“Fue un evento memorable que invita a participar en los años venideros”, fue la nota generalizada de la flota argentina al finalizar la primera edición del Campeonato del Oeste. Un año después, el timonel uruguayo Pedro Garra destacó en Facebook: “Gracias totales por un excelente campeonato, por un lugar inmejorable e impresionante organización”.
Potrerillos, una vez más, agasajó a los participantes con buenos vientos; el clima fue el principal aliado para que se pudieran disputar las 11 regatas programadas distribuidas en tres días de competición, además de las dos series de preparación celebradas el viernes. Un argumento que alimentó y renovó las ansias de crecer para el próximo año.
El balance del torneo 2016 fue mucho más que alentador para los organizadores porque se siguen cimentando las bases del circuito nacional de la categoría J-24 y además porque cobijó a una flota de 25 embarcaciones: 19 tripulaciones de la clase de veleros de casi ocho metros de eslora (largo) y 6 más de la categoría Soling.
El evento, realizado por el Yacht Club Mendoza, la Asociación Mendocina de Windsurf y la Asociación Argentina de la clase J-24, durante el fin de semana también trascendió lo netamente deportivo. Ya que el público recuperó las costas del dique para disfrutar del espectáculo propuesto en el agua.
En la cancha de regatas en tanto, la segunda fecha de la “Triple Corona”, circuito nacional con capitales también en Buenos Aires y Córdoba, estaban expuestas las razones por las cuales los amantes de la náutica centraron su atención en Mendoza.
Un lote estelar de participantes entre los que se destacaban Ezequiel Despontín (ganador de edición 2015), Matías Pereyra (medalla de oro en la clase J/24 en los Juegos Panamericanos 2015), Guillermo Parada, de una dilatada trayectoria internacional y ganador en 2016, el uruguayo Pedro Garra (campeón sudamericano de la categoría) y los anfitriones del “PiedraVlanca” liderados por Sebastián Halpern.