En momentos en que en Europa se están batiendo todos los récords de temperaturas máximas, la agencia Moody's reconoció que el cambio climático no es una cuestión coyuntural o un "invento", como lo ha manifestado en reiteradas ocasiones el presidente de EE.UU., Donald Trump. Es, en cambio, una variable que influye en la economía mundial, por lo que hace falta incluirla en las evaluaciones de riesgo.
Este cambio de opinión es toda una novedad en el ambiente de Wall Street, habida cuenta que el actual gobierno estadounidense se ubica en la vereda de los negacionistas del cambio climático.
Pero Moody's, (seguramente muy pronto será seguido por Standard & Poor's y Fitch), ha decidido tenerlo muy en cuenta, para lo cual anunció la compra de la mayoría del paquete accionario de Four Twenty Seven, una consultora especializada en evaluar el impacto medioambiental en la economía y las empresas.
La compañía se dedica a cuantificar de qué manera pueden afectar los fenómenos climáticos extremos, tales como inundaciones, huracanes, terremotos, olas de calor, y el aumento del nivel de los océanos, pero también el calentamiento global, que para nadie de la consultora es un hecho aislado. Analiza 2000 empresas de 196 países, mientras que, en EE.UU., releva más de 760 ciudades, todo gracias al uso del big data.
"Empezamos a considerar todos estos riesgos de manera muy seria. No podemos evaluar lo que no comprendemos", explicó Myriam Durand, a cargo de las calificaciones mundiales de Moody's Investors Service. Esto muestra que la agencia entiende que el riesgo climático tiene que formar parte de sus evaluaciones para que éstas sean lo más fidedignas posible.
UN OASIS
Este paso que da Moody's parece un oasis en el medio del desierto informativo en el que el gobierno de Trump ha decidido permanecer sobre este tema. Desde hace varios años, incluso antes de que se lanzara a la carrera política, el magnate inmobiliario ha manifestado puntos contrapuestos sobre el proceso de cambio climático.
En 2012, a través de su cuenta de Twitter, decía: "El concepto de recalentamiento global fue creado por y para los chinos, con el objetivo de volver no competitiva a la industria manufacturera estadounidense", concepción que luego puso en práctica desde su presidencia. A pesar de ello, hoy parece increíble que el mismo Trump firmara en 2009, junto a otros 50 líderes empresariales, una solicitada de página entera en The New York Times para pedirle al entonces presidente Barack Obama que defendiera "medidas significativas y efectivas para combatir el cambio climático, que permitieran proteger a la humanidad y a nuestro planeta".
TOMA DE CONCIENCIA
Sin embargo, por más que el actual gobierno estadounidense no quiera reconocer el cambio climático, los mercados financieros y las empresas sí empiezan a tomar conciencia de los peligros que se avecinan.
¿De qué manera puede influir el riesgo climático en la calificación crediticia de una empresa o gobierno? En su capacidad de devolver en tiempo y forma un préstamo que tomó o un bono que emitió en caso de que una catástrofe lo afecte. En ese sentido, el mejor ejemplo es el de Puerto Rico, donde en septiembre de 2017 el huracán María devastó (en sentido literal) la isla, dejando daños por u$s 100.000 millones y un impacto que, para la economía puertorriqueña, implicó retroceder 40 años en el tiempo.
Por eso, ya está comprobado que el recalentamiento global amenaza la capacidad crediticia de muchos agentes económicos. Las inundaciones, incendios o temperaturas extremas repetidas podrían generar, por ejemplo, grandes migraciones de habitantes de una ciudad, provocando una caída significativa de sus ingresos fiscales y, por ende, de su capacidad de pago de una deuda.
Además, es un hecho comprobado que los inversores ya están pendientes de esta clase de factores. De acuerdo con un estudio realizado por Smith's Research and Gradings, en el mercado de bonos municipales de EE.UU., la proporción de inversores que manifestó estar preocupada por el impacto del medio ambiente pasó del 6% al 19%. Y eso a pesar de que muchas ciudades costeras del país todavía tienen calificaciones AAA, por más que exista el antecedente del huracán Katrina en la ciudad de Nueva Orleans.|