Después de la fase de grupos del Mundial alabé el ritmo rápido y el estilo valiente y ofensivo que se mostró, pero predije que la táctica prevalecería en los octavos de final.
Esto sucedió quizás con unos pocos equipos, pero ¿y todos los demás? El ritmo vertiginoso aún estaba ahí, así como la estrategia ofensiva. Como si eso fuera poco, hubo muchos partidos decididos en los minutos finales. ¡Y vimos cinco de ocho partidos que se fueron a la prórroga! En dos casos, se decidió en una tanda de penales.
En anteriores Copas del mundo, la ronda de octavos dejó resultados muy claros y separó el grano de la paja. Hoy en día, países como Costa Rica y Colombia alcanzaron los octavos y ahora avanzaron de forma admirable. Eso no puede ser alabado de forma suficiente.
Todavía creo que las selecciones latinoamericanas se prepararon de forma especialmente intensa para el torneo.
Tan intensivamente, que incluso el normalmente dominante Brasil, después de ganar una dramática tanda de penales ante Chile, tiene ahora que tener respeto por Colombia. Los brasileños -y Neymar por encima de todos ellos-, lloraron lágrimas de alivio, emoción y cansancio después de su victoria sobre Chile.
Antes de su partido de cuartos de final ante Colombia, los brasileños deberían probablemente reconsiderar su estilo de juego. Muchos de ellos son individualistas, y Brasil no vive de su trabajo en equipo, sino más bien de la gran clase de sus jugadores individuales. Pero si quieres convertirte en campeón del mundo, es la clase del equipo entero, no la individual, la que es decisiva. El entusiasmo de las gradas locales sigue siendo enorme y eso también debería de ser una ayuda. Los brasileños pueden superar el siguiente obstáculo siempre que mejoren notablemente. Y siempre y cuando James Rodríguez, la superestrella de Colombia con 22 años, no vuelva a brillar con esa magia que mostró en su artístico gol en la victoria por 2-0 sobre Uruguay.
Para Alemania los octavos de final también fueron de todo menos cómodos. Ante Francia, no podemos permitirnos otra vez correr tan poco y renunciar a tantas pelotas como en la primera parte con Argelia. En la segunda mitad los alemanes tuvieron el partido algo más bajo control y sólo era cuestión de tiempo que los goles de Alemania comenzaran a llegar, incluso si eso significaba esperar a la prórroga.
En medio de todo el debate y los elogios está el portero del Bayern Múnich Manuel Neuer. Sus acciones hasta el momento fuera del área posiblemente incluso evitaron que Alemania se pusiera por detrás en el marcador. Algunos periodistas están describiendo a Neuer como una combinación de Sepp Maier, nuestro portero, y yo cuando fuimos campeones del mundo en 1974. Ellos quieren decir que con Neuer renació la posición de líbero.
Preferiría ponerlo de esta manera: Neuer es un hombre escoba, un muy destacado hombre escoba. Pero no un líbero, porque esa posición también significa realizar tareas ofensivas. Oliver Kahn, un predecesor de Neuer y por sus súper paradas nombrado el mejor jugador del Mundial 2002, calificó las acciones de Neuer como una especie de 'hara-kiri'. En dos ocasiones ante Argelia el peligro estuvo realmente muy cerca. Si Neuer hubiera hecho su entrada fuera del área una fracción de segundo más tarde, habría visto la tarjeta roja. Realmente tenía que estar muy seguro de que llegaría a la pelota antes que su oponente.
Aunque Francia parece más fuerte que Argelia, creo que el equipo alemán lo tendrá algo más fácil en los cuartos de final. Porque conocen a Francia y porque desde el primer minuto cada jugador estará mucho más centrado que en los partidos anteriores.
Uno tiene permitido derramar unas cuantas lágrimas por los sorprendentemente fuertes mexicanos, que al término de la fase de grupos tenían el mismo número de puntos de Brasil. Tuvieron mala suerte en el modo en que Holanda dio la vuelta al partido con goles en los últimos minutos. Holanda debería ahora ser capaz de lidiar con Costa Rica. En contraste con torneos anteriores, los holandeses ya no se embriagan con su propio estilo, sino que están jugando un fútbol considerablemente más fresco, pragmático, eficiente y racional.
Las lágrimas por Suiza también están a la orden. El equipo de Ottmar Hitzfeld jugó bien y luchó de forma fantástica en el último partido de su gran entrenador. Y estuvieron cerca de batir a los argentinos, entre otros factores porque tuvieron a Lionel Messi bajo control. Messi tuvo dificultades para entrar en el partido.
Duele mucho cuando te marcan en el minuto 118, y luego Suiza no tuvo suerte cuando después dio al palo, ese tipo de suerte que necesitas en un torneo de estas características. Por supuesto que ver a Suiza alcanzando los cuartos de final habría sido una gran sensación, algo que realmente me habría gustado por Ottmar, pues hubiera significado posponer un poquito más su retiro.
Y las últimas lágrimas fueron para Estados Unidos. Fue una gran batalla la que tuvieron contra los técnicamente cualificados belgas. Al final, una derrota por 2-1 para Estados Unidos, pero el entrenador Jürgen Klinsmann logró que el país del fútbol americano y del baloncesto se interesara por el fútbol. Incluido el presidente Barack Obama.