mirada. Para mí el lenguaje es mucho más rico en el lenguaje corporal que en las palabras”, reflexiona sobre su show que está en la cartelera porteña y las relaciones humanas en la actualidad.
Además de participar en distintas ficciones de televisión, sus monólogos en el programa “Animales sueltos” conducido por Alejandro Fantino se tornaron un clásico del ciclo nocturno. Pero Rocco entre sus colegas es el maestro del stand up, título que se ganó por la versatilidad de sus textos y la gracia sin fisuras.
“Me largué en esto porque tenía facilidad para escribir y me gustaba comentar idea más que interpretar personajes. Ahora estoy haciendo un poco de ficción pero lo que más me divierte es subirme al escenario, hablar con la gente y conectar. Pero hay gente que empieza con stand up sin ningún tipo de entrenamiento teatral y les va bien. Ahora hay mucha gente que se está anotando en cursos porque lo ve como fácil, pero no es nada fácil. Es muy difícil exponerse de esa manera. Es más simple subir con un personaje porque tenés una coraza. Cuando subís con tu texto, si fracasa la obra, sos vos el que fracasa. No le podés echar la culpa a nadie. Entonces es durísimo cuando te va mal”.
-¿Usás la improvisación en el show?
-Cada tanto meto alguna cosa nueva, y lo que yo noto es que cuando estoy improvisando sale bárbaro. Pero si después lo guardo porque digo: ¡Esto me encantó!, la próxima vez que lo hago ya no es espontáneo y pierde un poco. Por ahí pierde la potencia. Hay gente que se dedica a la improvisación y a mí me da un poco de cosa, porque tengo la sensación de que dependés mucho del público y la onda que haya para que salga bien.
-La improvisación y el stand up son dos géneros muy vigentes....
-Está pegando mucho en las provincias y está bien porque es una disciplina escénica que está muy buena y te sirve mucho para bares. Es otra variante del contador de chistes.
Pero como él sostiene, no es ningún improvisado; ávido observador del mundo, nunca fue el alma de la fiesta, sólo se dedicaba a mirar y acotar alguna frase o chiste cuando fuera necesario. Seguidor de George Carlin y Louis CK traspasó la fronteras del país con sus gag e historias en singular, asumiendo el riesgo de no simpatizar con la platea.
Además del stand up reparte su tiempo en el guión de una película y se prepara para estrenar una obra de teatro.
-Desde tu experiencia en el exterior ¿cómo adaptás tu show a públicos tan distintos?
-Hay que cambiar algunas palabras nada más, y algunos temas no los tocás porque no les interesa. Hice el monólogo de Munro en Medellín para diez mil personas en una plaza. Es uno de los más conocidos y tuve que explicar que en el barrio de Munro era el lugar de los outlet y la segunda selección. Entonces tuve que cambiar las palabras por “imperfecto” por ejemplo. Por ahí en España había cosas que no interesaban y les gustaban los chistes. En Estados Unidos hice el monólogo de mi vida con el gato y lo hice en inglés. Lo que pasa es que cuando iba a Nueva York, que es la meca del stand up, siempre iba con la idea de hacer una muestra de cinco minutos y lo hice. Pero yo no quería comparar mi país con Estados Unidos. Y como sé que les gustan los animales, lo hice en inglés y anduve bien.
-¿Cuánto tiempo te lleva armar un texto?
-Alrededor de dos o tres meses. Después lo terminás de pulir en el escenario; es con la gente que sucede. Nunca sé, de entrada, si está perfecto. Tengo que ir probando.
-¿Qué criterio tenés a la hora de elegir los temas?
-Hablo de temas que me llaman la atención. En 20 años de stand up hablo de la tiranía de la moda y del culto a la imagen. La enfermedad por la juventud como si fuera una virtud, es una circunstancia de la vida. Aparentemente se operan para ser jóvenes. El tema de la tiranía de la moda: por ejemplo los anteojos de Woody Allen que se usan ahora, cuadrados de marcos negros, y antes eran los chiquitos sin marcos. Es como que hay una falta de personalidad. Yo te digo: en verano uso riñonera y no me importa lo que digan, porque me queda cómodo. Soy como los tipos que cuidan los autos. Yo tengo 56 años y como que ya no me importan muchas cosas.
-¿Qué cualidades tiene que tener un standapero?
-Tiene que tener la cualidad de conectar con la gente y que el público se identifique con él. Lo de ser gracioso es muy relativo porque uno no sube a hacerse el gracioso sino a contar cosas. El gracioso es un entretenedor de cruceros, pero el standapero tiene cosas que decir. Además los que están empezando buscan risas cada diez segundos, y eso es porque tienen la necesidad de saber que son graciosos. Después te viene, con el tiempo, la necesidad de decir cosas, al margen de encontrar chistes.
Seminario con el maestro de la risa
Durante hoy y mañana, Martín Rocco dictará un seminario gratuito de stand up y humor para teatro y televisión, destinado a estudiantes, principiantes y avanzados y también al público en general.
Son dos horas en las que se recorren diferentes estilos de comediantes, tipos de material, presentación y tipos de humor. Un curso apropiado para este momento de crecimiento de la disciplina, en el que se evidencia una repetición del estilo más básico del stand up.
El seminario se dictará hoy (y mañana viernes) de 10 a 12 en el Espacio Cultural Le Parc (Mitre y Godoy Cruz, Guaymallén).
Inscripciones en el Espacio Le Parc, en horario de 16 a 21.
La entrada es gratuita.
La ficha
Martín Rocco: 20 años de stand up
Funciones:
Hoy. A las 21.30, en sala Roja Espacio Cultural Le Parc (Mitre y Godoy Cruz, Guaymallén).
Viernes 5 de setiembre. A las 21.30, en el teatro Luis Encio Bianchi (Lavalle y Aristóbulo del Valle, Rivadavia).
Entrada: $ 30