El retador que sueña con dar el batacazo - Por Marcelo Zentil

De Marchi está decidido a darle batalla interna a Suárez, pero el contexto le juega en contra.

El retador que sueña con dar el batacazo - Por Marcelo Zentil
El retador que sueña con dar el batacazo - Por Marcelo Zentil

Hay una pregunta que en las últimas semanas Omar de Marchi ha escuchado una y otra vez, y que a esta altura ya lo altera: “¿En serio vas a presentarte?”. Ante cada interlocutor, responde lo mismo: “Sí, y voy a ser gobernador”.

El viernes, un funcionario suyo insistió con el interrogante. “Después de lo de ayer (por el acto que hizo para lanzarse), no tengo chances de bajarme. Si lo hiciera, debo irme de Mendoza”, se sinceró el precandidato que enfrentará al radicalismo en las PASO.

Al macrista intendente de Luján le sobra confianza, aun cuando su armado territorial genera interrogantes incluso entre quienes lo apoyan. Esa falta de “estructura” para enfrentar a la UCR es la que ha alimentado las dudas.  Quienes lo conocen bien, no dudan.

“Cuando se pone un objetivo, el Omar avanza y nada lo hace cambiar de opinión”, describe un dirigente que supo estar muy cerca suyo en otros tiempos.  En el Gobierno también dejaron atrás la convicción de que daría un paso al costado.

“Hace unas semanas, creía que se bajaba, pero hoy estoy seguro que va a competir”, se sincera uno de los hombres que rodean al gobernador, Alfredo Cornejo. El radicalismo llegó a esa conclusión luego de proponerle a De Marchi ser el candidato a vicegobernador de Rodolfo Suárez o encabezar la lista de diputados nacionales, además de incluir a seis candidatos en puestos “entrables” en las listas de legisladores provinciales y también lugares expectantes en las boletas de concejales de los 18 departamentos, como si hubiera logrado la minoría en las primarias.

Cuando Cornejo y Suárez vieron que el macrista no cedería, se decidieron a avanzar con la postulación de Martín Kerchner en Luján y confirmar a Mario Abed como vice. Así, la instancia de negociación quedó cerrada. Ellos tampoco pueden dar marcha atrás.

“Le dábamos más de lo que va a tener si saca la minoría en las PASO”, se queja otro habitué de la “mesa chica” cornejista. En la Casa de Gobierno primero alentaron la interna: creían que serviría para activar el “músculo” electoral. Pero luego decidieron que era mejor evitarla. El plan falló.

De Marchi está decidido y eso también lo ven en la Casa Rosada. El intendente debió explicar allá su decisión de ir a una interna y sus argumentos convencieron. Otra sería  la historia si Cornejo hubiera podido ser reelecto: no lo habrían dejado seguir.

Más allá de ese “permiso”, le pusieron condiciones: la campaña no puede transformarse en un campo de batalla que deje heridos después de las PASO. “Nuestro rival es el kirchnerismo”, dicen. Por eso, cuando en Buenos Aires leyeron que en su acto el lujanino había rescatado lo hecho por Cornejo y planteó cómo mejorar hacia adelante, respiraron aliviados. Ése debe ser el tono.

Los opuestos parecidos

Está claro que la sociedad entre radicales y macristas mendocinos sólo fue por conveniencia, como la nacional. Tienen algunas coincidencias, pero sólo los unió la necesidad de ganarle al peronismo en 2015. Y lo mismo puede decirse de la relación entre Cornejo y De Marchi. Nunca fueron amigos, siempre se recelaron.

En los últimos tiempos, desde que el lujanino decidió emprender su camino, la relación empeoró. Cuentan que en una reunión reciente, los gritos de Cornejo se escucharon hasta en el pasillo de la Casa de Gobierno. De Marchi no se quedó callado. Los que se quedaron mudos fueron los otros participantes del encuentro.

Esos choques tal vez tengan más que ver con sus semejanzas que con sus diferencias.

El Gobernador y su retador son de los que se levantan y acuestan pensando en política.

A ambos los apasiona la rosca. Aunque construyeron caminos distintos.Cornejo fue durante años el armador que trabajó para otro. Primero Biffi, después Cobos. Hasta que se decidió a dar el salto y ser él el jefe. De Marchi, en cambio, siempre tuvo las luces apuntando a él: fue concejal, diputado provincial, intendente y diputado nacional. Se probó como candidato a gobernador y le fue mal.  Su ambiciosa carrera tiene una particularidad: ha sido presidente de los dos partidos políticos en los que ha militado. Su cambio de vereda, junto a muchos más, empezó a marcar el declive demócrata.

El PD, enojado con Cornejo, hoy lo apoya, pero hay un problema: no es parte del frente Cambia Mendoza. Para serlo, debe ser aceptado por la UCR y el Pro. Sin unanimidad de los socios, no entra nadie. El viernes, después de lo que para muchos fue el acto de lanzamiento de De Marchi, empezó a hablarse de un veto radical a los demócratas para dejar al macrista sin aliado.

La guerrilla interna incluyó el desplante de tres legisladores del Pro, que no fueron al acto. Desde el comando demarchista apuntan al Gobierno: “Tratan de robar dirigentes como si a la gente le importara o los conociera”. Los ausentes apuntan al personalismo del precandidato, quizás olvidando que es inherente al liderazgo político.

En el caso del líder local del Pro se acentúa porque sin intendentes, ni un gran bloque legislativo, ni figuras fuertes que lo respalden, su aventura interna depende exclusivamente de lo que él pueda hacer. De Marchi confía en su imagen y en su gestión para traccionar a unas listas que aún son un misterio. Hoy los pronósticos le juegan en contra porque deberá enfrentar a un contendiente que tiene el apoyo del actual gobernador, que es el político con mejor imagen de la provincia, y de doce intendentes, la gran mayoría con alta consideración en sus municipios.

Por eso, y aunque él se enoje, hasta que venza el plazo de presentar listas, en un mes, la misma pregunta va a seguir flotando: ¿se presentará?.  El precandidato guarda silencio sobre un nombre clave, su sucesor en Luján. Muchos dan por seguro al diputado Sebastián Bragagnolo, su sobrino, pero aún no está decidido.

Tampoco suelta prenda sobre la mujer que lo acompañará en la fórmula. Sus detractores echaron a correr el viernes el nombre de Silvia Jardel, gerenta del CEM, y también suena Daniela Stella, presidenta de la Coalición Cívica local. Nada está dicho, o al menos revelado.

Hace unos días, en confianza, alguien que lo conoce desde que empezó le preguntó si no se estaba apurando. “Los caminos se han dado así. Percibo que puedo ganar. Es cierto, puedo perder, pero qué pasa si pierdo. Nada. En cambio, si gano...”, respondió De Marchi con ojos brillantes.

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