El río Blanco y el perilago, los sitios para el asado del Día del Trabajador

Familias y grupos de amigos que eligieron festejar al aire libre se acercaron hasta Potrerillos. En Uspallata soplaba Zonda y más allá de esta villa cordillerana llovía.

El río Blanco y el perilago, los sitios para el asado del Día del Trabajador

Para muchos, el festejo del Día del Trabajador es sinónimo de asado -aunque se permite alguna otra comida- compartido con la familia o amigos. Y, si el tiempo lo permite, disfrutarlo al aire libre es aún mejor. Ayer, la competencia entre un tibio sol otoñal y un aire fresco que bajaba de la montaña permitió a numerosos mendocinos cumplir en Potrerillos con esa tradición de cada primero de mayo.

Los Pont, Rivas y Vanrell se habían reunido en torno a una mesa a la vera del río Blanco y empezaron con el mate a la espera de que Alberto Pons preparara el asado. El hombre, quien contaba con la atenta supervisión de su concuñado, Orlando Rivas, comentó que para él no era trabajo estar a cargo de la parrilla, sino que lo hace por gusto. Los integrantes de esta gran familia dijeron que les gusta compartir el festejo en un lugar tranquilo.

Muy cerca, los mellizos Sergio y Darío Rozzi, Johana y Emanuel Martín, y Carolina Calderón habían optado por un menú bien original: fideos al disco con verduras y un toque de vino. "No nos alcanzó para la carne", lanzó Emanuel. Los jóvenes señalaron que tenían planeado salir a caminar y sacar fotos, después de almorzar acompañados por la música que salía de unos parlantes que habían conectado al auto.

Para Tiziano, de 10 meses, era la primera vez que podía participar del festejo del Día del Trabajador con Eliana y Raúl. El papá contó que trabaja de lunes a lunes y los domingos termina a las 13.30, por lo que aprovechan el primero de mayo para salir de paseo. Mientras comían un asado sobre la heladerita, que hacía las veces de mesa, explicaron que tienen mesa de camping pero esta vez prefirieron llevar el cochecito del pequeño y una carpa para guarecerse del viento.

Al otro lado de la avenida Los Cóndores, dos matrimonios de Rivadavia y Junín prefirieron sentarse en un restaurante. Micaela Acosta contó que su hijo Luis estaba un poco enfermo y le recomendaron el aire fresco. Por eso, cuando Ana María Rubiales y Alberto González los invitaron a ir a la montaña, no dudaron en sumarse con su esposo Luis. Como ya habían terminado con los platos de pastas y matambre, estaban pensando en hacer una cabalgata para aprovechar el buen tiempo.

Los Carnali y Abrego prefirieron armar campamento al lado de la ruta del perilago. El viento le estaba complicando la tarea de encender el fuego a Juan, pero Julio lo ayudaba. Rosalinda comentó, luego de extender un mantel a cuadros sobre la mesa, que suelen salir los domingos a compartir una comida al aire libre. Mayra y Vanesa cuidaban del pequeño Giovanni, que ni se veía porque estaba muy protegido del frío en el cochecito. Mientras, Abel jugaba con su hija Camila, acostumbrada desde pequeña a estar en la montaña.

Como el año pasado también comieron un asado en la montaña y pasaron bastante frío, esta vez la familia Quiroga, de Lavalle, se ubicó en un desagüe pluvial que pasa por debajo de la ruta. Mario, Alicia, Juan José, Cintia y Cristian tenían doble motivo para festejar: el Día del Trabajador y que uno de ellos se había comprado un auto nuevo. Además, querían visitar el renovado Hotel Potrerillos, que abrió sus puertas anteayer.

Raúl Herrera y Liliana Pavón soportaban estoicamente el aire frío que empezó a soplar poco después de las 14, porque no querían perderse la vista del agua azul del embalse. Contaron que, como a él a veces le toca trabajar los domingos, ayer aprovecharon para pasear y que, después de la sobremesa, iban a seguir camino a El Salto.

La familia Levia, de visita desde Río Negro, y los Macacaro, oriundos de Lavalle, habían decidido pasar el domingo junto al embalse. "Como si nos fuéramos a Bariloche", lanzó Ramón Levia, quien se repartía entre la parrilla en la que se cocinaban unos pollos y el juego de tejo que compartía con Javier y Giuliana. Reunión familiar, paseo y celebración se combinaron para asegurar un buen momento.

Temporal en alta montaña

El camino internacional presentó ayer una variedad de paisajes. El cielo nublado del Gran Mendoza se convirtió, en cuanto se emprendía el desvío de la ruta 7, en una bruma que cubría la parte alta de la montaña nevada a lo lejos. Poco antes de llegar a Uspallata, el valle se iluminaba con los rayos del sol, aunque un viento casi cálido levantaba tierra y hojas por igual. Unos kilómetros más adelante, comenzaba la lluvia y la bóveda se iba oscureciendo a medida que se acercaba al límite con Chile.

A las 11, el paso fue cerrado por un temporal de nieve y granizo del lado chileno, y los conductores que pretendían cruzar al vecino país eran informados, a la altura del parador en Uspallata, de que tenían que regresar. Sin embargo, se permitía seguir de paseo hasta Penitentes, aunque la lluvia persistente había alejado a los visitantes.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA