Aunque Hillary Clinton y Donald Trump acaparan la atención en las elecciones del 8 de noviembre, otra áspera batalla se libra en el Congreso estadounidense, donde el Senado podría retornar a manos del Partido Demócrata.
En la actualidad, las dos cámaras -el Senado y la Cámara de Representantes- están en poder del conservador Partido Republicano y por ello la disputa por el control del Capitolio es fundamental para garantizar la estabilidad del nuevo presidente... o para obstaculizar su acción.
Mientras Clinton parece disfrutar de una leve ventaja en los sondeos en su carrera hacia la Casa Blanca, la pelea por el Senado se decidirá en los mismos estados clave de la elección presidencial, y diversos analistas indican que los demócratas tienen excelentes posibilidades de recuperarlo.
De su lado, los republicanos tienen una cómoda ventaja en la Cámara de Representantes, y la mayoría de los analistas coincide en que sería necesaria una victoria abrumadora para que los demócratas puedan retomar el control en la cámara baja.
De esa forma, las atenciones se concentran en las 100 bancas del Senado, donde los demócratas apenas precisan conquistar cuatro para volver a repartir las cartas.
En caso de que Clinton gane, la conquista del Senado es considerada fundamental, no solo para restablecer el equilibrio con el control republicano en la Cámara baja, sino también porque los empates en el Senado son quebrados con el voto del vicepresidente de Estados Unidos.
En este escenario, la clave para los aspirantes republicanos a una banca del Senado es hasta qué punto deben mantener su campaña ligada a la de Trump, o hasta qué punto se pueden beneficiar de mantener una distancia saludable del millonario candidato.
“En algunos casos, mantener la distancia con Trump puede permitir la victoria a republicanos que disputan campañas muy ajustadas”, dijo Gary Nordlinger, profesor de política de la Universidad George Washington.
“Pero es un arma de doble filo. Trump es muy popular en su base electoral, de forma que alejarse de Trump puede significar también alejarse de esa base electoral”, añadió.
Por eso hay consenso de que la aspiración de los republicanos de mantener el control del Senado está en problemas.
El analista Nate Silver, quien tiene una sólida reputación en anticipar resultados, estimó en el blog de política FiveThirtyEight que los demócratas tienen 65% de posibilidades de ganar el Senado.
En tanto, un estudio del Cook Political Report estimó que los demócratas deberán obtener entre cinco y siete nuevas bancas en el Senado.
Los sondeos indican que posiblemente las bancas de Illinois y Wisconsin cambiarán de manos y pasar a ser demócratas.
Los candidatos republicanos también están en situación vulnerable en New Hampshire, Carolina del Norte y Pensilvania, además de librar ajustadísimas disputas en Florida e Indiana.