Hace más de 12 años que me fui, pero hay cosas que añoro:
Llegar de bailar el sábado a la noche y recoger el diario
Los Andes
que el canillita dejaba en la ventana, y leerlo un poco antes de ir a dormir (me encantaba la revista).
Añoro el "horario de comercio" (en realidad la oportunidad de almorzar en casa y dormir la siesta).
Añoro mucho los mates con mi abuela (quien ya no está) y el té religioso con mis hermanos y los amigos que estuvieran a esa hora en casa (¡con tortitas, obviamente!).