Acaso una dulce melodía de Smetana conduce hasta llegar a la Plaza Vieja, donde una especie de embrujo estético paraliza: el que produce el reloj astronómico de la torre del ayuntamiento, uno de los edificios más espectaculares de la ciudad. Su torre tiene 69,5 metros de alto y ofrece una casi perfecta vista panorámica.
Según la historia, la construcción del reloj astronómico es iniciada por Nicolás de Kadan a principios del siglo XV; con 600 años de historia, su delicado mecanismo es cuidado por el décimo sexto relojero encargado de mantenerlo en funcionamiento, Otakar Zámecnik. Esta pieza de ingeniería medieval está compuesta por una esfera superior (signos del zodíaco) y una esfera inferior (reloj calendario). Cada vez que el reloj marca las horas, asoma primero la figura de La Muerte en forma de esqueleto que aparece a la derecha de la esfera superior: ésta tira la cuerda que sostiene en la mano derecha. En la mano izquierda tiene un reloj de arena que levanta e invierte. Se abren entonces dos ventanas y aparecen las imágenes de los 11 apóstoles en cabezadas por San Pedro, con una llave dorada en la mano, y al final San Pablo con una espada y una pluma. Un gallo canta y el reloj marca la hora.
Las otras figuras animadas son El Turco, símbolo de la lujuria, que sacude la cabeza de lado a lado; La Vanidad, que se mira en un espejo, y La Avaricia, representada por un "mercader de Venecia". Una muestra de cómo se prefigurarían luego los estigmas de la historia occidental y cristiana sobre los demás pueblos.
Sin embargo, la originalidad de este reloj radica en su complicada esfera astronómica, que indica la posición y el movimiento de los cuerpos celestes con relación a Praga. Es también el único del mundo capaz de medir la hora babilónica, importante para la magia y la alquimia. El día babilónico abarca el período de tiempo que va de la salida a la puesta del Sol. Esto significa que en verano la hora babilónica es más corta que en invierno.
Muchos creen que este reloj se construyó para dar la hora exacta, pero no es así; se lo creó para reproducir las órbitas del Sol y de la Luna alrededor de la Tierra y el movimiento de los astros a través de los signos zodiacales.Por este motivo, el relojero que repara este reloj astronómico debe dominar muchos oficios para ser capaz de confeccionar las piezas requeridas. Otakar Zámecnik lo ha aprendido de su antecesor, Josef Valásek, de la firma Hainz. Según cuenta la leyenda, el reloj se detuvo en 1865 y parecía que sus días habían terminado, pero el relojero Ludvík Hainz logró reparar el complicado mecanismo. Y un incendio provocado por un bombardeo al término de la Segunda Guerra Mundial, estuvo a punto de destruirlo.Los praguenses cuentan que, en el año 1987, se rompió el hilo metálico que regula el movimiento de los apóstoles.
Estos desfilaban sin cesar y la figura de la Muerte tiraba ininterrumpidamente de la cuerda de la campanilla. La gente se reía y comentaba que el toque a difuntos era para los comunistas, que en esos días estaban celebrando un congreso. Dos años después cayó el régimen.