Nicolás Maduro prestó ayer juramento ante el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela e inició así a su segundo mandato presidencial en medio de una creciente presión internacional y una crisis sin precedentes que ha generado una de los mayores movimientos migratorios en de la región.
La sede de la ceremonia en el Tribunal Supremo es un hecho inédito y un abierto desafío a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, que sostiene que la reelección de Maduro es ilegal y le advirtió que de asumir estaría usurpando el Poder Ejecutivo.
Al explicar las razones que llevaron a Maduro a jurar ante el Tribunal Supremo y no en la Asamblea Nacional, como establece la constitución, el presidente del máximo tribunal, Maikel Moreno, dijo que el Congreso "se encuentra en desacato".
"He cumplido con la Constitución. Está certificado mi juramento y desde hoy asumo la presidencia de la República para el segundo período electo por el pueblo 2019-2025", afirmó Maduro al agradecer la asistencia al acto de representantes de 93 países, entre ellos China, Rusia, Turquía, México, República Dominicana y el Vaticano.
Los diplomáticos de la mayoría de los países vecinos y la Unión Europea, que no reconocen la reelección de Maduro, estuvieron ausentes.
El mandatario denunció la existencia de una escalada internacional contra Venezuela y pidió a los países del bloque regional Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América iniciar gestiones diplomáticas para "parar esta locura... que quién sabe hasta dónde nos puede llevar".
En alusión a las críticas de la oposición y algunos gobiernos que lo señalan de "dictador", Maduro se identificó como un "demócrata" y sostuvo que lleva "la banda presidencial" que le dejó "el comandante Hugo Chávez en encargo".
Poco entusiasmo
Desde temprano varios cientos de seguidores del gobierno y empleados públicos, con sus características camisetas rojas, se concentraron en los alrededores del máximo tribunalpara acompañar al mandatario en la ceremonia.
Las autopistas y avenidas de la capital venezolana amanecieron con escasa presencia de vehículos y transeúntes y en algunos puntos de la ciudad se observó la presencia de efectivos de la policía nacional custodiando las vías. En los postes de algunas calles fueron colgados pendones con los colores de la bandera venezolana y la frase "Yo soy presidente".
Entre banderas y pequeños carteles con el dibujo del rostro del gobernante y la leyenda "Maduro usurpador", un puñado de opositores se concentró en una vía del este de Caracas para protestar.
Cuestionado
El mandatario deberá lidiar desde el primer día de su segundo gobierno con más cuestionamientos y presiones de la comunidad internacional.
El secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo condenó la juramentación de Maduro a quien señaló de incurrir en una "ilegítima usurpación de poder" tras unas elecciones que consideró "desleales e injustas".
“Es hora de que Venezuela comience un proceso de transición que pueda restaurar el orden constitucional y democrático mediante la celebración de elecciones libres y justas que respeten la voluntad del pueblo venezolano”, dijo Pompeo en un comunicado.
En tanto, la Organización de Estados Americanos (OEA) desconoció la legitimidad de la segunda presidencia de Maduro. En una resolución adoptada por 19 votos a favor, ocho abstenciones, seis en contra y un ausente, también urgió a los 34 estados miembros a adoptar "medidas diplomáticas, políticas, económicas y financieras" para "contribuir a la pronta restauración del orden democrático en Venezuela".
El politólogo y profesor universitario Carlos Romero estima que las presiones externas podrían traducirse en mayores sanciones que complicarán las ya debilitadas finanzas del gobierno y limitarán las posibilidades de acceder a dinero fresco e inversiones extranjeras que son urgentes para levantar la golpeada economía.
Romero dijo que la dura postura asumida contra Maduro por Estados Unidos, la Unión Europea y el llamado Grupo de Lima –que integran Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía– presagian tiempos de "mayor conflicto".
Venezuela está sumida en una profunda crisis económica y social con una hiperinflación de siete dígitos y una fuerte recesión. Las dificultades económicas desataron una masiva migración de venezolanos en la región que Naciones Unidas estima en unas 3,3 millones de personas.
A ese escenario adverso se suma la postura de mayor confrontación contra Maduro que emprendió a partir del 5 de enero la Asamblea Nacional, que se asume como "único poder legítimo electo".
Pero los analistas ven muy lejana la posibilidad de que la crisis venezolana pueda aplacarse o resolverse en los próximos años y prevén tiempos más difíciles en la nación petrolera.
“Esta crisis es crónica, eso no se va a detener”, afirmó el jurista y profesor universitario José Ignacio Hernández. “Lo único que va a pasar es que la tragedia humanitaria en Venezuela va a ser cada vez mayor”.
La ONU proyectó que para este año cerca de dos millones de personas más podrían emigrar de Venezuela hacia diferentes países de la región. Asimismo, el Fondo Monetario Internacional estima que en 2019 la hiperinflación podría acelerarse y alcanzar 10.000.000 por ciento.
Rechazos
Argentina. El presidente Macri afirmó en Twitter sobre Maduro que "su poder no es auténtico" y "no importa cuántos trucos intente para perpetuarse en el poder, su investidura (...) carece de la autoridad de las urnas y también de credibilidad internacional". Según Macri, los venezolanos y el mundo saben que "Venezuela vive bajo una dictadura".
En ese mismo sentido, el Gobierno suspendió el acuerdo de exención de visados para pasaportes diplomáticos y oficiales, y prohibió la entrada al país de “integrantes de alto nivel del régimen venezolano”.
Organización de Estados Americanos. El Consejo Permanente de la OEA decidió "no reconocer la legitimidad del período del régimen de Nicolás Maduro a partir del 10 de enero de 2019" tal como reza la resolución presentada por Colombia a nombre de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Estados Unidos, Paraguay y Perú.
La Unión Europea. El bloque de la UE boicoteó la toma de posesión de Maduro. Ni en forma conjunta ni ninguno de los 28 países de manera individual han enviado representación alguna. El bloque recordó que las elecciones presidenciales de mayo "no fueron ni libres ni justas" y que "sus resultados carecieron de credibilidad".
Estados Unidos. El secretario de Estado , Mike Pompeo, acusó a Maduro de "usurpar" el cargo por iniciar un segundo mandato que no reconocen ni la oposición ni gran parte de la comunidad internacional,
Paraguay. El presidente paraguayo Mario Abdo Benítez anunció que su país "en ejercicio de sus atribuciones constitucionales y de la soberanía nacional, adoptó la decisión de romper relaciones diplomáticas con la República Bolivariana de Venezuela".
Canadá. Reiteró que no reconoce el segundo mandato que Nicolás Maduro y lo ha instado a ceder el poder a la Asamblea Nacional.