Ayer, el senador radical negó enfáticamente la acusación de su empleada parlamentaria. Fue en la última sesión del año del Senado nacional, que estará cerrado hasta febrero. Por eso ahora la pelota pasa a los tribunales.
Guebel presentó su denuncia el jueves 13 ante la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 4. Marino había permanecido en silencio hasta que ayer apareció leyendo un menaje de apenas dos minutos en el recinto.
"De manera enfática niego haber tenido respecto de la denunciante una situación como la que se ha denunciado en la causa de mención y de la cual, es bueno decirlo, no he sido formalmente notificado sino que he tomado conocimiento por los medios de comunicación", dijo el senador, quien había ingresado al recinto a las 14.10 de ayer, acompañado por asesoras.
En la sesión, el legislador por La Pampa hizo saber que al "tomar conocimiento de la existencia de la denuncia" realizó "las acciones necesarias" a fin de ponerse "inmediatamante a derecho", sometiéndose a la Justicia.
"De manera espontánea, con fecha 17 de diciembre de 2018, me he presentado en el expediente sin haber podido tener aún acceso al mismo, por no permitirlo la situación procesal", indicó y, finalmente, anunció que puso "a disposición" del cuerpo sus fueros como senador de la Nación.
Sólo retórica
En rigor de verdad, poner a disposición los fueros es una figura que no existe ni en la Constitución ni en las leyes argentinas. Si hay un pedido judicial de desafuero contra un senador, el Senado podría desaforarlo si se reunieran los dos tercios de los votos de los presentes en el recinto.
Pero contra Marino no hay ningún pedido de desafuero en curso. De modo que esa expresión suya constituye un mero gesto político.
Minutos después de finalizar la lectura de su descargo, Marino salió del recinto y eludió la guardia periodística en el pasillo, tras lo cual su abogado, Claudio Calabresi, remarcó que no permitirá que el senador exhiba su teléfono para servir a la investigación judicial y al respecto lanzó, desafiante: "Si ella (Guebel) habla de esas conversaciones, deberá demostrarlo".
En su denuncia, la empleada parlamentaria aclaró que no tenía “vínculo alguno” con el senador “ni de confianza ni de amistad” y que, sin embargo, recibía de él mensajes de WhatsApp “constantemente, varias veces por semana”.
"Me decía: '¿Dónde estás?', '¿dónde vivís?', 'voy a estar por allá, me doy una vuelta', 'preparate, que voy a tu casa'. Me enviaba videos alusivos al sexo", relató Guebel.
Denuncia “política”
El descargo de Marino se produjo un día después de que el fiscal federal Federico Delgado lo imputó en la causa y le pidió al juez Ariel Lijo que dicte medidas de prueba.
El fiscal también imputó al jefe de despacho del senador pampeano, Pedro Fiorda, alias Cachi, y a Juan Carlos Amarilla, quien se desempeñaba como secretario de la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, donde la denunciante había iniciado su actividad laboral en el Congreso.
En su denuncia, Guebel señaló que Fiorda "fue mucho peor" que Marino: dijo que le "apretó los dos brazos e introducía la lengua con furia" en su boca, lo que le generó "asco" y distintos malestares físicos que se manifestaron durante los días siguientes al hecho.
Además de desafiar a Guebel a que muestre las conversaciones, el abogado de Marino insinuó que la denuncia tiene raíz política: indicó que le llamaba "poderosamente la atención" que la empleada parlamentaria haya usado "todos los medios de comunicación en los que estuvo para hablar de (Carlos) Mac Allister", exfutbolista de Boca, dirigente del Pro de La Pampa y precandidato a gobernador de Cambiemos.
Hace unos días, sin embargo, Marino declinó de su precandidatura a gobernador por falta de apoyo de su partido, la UCR, y además porque la Casa Rosada al parecer prefiere a Mac Allister, un hombre del presidente Mauricio Macri.