Dedicar horas de deliberación eligiendo el DVD o VHS para una juntada de amigos quedó en el pasado. El streaming arrasó con los formatos físicos de películas e instaló un nuevo paradigma de consumo hogareño. Blockbuster pasó al olvido, sí, pero lo que pocos saben es que Netflix sigue alquilando DVDs en 2019. ¡Y que llegó a los 5.000 millones la última semana! Otra muestra de que el karma existe: en el año 2000, Blockbuster rechazó un negocio millonario para quedarse con Netflix.
Para los olvidadizos, Reed Hastings y Marc Randolph concibieron en 1997 a Netflix como un servicio de alquiler de DVDs que se enviaban por correo a cada hogar. Un año después, Netflix ya era el primer videoclub online de los Estados Unidos con apenas 30 empleados y sin la necesidad de desplegar tiendas físicas. Si bien imitó el mismo sistema de plazos de devolución de Blockbuster, introdujo el concepto de suscripción mensual, sagrada fórmula del modelo actual.
Entrado el nuevo milenio, Blockbuster era la estrella consolidada en varios continentes. Incluso, Warner Bros. le ofreció al CEO de la época, John Antioco, un jugoso y exclusivo acuerdo por sus películas: la empresa de alquiler se quedaba con el 60% de las ganancias a fin de consolidar el DVD frente a la progresiva desaparición del VHS.
Mientras las conexiones a internet crecían sostenidamente, Antioco concretó medidas para que Blockbuster replicara su éxito en el campo online. A través del programa Total Access, los socios de Blockbuster podían alquilar películas tanto en las tiendas como por la plataforma web. Los números favorecieron a Blockbuster, que se llevó el 70% de los nuevos clientes frente al 30% de Netflix, lo que encendió la alarma.
Según reveló Forbes, en el año 2000, Hastings se reunió con Antioco en Dallas, Texas, a fin de ofrecerle la venta de Netflix por 50 millones de dólares. Le ofreció la posibilidad de manejar la marca de Blockbuster en el alquiler online a cambio de que Netflix fuera promocionado en los videoclubes. Cuenta la leyenda que Antioco estalló en risas al salir de la oficina.
Blockbuster siguió con su modelo mixto de alquiler de videos e, incluso, desechó un acuerdo con la empresa Enron para crear un servicio on demand. El poder de la marca llevó a crear los puntos Game Rush, concepto que incorporaba videojuegos y accesorios de informática. Y llegó el pico de popularidad: en 2004, Blockbuster alcanzó más de 9.000 tiendas repartidas en todo el mundo. Pero todo lo que sube…
En 2007, la compañía empezó una campaña agresiva con Total Access en la que por cada DVD alquilado por internet, el socio recibía una película gratis si la devolvía en una sucursal. Fue un éxito, pero nunca captó los suficientes suscriptores y cada arriendo "gratuito" le costó a la empresa dos dólares.
Una posterior crisis llevó al desplazamiento de Antioco y a la contratación de James W. Keyes, ex presidente de las tiendas 7-Eleven, como nuevo ejecutivo de Blockbuster. Pero dejó de lado la estrategia de Antioco a fin de diversificar la oferta de los videoclubes con golosinas, gaseosas, comida rápida, snacks, helados y artículos electrónicos. Hasta dijo que Netflix no era su competencia sino Walmart y Apple.
Todos sabemos lo que sucedió luego: Blockbuster se declaró en quiebra en 2010. Y mientras hoy apenas resiste una sucursal en Oregon, donde es una atracción turística, Netflix está valuada en 152 mil millones de dólares, con alrededor de 148 millones de suscriptores y miles de horas de contenido original (nos guste o no).
Nosotros también fuimos a Blockbuster
Cómo olvidar los martes de descuentos en el Blockbuster de Rivadavia y Patricias Mendocinas. Una mañana de enero de 2010, la fachada de la sucursal amaneció tapada de cartones. Los empleados se enteraron ese mismo día de lo que la empresa describió como un "proceso de reestructuración debido a la caída en la rentabilidad por la fuerte piratería", que antes se había traducido a cierres en locales de Godoy Cruz, Maipú y San Martín.
Blockbuster llegó a nuestro país en 1995 y en 2013 cerró el último videoclub. En su mejor momento, la compañía llegó a tener 90 locales, 400 empleados y un millón de clientes, pero en sus últimos meses de operaciones sólo el 40% de sus ingresos provenían del alquiler de DVDs.
Mucho se habló de los graves embates provocados por la falta de legislación contra la piratería, pero tampoco Blockbuster se esforzó por adaptarse a los tiempos del streaming. La condena fue letal.