Vuelve el símbolo de Cuyo, de la libertad y la independencia. Hoy, la réplica del sable corvo del General San Martín, robada en mayo de este año, volverá al Museo del Pasado Cuyano gracias a las gestiones de la Fundación Liceísta de Cuyo y de la camada 11 del Liceo Militar, quienes dieron los primeros pasos para reponerla.
La idea de fabricar una nueva réplica tuvo una respuesta enorme de toda la sociedad, que no se acota a los mendocinos sino a todo Cuyo, como destacaron los protagonistas de esta nota. “A los 5 días de robado el sable ya se había adquirido. La sociedad en días respondió, consiguiendo que se reponga la pieza”, destacó Eduardo Giró, uno de los autores de la iniciativa y miembro de la camada 11.
El 10 de junio trascendió la novedad de que alguien, casi un mes antes, se había apoderado del sable fabricado en forma artesanal pero carente de valor monetario (al menos en sumas significativas), aunque sí histórico y simbólico.
La pieza, donada desde Buenos Aires en 1942, se encontraba en el Museo del Pasado Cuyano Doctor Edmundo Correas (Montevideo 544, de Ciudad), en una de las 16 salas que tiene la institución. En su búsqueda, que aun sigue, llegaron a participar hasta las fuerzas de Interpol para detectar si el sable podía ser vendido.
Cabe destacar además que el sable corvo original, que se encuentra en el Museo Histórico Nacional en Buenos Aires, fue también robado en dos oportunidades. En ambos casos, por motivos políticos. En el caso de la réplica, se presume que la sustracción fue hecha por delincuentes con el único fin de una futura venta.
Reacción inmediata
Según explicó Eduardo Giró, la idea de la reposición surgió segundos después de que se enteraron del robo por los medios de comunicación. “Un grupo de ex cadetes (del Liceo) consideró la posibilidad de recolectar el dinero y de adquirir otro para reponerlo. La respuesta fue inmediata”, destacó, agregando que el resto de la fundación liceísta, compuesta por 63 camadas, acompañó la iniciativa junto a los padres de los actuales alumnos del colegio.
El dinero necesario -prefirieron hacer reserva del monto final, aunque advirtieron que no es demasiado- se reunió rápidamente y se hizo entrega del mismo a una empresa en Buenos Aires, Jorfra, que se encargó de la fabricación de la pieza, la cual duró un mes.
“Es una empresa que se dedica a fabricar sables y elementos militares. Hacen sables corvos, que no son tan comunes y menos como el que tenía San Martín, que era un poco más largo que el que llevan los actuales generales”, contó Giró, aclarando que el del Libertador tenía 90 cm mientras que actualmente miden unos 60 cm.
Pedro Sin y José Luis Domenech, presidente y vicepresidente (respectivamente) de la Fundación Liceísta, aportaron más detalles de la nueva pieza.
“La vaina del sable tiene un sistema especial, porque como es corvo requiere de una estructura especial para poder ser desenvainado rápidamente”, comentó el primero.
Otro dato importante es que el arcón donde reposaba el sable anterior fue restaurado para poder recibir en mejores condiciones a la réplica actual. “El arcón es de una madera muy delicada y también tuvo que ser restaurado. Se trata de una madera tallada que no se encontraba en las mejores condiciones”, describió Domenech.
Para Sin, ex fiscal de Estado, el sable es un “símbolo de Cuyo, de la libertad y la independencia”. “Es una forma de difundir la historia y sus valores. Es uno de los símbolos y es un orgullo que más allá de la pérdida, la comunidad haya reaccionado así”, opinó.
En tanto que Domenech agregó que “la reposición del sable es un acto de reivindicación. De los valores que representa y de la memoria del General San Martín. Esto es una respuesta ante el vandalismo de la desaparición del sable. La Fundación inmediatamente se sumó a este acto de desagravio a San Martín”.
El largo viaje del sable original
El sable corvo fue adquirido por San Martín en su estancia en Londres, poco después de dejar España y antes de embarcarse a Sudamérica. Más adelante, armaría a su regimiento de granaderos con armas similares, ya que las consideraba ideales para los ataques de carga de caballería.
Posteriormente y ya con San Martín retirado de la actividad militar, el arma quedó en custodia de unos amigos del prócer hasta que éste pidió por él a su hija Merceditas. El sable permaneció junto al General Martín hasta el día de su muerte, el 17 de agosto de 1850.
Antes de morir, en su testamento, el Padre de la Patria lo había dejado en herencia a Juan Manuel de Rosas, quien antes de fallecer, a su vez, delegó la espada a su hija Manuelita Rosas, quien vivía en Londres.
En 1896, Adolfo Carranza, director del Museo Histórico Nacional, solicitó la donación del sable de San Martín y el mismo fue enviado de Londres a Buenos Aires, adonde llegó el 4 de marzo de 1897 y fue depositado en el Museo Histórico Nacional.
El arma permaneció allí hasta el 12 de agosto de 1963, día en que fue robado por miembros de la Juventud Peronista como una muestra “simbólica”.
Más tarde, el 19 de agosto de 1965, el sable sería nuevamente sustraído por otro grupo de la Juventud Peronista y entregado un año después a los servicios del Ejército.
Hasta mayo de este año y permaneció en el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín. Por decisión de la Presidente Cristina Fernández, fue reintegrado el 24 de mayo pasado al lugar del que había salido en 1967: el Museo Histórico Nacional.
Circuito sobre San Martín en la Ciudad
Mañana, el domingo y el lunes, a las 15, se realizará un nuevo recorrido histórico y patrimonial por los sitios relacionados a la historia del General San Martín en la Ciudad.
La visita se adentrará en los pormenores del cruce, por lo que se recorrerá -en ómnibus- la Alameda, calle Corrientes, Área Fundacional, Plaza San Martín, Memorial de la Bandera y Cerro de la Gloria, entre otros sitios.
En tanto, el lunes se realizará el acto oficial del 17 de Agosto. Será a las 14.30, en el Memorial de la Bandera, encabezado por el gobernador.