No es una semana interrumpida por feriados. Además, ya pasaron las vacaciones de invierno, se realizaron las PASO y la campaña electoral para los comicios del 27 de octubre arranca recién el sábado 7 de septiembre. Sin embargo, en la Cámara de Diputados y en el Senado sobran los dedos de las manos para contar las reuniones de trabajo en comisiones y de abrir los recintos para debatir leyes, mejor ni hablar.
La inactividad parlamentaria responde a dos grandes factores: la falta de una agenda como consecuencia de una administración afectada por la crisis económica pero, sobre todo, por el limbo político en que quedó el Gobierno debido a la diferencia de 15 puntos porcentuales que Alberto Fernández le sacó a Mauricio Macri en las primarias, cuando aún faltan dos meses para las elecciones presidenciales.
Si durante el primer semestre del año ya era difícil reunirse para siquiera debatir proyectos en comisiones, debido al escalonamiento del año electoral (excepto en enero, se realizaron comicios provinciales todos los meses) y que ninguna fuerza tiene mayoría, ahora esa dificultad es aún más grande.
La última vez que sesionó la Cámara Alta fue el 17 de julio, una semana antes del receso invernal, cuando se aprobó una preferencia para discutir en la siguiente sesión (aún no tiene fecha) el pliego de la abogada Marisa Graham a defensora del Niño de la Nación, además de decenas de proyectos sin importancia.
A su vez, la última sesión de la Cámara Baja fue hace ya más de dos meses, el 26 de junio, cuando también se aprobaron iniciativas insignificantes.
Muestras y talleres para niños
Ayer en Diputados se realizó la apertura de la Cumbre de las Américas para Legislaturas Transparentes, un evento que no supuso el debate de ningún proyecto de ley, y en el Senado se celebró una reunión informativa de la comisión de Justicia sobre la reforma del Código Penal, en el salón Eva Perón, donde con suerte se contaban cinco senadores presentes.
Para esta semana estaban previstas en Diputados apenas tres reuniones de comisiones (Defensa del Consumidor, Asuntos Marítimos y Asuntos Cooperativos) y en el Senado, a su vez, figuraban en la agenda oficial un taller de paleoarte y otro de preparación de fósiles para niños; la inauguración de las muestras "La Argentina Prehistórica. Un paseo desde sus orígenes a la megafauna" y "100 motivos para no olvidar a Evita", una entrega de diplomas y dos charlas.
En ese contexto, ayer se reunió la comisión bicameral de Trámite Legislativo, que es la encargada de analizar la validez de los DNU presidenciales (nunca en la historia el Congreso logró hacer caer un DNU).
Esta comisión no se reunía desde febrero, cuando analizaron el DNU que instauró la extinción de dominio, y ahora volvía a hacerlo con el fin de analizar diez expedientes, pero trataron solamente cinco. La reunión duró apenas 30 minutos.
¿Qué presupuesto?
En el Congreso ni siquiera hay un horizonte de tratamiento sobre la ley de leyes, porque con el nivel de volatilidad de la economía nadie sabe a ciencia cierta cómo será la discusión del Presupuesto 2020 que, por otra parte, es un presupuesto elaborado por un gobierno para que lo ejecute otro.
Según el artículo 26 de la ley de Administración Financiera, el Gobierno deberá presentar el Presupuesto a Diputados "antes del 15 de setiembre del año anterior para el que regirá, acompañado de un mensaje que contenga una relación de los objetivos que se propone alcanzar y las explicaciones de la metodología utilizada para las estimaciones de recursos".
Lo más probable, decía ayer un senador radical en diálogo con La Voz/Los Andes, es que hasta el domingo 15 de septiembre ingrese un proyecto de presupuesto, pero que sea tratado recién después del 27 de octubre.
El 4 de julio último el Gobierno mandó al Congreso un adelanto del proyecto de ley de Presupuesto 2020: preveía para el año que viene un crecimiento del PBI de un 3,5% y que la inflación sea menor al 27%.
Claro: en ese momento Nicolás Dujovne todavía era ministro de Hacienda y el dólar, según el Banco Central, cotizaba a 41,76 pesos.