La energía hidráulica se basa en aprovechar la caída del agua desde cierta altura. La energía potencial, durante la caída, se convierte en cinética, es decir adquiere valor por su movimiento.
El agua pasa por las turbinas a gran velocidad, provocando un movimiento de rotación que finalmente, se transforma en energía eléctrica por medio de los generadores.
Es un recurso natural disponible en las zonas que presentan suficiente cantidad de agua, y una vez utilizada, es devuelta río abajo.
Muchos técnicos, ingenieros hidráulicos y estudiosos de las potencialidades que ofrece el río Mendoza se preguntan por qué ese importante cauce de la zona norte de nuestra provincia, no ha sido más explotado para generar un valioso aporte en energía instalada y un sinnúmero de beneficios colaterales, especialmente turísticos, con el agregado de que es una producción industrial que no contamina en absoluto.
Las usinas de Cacheuta, de 120 Mw (megavatios) y 520 Gwh/año (gigavatios), y Álvarez Condarco (51 Mw y 250 Gwh/año), constituyen el último eslabón del aprovechamiento del río, y además están las muy pequeñas La Lujanita y San Martín, aunque debe aclararse que ambas se encuentran sobre el canal Cacique Guaymallén.
Uno de ellos podría ser el trascendente proyecto Cordón del Plata, suficientemente estudiado y con anteproyectos listos.
Pero, la realidad es que Mendoza no sólo no ha construido nuevos emprendimientos hidroeléctricos sobre el curso de ninguno de sus ríos, desde 2003 (año en que se completó el proyecto Potrerillos), sino que está dilapidando la vida útil de ese embalse, que ya tiene una pérdida del 20% de su capacidad, que significan 90 Hm3 (hectómetros cúbicos).
Como contrapartida, San Juan desarrolló sobre su curso principal los emprendimientos hidroeléctricos de Los Caracoles, Punta Negra y El Tambolar.
En nuestra realidad, tanto Nihuil IV como la obra del dique Potrerillos fueron llevados a cabo con recursos de la Provincia únicamente. La Nación no aportó absolutamente nada para estos emprendimientos.
Según el IX Congreso Argentino de Presas y Aprovechamientos Hidroeléctricos, realizado en nuestra provincia en el último mes de mayo, sobre el río San Juan están en operación los siguientes emprendimientos: Quebrada de Ullum, con 47 Mw y 174 Gwh/año; Ullum I y II, con 43 Mw y 235 Gwh/año; Punta Negra, con 60 Mw y 300 Gwh/año; Caracoles, con 123 Mw y 670 Gwh/año, y el proyecto El Tambolar, con 70 Mw y 345 Gwh/año.
El Tambolar es el cuarto dique sobre el río San Juan.
Esto hace un total para el río San Juan de 343 Mw de potencia y 1.724 Gwh/año de generación.
Como hemos señalado, nuestro principal curso de agua, el río Mendoza, tiene en una larga espera el emprendimiento denominado Cordón del Plata.
Sería muy auspicioso encarar como segunda etapa de ese proyecto, la construcción del embalse Uspallata, Central Gateados II y Cámara de carga y Central Los Gateados I, que sumarían 387 Mw (megavatios)y 1.138 Gwh/año.
Y se podría dejar para una futura etapa la central Punta de Vacas, con 76 Mw y 377 Gwh/año; Central Río Blanco II, con 51 Mw y 257 Gwh/año, y la central Uspallata, con 597 Mw y 1.545 Gwh/año.
En definitiva, el proyecto Cordón del Plata en su totalidad aportará 1.282 Mw y 4.087 Gwh/año, más del triple de potencia y más del doble de energía, además del efecto muy útil de prolongar la vida útil del embalse Potrerillos al detener aguas arriba parte de los sólidos que transporta el río.
Para mayor impotencia del interés local mendocino por lograr un mayor desarrollo industrial, la revista Mercado Eléctrico, en reciente edición, anunció que ya están disponibles los pliegos para la licitación de la segunda fase del dique El Tambolar, el cuarto embalse que estará enclavado en el río San Juan.
