Carlos Sacchetto - csacchetto@losandes.com.ar - Corresponsalía Buenos Aires
Dos de los gobernadores peronistas que el jueves pasado presenciaron el acto en el que la presidenta Cristina Fernández habló durante una hora y media por cadena nacional, salieron de la Casa Rosada tan indignados como llenos de preguntas.
Acababan de firmar la refinanciación de deudas de sus provincias, razón más que comprensible para pedir que sus nombres queden en reserva, y porque hasta diciembre deben seguir recibiendo del Gobierno los cheques con los que financian gran parte de sus gestiones.
La indignación de los dos mandatarios, que hablaron por separado con este periodista, estaba motivada por la actitud con que reapareció la jefa del Estado y con varios tramos de sus palabras. No se privaron de utilizar afirmaciones como "mirada delirante", "revanchismo interno" o directamente "muchas mentiras".
¿Por qué una crítica tan feroz de estos gobernadores alineados con el Gobierno? Allí aparecen los interrogantes que los preocupan, que tienen que ver con el futuro.
En primer lugar, ellos, como muchos otros dirigentes encolumnados con la candidatura de Daniel Scioli, esperaban que Cristina hiciera un aporte a la unidad peronista que están tejiendo con esfuerzo para captar a sectores moderados y de esa forma ganar en primera vuelta la elección de octubre. Parte de ese aporte sería que volviera con menos protagonismo y serenara la confrontación innecesaria.
Indomable
Pero la Presidenta es como es, y resulta impensable que vaya a cambiar, por más que el final de su mandato sea inminente. Lo que enojó a estos gobernadores es que hubo varias acciones deliberadas para que quedara en claro que en octubre no se vota a Scioli sino a la continuidad del proyecto.
Dos ejemplos: el cartel que colgaba en uno de los patios internos cubierto de activistas de La Cámpora que rezaba "Zannini para la Victoria", y el clásico canto de esos jóvenes "borombombón, para el proyecto, la reelección".
Ni siquiera hacían falta esas evidencias. La propia Cristina en su discurso repartió, como siempre, críticas al por mayor y sostuvo que lo que habrá en diciembre es una continuidad de las políticas aplicadas por ella. Scioli, imperturbable también como siempre, escuchaba con obediencia que el modelo seguirá siendo el mismo y que todo lo que su equipo económico viene apuntando para corregir quedará en el olvido si llega a ser presidente.
"Está bien que le pegue a Macri, porque eso forma parte de la campaña, igual que a los medios, porque ya es folclore, pero a Daniel no lo ayudó en nada", se quejó uno de aquellos mandatarios provinciales. Esa impresión coincide, curiosamente, con algunos dirigentes de la oposición, que tras el discurso presidencial reclamaban que Cristina de aquí al 25 de octubre haga dos o tres cadenas nacionales como esa. "Es la mejor campaña que podemos tener", dijeron divertidos.
Lo sucedido el jueves en la Casa Rosada, con todo su contexto, pone en forma dramática en evidencia la caliente interna que enfrenta al kirchnerismo puro con un peronismo que quiere aprovechar el impulso del Gobierno y conservar el poder después de diciembre. De que eso sea posible depende el futuro de gobernadores, intendentes, concejales y hasta punteros barriales que temen quedar a la intemperie política.
A la luz de estos episodios, esos dirigentes, como muchos ciudadanos informados, se preguntan si realmente Cristina desea que Scioli gane la elección.
Devolución
El miércoles, en el cierre de la campaña en Tucumán donde este domingo se elegirá gobernador, Scioli reunió a casi toda la dirigencia peronista que lo acompaña y entre ellos acordaron que se mostrara más autónomo.
Fue una manera de definir un camino estratégico en la pelea electoral hasta octubre, pero también de su eventual futuro gobierno. El de la autonomía es el mensaje que los operadores del bonaerense vienen transmitiendo a todos los sectores, especialmente los empresarios.
Que las noticias hoy corren rápido nadie lo ignora. Esos diálogos en Tucumán llegaron a los oídos de Cristina y al parecer no le gustaron. Un Scioli más autónomo no es concebible en su razonamiento porque no se cansa de repetir que si el candidato del Frente para la Victoria gana la Presidencia no será por sus méritos, sino por todo lo que su marido Néstor Kirchner -y en especial ella- han hecho por el país.
Después del discurso del jueves, en el sciolismo comprendieron que Cristina volvió a marcar la cancha para seguir siendo la protagonista principal del espectáculo, sin importarle si con eso el candidato oficial gana o pierde votos. Para ellos, como para todos los argentinos, lo que viene está lleno de misterios.